En tres años del gobierno del morenista de Felipe Arvizu de la Luz en Ixtapaluca, el municipio se encuentra en un completo deterioro y rezago. Las conquistas que los ixtapaluquenses habían logrado en materia deportiva, cultural, de infraestructura, servicios, entre otros, se han desvanecido por falta de mantenimiento y voluntad de gobernar bien.
Está demostrado que el presupuesto de Ixtapaluca, que supera los mil millones de pesos anuales, es aceptable para satisfacer las necesidades básicas y avanzar. Eso quedó claro durante el gobierno del Movimiento Antorchista, que demostró que era posible transformar el municipio, aun cuando heredó un rezago histórico generado por los padrinos de quienes hoy están en el poder.
Podría parecer que vivimos de glorias pasadas, pero los logros, especialmente cuando benefician a la mayoría, deben ser recordados como testimonio de lo que podemos alcanzar.
Inaugurar una pavimentación por día, crear el Transporte Universitario, construir el CERMAS y la magna Ciudad Deportiva, introducir más de mil kilómetros de redes de agua y perforar un promedio de 2.5 pozos por año, entre otras obras inimaginables para un municipio de la zona metropolitana de la Ciudad de México, son hechos dignos de reconocimiento. Obras como las albercas, los polivalentes, las techumbres escolares, entre otras, no solo marcaron una diferencia, sino que deben ser motivo de orgullo permanente.
No solo no avanzó, sino que provocó un retroceso en el municipio, dejando que lo construido anteriormente se deteriorara hasta el punto de perder su funcionalidad, eficacia y utilidad
Del Ixtapaluca del progreso, ahora vivimos en el Ixtapaluca del terror, el rezago, el abandono, la oscuridad y un pésimo gobierno.
Felipe Arvizu ha realizado varias campañas políticas prometiendo siempre un cambio y soluciones a todos los problemas. Sin embargo, tras tres años, podemos decir que no solucionó ningún problema, los profundizó; incluso podemos afirmar que él es el problema.
Lo más lamentable sería que no existiera una alternativa y que la población tuviera que resignarse a no encontrar salida. Pero la solución está frente a nosotros, al alcance de todos. El futuro está en nuestras manos. La opción es la organización popular para conquistar mejores condiciones de vida para todos y todas. ¡Vayamos organizándonos!
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