El presidente Andrés Manuel López Obrador ha repetido que va a continuar la estrategia de subsidiar la gasolina y el diésel, a través de estímulos fiscales a Pemex, para que no aumenten los precios de estos combustibles, como consecuencia del incremento de los costos internacionales por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
No obstante, hay reportes en las plataformas digitales del sector gasolinero, de que los precios para la gasolina premium han alcanzado máximos en algunas estaciones de servicio, hasta casi los 30 pesos.
Por otra parte, expertos advierten que el subsidio a combustibles que otorga el Gobierno federal, por medio del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), representará una pérdida recaudatoria equivalente al 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). De mantenerse los niveles actuales del estímulo fiscal a la cuota del IEPS de las gasolinas y diésel tendrá un costo de 554 mil millones de pesos; además, la aplicación de este tipo de subsidios puede tener un efecto regresivo en la población, ya que las personas de mayores ingresos son quienes más contribuyen con la recaudación del IEPS a combustibles.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) tiene la facultad para cobrar un impuesto especial sobre productos y servicios en la gasolina y el diesel; sin embargo, ante el alza en el precio del petróleo crudo, no solo ha disminuido el impuesto, sino que lo ha exentado. En abril de 2021, cobró 21 mil 233 millones de pesos; en enero de 2022 sólo 11 mil 315.8 millones.
El pasado 4 de marzo Hacienda publicó que otorgaría un estímulo del 100 por ciento al IEPS de la gasolina regular y el diesel; aunció también un estímulo complementario para los contribuyentes de IEPS.
Ahora bien, es del dominio público que el petróleo ha dejado de ser un pilar económico para México debido al lastre que representa la empresa estatal Petróleos Mexicanos. En días pasados fue ampliamente difundido que Pemex registró una pérdida de más de 224 mil millones de pesos. Esta vez, los mexicanos tenemos que afrontar una de las peores decisiones del presidente López Obrador, la peor de todas, usar fondos públicos para subsidiar la gasolina, en lugar de recaudar por el consumo de combustibles.
Según analistas financieros, Hacienda entregará 0.8716 pesos por litro en la gasolina regular, 0.6001 por el litro de diesel. Si estos estímulos se mantienen a lo largo del año, de marzo a diciembre, el costo estimado para la SHCP sería de 330 mil millones de pesos. Éste monto, además de los más de 224 mil mdp por las pérdidas de Pemex, son mucho más que los 238,014.7 millones programados en 2022 para la Pensión de Adultos Mayores o 10 veces más que los 29,446.9 millones de pesos de Sembrando Vida. Es más, los montos que se están despilfarrando, bastarían y sobrarían para mantener miles de Escuelas de Tiempo Completo a todos los planteles educativos del país, desde el jardín de niños hasta las universidades.
Asimismo, el deterioro en los servicios públicos como salud y educación no se deben, esencialmente, porque a la 4T le haga falta dinero, es consecuencia de la reorientación del gasto de este gobierno hacia la inversión en proyectos que difícilmente serán rentables como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, y ahora debemos sumar el subsidio monumental a los combustibles. Todo a costa de la cancelación de programas sociales entre ellos, las estancias infantiles o las Escuelas de Tiempo Completo cuya eliminación afecta a más de 3.6 millones de alumnos del país, la mayoría hijos de familias vulnerables.
Así como los programas asistenciales de AMLO que no reducen la pobreza, pero si compran votos; con la estrategia de bajar artificialmente las gasolinas también se busca clientelismo político, el presidente sabe que hay sectores con una sensibilidad enorme al precio de los combustibles. Con esta política, la 4T seguirá profundizando la marginación y la desigualdad en nuestro país. Está documentado que los subsidios a los energéticos han sido un factor crucial en el empobrecimiento de los países más pobres del mundo. México no es la excepción.
En cambio, los países más ricos y justos prefieren dedicar los recursos públicos a apoyar la productividad de la economía y ayudar a las personas más pobres. Al respecto, en el portal https://es.
Las diferencias de precios entre países se deben a los diferentes impuestos y subsidios para la gasolina. Todos los países tienen acceso a los mismos precios del petróleo en los mercados internacionales, pero se imponen diferentes impuestos. Como resultado, los precios de la gasolina son diferentes.
En otros sitios digitales se menciona que Hong Kong, Noruega, Dinamarca y Suecia tienen los precios más altos del mundo para la gasolina, pero usan el dinero público para construir prosperidad y combatir la pobreza. En lugar de eso, el Gobierno de la 4T prefiere usarlo para subsidiar las gasolinas y en consecuencia seguirá generando más pobreza.
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