Desde hace varios años, la lucha de la izquierda para “ayudar” a los indígenas en México se ha centrado en dejarlos ser libres en “sus usos y costumbres”, aunque esos usos y costumbres no siempre sean lo mejor para que puedan vivir libremente, con dignidad humana.
Vivir así implicaría que salieran de la pobreza que margina sus vidas y que crece conforme el capital se desarrolla, del hambre que hay en sus casas todos los días, de la ignorancia a la que los somete el sistema, del desempleo y del olvido del Gobierno que sólo ve en ellos gente “bárbara” a la que no tiene caso ayudar.
Del 10 al 15 de agosto se llevará a cabo la Feria Huitzilan de Serdán 2024, que es una feria completamente gratuita, popular, con mucha tradición indígena y que se ha convertido en una de las más importantes del estado de Puebla.
La izquierda mexicana ha denunciado la miseria de los indígenas y cómo el capital los aplasta, pero no sabe cómo luchar contra eso.
Es necesario acabar con el “indigenismo hipócrita” que promueven la izquierda mexicana y las clases medias “intelectuales”, porque esa incorrecta manera de analizar el sufrimiento de los indígenas del país sólo logra que esos grupos se sientan diferentes y acepten estoicamente su atraso y marginación “en libertad”.
Se ha criticado bastante a los políticos de izquierda actuales que usan la lucha de los pueblos indígenas para adornarse como personas solidarias, pero es una lucha que no va más allá de un discurso, porque no hacen algo efectivo para transformar la situación de esos pueblos. Los dejan en el olvido.
El Movimiento Antorchista llama a los pueblos indígenas a organizarse, educarse y ser parte de la lucha activa para solucionar sus problemas. Antorcha no promete soluciones.
Antorcha los llama a luchar, para que “ellos sean el motor del desarrollo de su pueblo”, como dijo el líder nacional de nuestra organización, Aquiles Córdova Morán, en un discurso dictado durante el concurso de oratoria en la XIX Espartaqueada Nacional Cultural. Y remató:
“Antorcha piensa que el hecho de que se acepte el progreso no tiene que ir contra los valores del grupo étnico. Hay que conservar lo que debe conservarse y progresar en lo que se tenga que progresar”.
Vamos a luchar junto a ustedes, como sus hermanos de clase, como sus hermanos humildes y pobres, pero “sin agredir su identidad cultural, ni sus tradiciones, vamos a hacer que florezcan, que se perpetúen y desarrollen, ese es el mensaje de Antorcha”.
En Huitzilan de Serdán, ubicado en la Sierra Norte de Puebla, así hemos trabajado durante 40 años. Ya antes hemos contado cómo llegó Antorcha a Huitzilan, pero si alguien quiere saber a detalle la historia, lo invito a que lea “Huitzilan de Serdán: la derrota de los caciques”, un libro del periodista Alejandro Envia Fisher, publicado por Editorial Esténtor en marzo de este año.
Gracias a cómo los indígenas huitziltecos se organizaron, educaron y lucharon todos los días, han transformado su municipio. En 1984 eran un pueblo perdido en la sierra poblana, con tres escuelas sin maestros, porque fueron asesinados o corridos por los caciques, sin caminos, sin comida, sin agua potable, sin energía eléctrica, sin clínicas, sin autoridades y que vivía bajo las amenazas de muerte de la Unión Campesina Independiente (UCI).
A los rebeldes se les asesinaba de inmediato y sus cuerpos no podían ser levantados para velarlos y enterrarlos cristianamente, no; debían podrirse en la calle y ser devorados por los perros hambrientos para generar terror entre los indígenas huitziltecos. Más de 150 fueron asesinados.
En 1984, un grupo de huitziltecos valientes e inconformes buscó a Aquiles Córdova en Tecomatlán. Le platicaron su dura vida y Antorcha se decidió a ayudarlos con toda su fuerza, a luchar contra la UCI y el cacicazgo de los Aco.
Ahora, 40 años después, Huitzilan es un modelo de desarrollo de un pueblo indígena para todo México.
En 1984, los huitziltecos buscaban sobrevivir a la masacre y no había quien estudiara una carrera universitaria o se convirtiera en artista de alta calidad o deportista competitivo a nivel nacional e internacional.
Ahora, bajo los 40 años de lucha, muchos jóvenes estudian carreras universitarias, son artistas de renombre y hay varios deportistas que compiten a nivel internacional. Huitzilan ha cambiado desde su raíz, porque ahora no gobiernan los caciques, sino el pueblo humilde. Hace dos años, escribí:
“En 1970 sólo el 15 % de las casas tenía energía eléctrica; ahora la tiene el 100 %; en 1970 sólo el 15 % de las familias tenía agua entubada y ahora la tiene más del 96 %.
De las mil 482 viviendas que existían (según el Inegi) sólo diez estaban conectadas al drenaje público y ahora el 83 % de la población cuenta con este servicio.
En 1984 sólo había un kilómetro de calles empedradas y ahora el 90 % de las calles tiene pavimento hidráulico.
En 1984 en la cabecera municipal sólo había un kínder, una primaria y una telesecundaria, y las tres estaban cerradas.
El 22 de enero de 1982, la UCI asesinó al maestro Abelardo Bonilla, profesor de telesecundaria en la comunidad de Mazapa, Zacapoaxtla, que asistió a Huitzilan a un partido de básquetbol con sus familiares.
El asesinato llevó a la SEP a cerrar la telesecundaria Martha Molina Sosa, la primaria Niños Héroes y el preescolar.
Ahora en Huitzilan hay más de 50 planteles educativos: diecinueve preescolares, 20 primarias, siete secundarias, cinco bachilleratos y una Normal Superior.
En 1984 sólo existía una clínica del IMSS, en Totutla, y ahora la salud de los pobladores se atiende en tres clínicas, diecinueve casas de salud y un hospital, atendido por 25 enfermeras y diez médicos.
Además, las 27 canchas públicas del municipio están techadas, cuentan con una gran unidad deportiva que tiene gradas, pista de atletismo, gimnasio al aire libre, áreas de juegos, campo de futbol profesional y cancha de futbol rápido, así como un auditorio con capacidad para 7 mil personas.
La calidad de vida de los huitziltecos ha mejorado, como producto de su unidad para defender su derecho a una vida mejor en contra de los caciques, pistoleros y la indiferencia del Gobierno estatal y federal”.
Todo esto lo platico porque del 10 al 15 de agosto se llevará a cabo la Feria Huitzilan de Serdán 2024, que es una feria completamente gratuita, popular, con mucha tradición indígena y que se ha convertido en una de las más importantes del estado de Puebla.
Es una feria muy segura, en la que usted y su familia se divertirán sanamente. En la Feria Huitzilan 2024 se realizará la tercera edición de la Expo Café, en la que habrá conferencias, talleres y la carrera de quintal, organizada por la cooperativa “Unidos por café Huitzi”.
También podrán acudir al encuentro de bordados tradicionales, a la demostración gastronómica, al encuentro de tríos huastecos, así como al concurso de la canción, la poesía y los Xochisones. Habrá eventos deportivos, como el torneo de básquetbol, competencia de ciclismo, torneo de futbol soccer y de futbol rápido, y el trail running.
El presidente Josué Elías Velázquez encabezará la mayordomía principal y el Comité de Feria, la presidencia municipal y el Movimiento Antorchista llevarán jaripeos de alto nivel y bailes gratuitos para toda la familia, con grupos como Max Peraza (exvocalista de la banda Clave Nueva), Los Hijos del Pueblo, Los Managers, El Poder del Norte y el famoso Virlán García.
Antorcha los invita a que acudan a la Feria Huitzilan 2024. Es una belleza no solo por todo lo que ofrece de manera gratuita, sino por la gran hospitalidad de los indígenas huitziltecos, que siempre reciben al turista con una gran sonrisa, que demuestra su gran corazón.
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