MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Inculcar la lectura y el estudio de las ciencias

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José Vasconcelos iniciaba oficialmente los servicios de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en julio de 1921. Esta nueva dependencia estaría a cargo de la alfabetización de la población rural del país y, simultáneamente, procuraría la elevación cultural de la población.  

Con estas ideas y a través de la publicación del decreto en el Diario Oficial de la Federación, se creó la SEP el 3 de octubre de 1921. 

Esta secretaría, que desde su fundación trabajó para alcanzar fines tan loables como la educación, en los tiempos que corren no ha sido capaz de honrar el legado de Vasconcelos, y tampoco ha podido responder a las apremiantes urgencias del momento. 

En primer lugar, porque en el gobierno morenista (y también antes) quienes la han dirigido han sido personajes inefables; las pifias y delitos cometidos por Delfina Gómez y la evidente incapacidad de Leticia Ramírez, la actual titular de la SEP; en segundo lugar porque contando con recursos suficientes para sacar del rezago educativo a millones de niños –el banco mundial estima que siete de cada 10 niños no saben leer–, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha decidido que el gasto más importante en educación será en el programa “La Escuela es Nuestra”, está claro que el único responsable de la crisis educativa que vive nuestro país es el gobierno en turno con sus pésimas decisiones.

El combate contra los bajísimos niveles en comprensión lectora no se lograrán con el nuevo plan educativo. Y para muestra un botón, en el ámbito de la lectura, la Nueva Escuela Mexicana (NEM) propone la literacidad; es decir, enseñar la lectura y escritura con un enfoque sociocultural y, aunque en la NEM se confiere la importancia debida al aprendizaje de la lectura, la poca claridad de cómo se ha de implementar genera incertidumbre.

A este hecho hay que sumarle la visión que tiene la NEM con respecto a la evaluación:  “No se trata de contabilizar las tareas que entregó la o el estudiante, el número de sus asistencias, el porcentaje de requisitos que cubrió, ni el número de exámenes que aprobó; más bien, se trata de juzgar si lo que hizo el estudiante está bien o no a partir de la comprensión de lo que no se ha hecho”. Cualquier docente con experiencia mínima en el aula estará de acuerdo en que esa propuesta es un absurdo.  

Para determinar si los estudiantes logran los aprendizajes y habilidades, de acuerdo con los objetivos trazados en determinada asignatura, es indispensable el uso de herramientas que permitan evaluar de manera objetiva y crítica el aprendizaje adquirido por los estudiantes, de no hacerlo así no se puede determinar correctamente el avance de los estudiantes, tampoco podría saberse cómo intervenir en los procesos para corregir, por tanto, es fundamental contar con un instrumento de evaluación objetivo. 

Para combatir el rezago en materia de comprensión lectora se debe de impulsar, entre otras medidas: 1) plan nacional de lectura que promueva el gusto e importancia de la lectura en los estudiantes de nivel básico, acercándolos a lo mejor de la literatura; 2) acceso a los libros por medio de la construcción de bibliotecas en escuelas y comunidades. De acuerdo con el informe “Educación Obligatoria en México” sólo 4 de cada 10 escuelas tienen biblioteca y,  3) actividades en las escuelas, barrios y pueblos para acercar la lectura a todos los sectores de la población. Sería de mayor provecho que se destinaran recursos para un plan de este tipo en lugar de destinar recursos al programa La Escuela Es Nuestra (LEEN).

En el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2023 no hay recursos para impulsar proyectos que coadyuven verdaderamente a echar atrás la crisis educativa que se manifiesta en la falta de infraestructura y equipamiento escolar; en alfabetismo que afecta al 4.9 por ciento de la población y que tiene al 49 por ciento de los mexicanos con un nivel educativo de apenas primero de secundaria. 

La realidad pone en claro que López Obrador está interesado en mantener pobres e ignorantes a los mexicanos, pues así conviene a los intereses de los poderosos de este país que son para los que gobierna el partido Morena. 

Mientras seguimos construyendo la organización con la que cambiaremos en definitiva el rumbo de nuestro país, los docentes debemos seguir haciendo, como hasta ahora, nuestro mejor esfuerzo para inculcar en los niños y jóvenes el amor por las lectura y el aprendizaje de las matemáticas, la ciencias y todo lo mejor de la cultura que ha creado la humanidad, y simultáneamente debemos inculcar en todos ellos el deber de ser, junto con nosotros, los educadores del pueblo, para que este cobre conciencia de la fuerza que reside en él y se decida a hacer de México una nación próspera para todo el pueblo.

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