Hace unos días vimos como el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y toda su jauría de diputados y miembros de su partido hacían toda una serie de descalificaciones en contra de los legisladores de oposición que votaron en contra de la reforma eléctrica.
También observamos, para el mal de los males, como de una manera amenazante y con clara intención de poner vidas en riesgo, los morenistas sacaron un tendero con los rostros de cada uno de los diputados de oposición con una leyenda intimidatoria y degradante que decía traidores de la patria, y con ello dejaron ver, a todas luces, el enojo del presidente López Obrador y su séquito, quienes si no logran lo que se proponen usarán todo el aparato de gobierno a su disposición para descalificar, calumniar, amedrentar, presionar, corromper.
El Movimiento Antorchista no es la excepción, ya que desde que inició el gobierno de la 4T tiro por viaje en sus discursos de sus giras nacionales y en sus conferencias mañaneras ha descalificado y acusado sin pruebas a la organización, de que Antorcha recibió moches del anterior gobierno, pero esas acusaciones, el presidente no las ha podido comprobar.
Así que lejos de intimidar, descalificar a las organizaciones y a los partidos de oposición, el presidente y su jauría deberían estar preocupados y ocupados por lo mal que está México en materia de salud; no hay hospitales suficientes y en los que existen no hay lo suficientes médicos ni insumos para la atención médica, no hay medicamento, no hay enfermeras suficientes para tener un sistema de salud comparado y que prometió el presidente como el de los países de Noruega y Dinamarca.
No hay obras de electrificación, pavimentación, agua potable y drenaje, pero si hay aeropuerto Felipe Ángeles, Tren Maya, refinería Dos Bocas. No hay escuelas suficientes ni servicios básicos como agua potable, drenaje y electrificación, hay abandono en las instalaciones y, con la pandemia, el robo al por mayor de todo tipo de equipo educativo que no se ha repuesto, y para colmo se quita el programa de escuelas de tiempo completo que era un programa que consistía en ampliar la jornada de trabajo de los padres de familia y maestros, mientras que los estudiantes recibían alimento y clases de deporte y cultura.
En las escuelas de tiempo completo, miles de niños y adolescentes tenían la oportunidad de recibir su única comida al día, pero ahora están condenados a la desnutrición y la falta de la práctica de algún deporte o actividad cultural.
Con López Obrador y la Cuarta Transformación tampoco hay guarderías; la violencia de todo tipo desatada en el país y la falta de acción de las autoridades en la solución de esos hechos y más aún se ve endeble la justicia mexicana con la desaparición y asesinato de periodistas. Los feminicidios y últimamente el de Debanhi Escobar, que lejos de dar respuestas de su desaparición y después el fallecimiento de la joven se dan más dudas y los diferentes gobiernos y en especial el de la 4T.
No cabe duda de que el país está en llamas, que no “vamos bien” como lo dice el presidente. El país está inmerso en una inflación que no se vivía en 20 años, ya no alcanza para comprar la canasta básica por más que se esfuerza el trabajador, cada vez se hace más grande el abismo entre ricos y pobres.
Urge que el país se organice y se eduque políticamente para sacar del atolladero al país. Por más descalificaciones, amenazas y la utilización de todo el aparato de gobierno, el gobierno no podrá acallar el malestar y la inconformidad de millones de mexicanos que pedimos un gobierno que sí sea del pueblo y para el pueblo, y no un gobierno que sea solo para beneficio de sus agremiados. El no atender las necesidades más apremiantes de los ciudadanos eso sí es traición a la patria.
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