Ciudadanos de Chihuahua y del país, hemos de recordar que, en el pasado, aglutinados en una variedad de organizaciones se luchaba por incremento de los salarios, y por mejores condiciones generales para los trabajadores. Ahora con esta pandemia de covid-19 hay menos oportunidades para realizar una manifestación de esta índole, que beneficie a la clase obrera, al pueblo trabajador, incluso, a sabiendas de que la respuesta del gobierno fuera negativa.
En México impera un modo de producción capitalista, aun a pesar de que el presidente López Obrador haya anunciado la desaparición del neoliberalismo en México, como si la desaparición de un sistema económico se realizara mediante decreto. La organización de la producción en México es propia del sistema capitalista, no de la voluntad de algún personaje. La característica del capitalismo es la producción de mercancías destinadas al mercado, mercancías que tienen implícitas ya un plusvalor, resultado del trabajo de los obreros, pues son estos quienes con su fuerza de trabajo les imprimen valor a los productos finales en el proceso de la producción, es decir, en el proceso de su elaboración. La apropiación de las mercancías, y por tanto de su plusvalor, es lo que ha generado una brecha muy grande entre los que las producen y los que se las apropian. Es decir, el capitalismo se nos presenta como un sistema en el que predomina la existencia de mercancías, como decía Marx, “como un arsenal de mercancías”; pero también ha creado la existencia de dos clases que cada día se alejan más la una de la otra; por un lado, la clase del dinero, la burguesía mexicana, y por el otro lado, la clase trabajadora, el proletariado mexicano. La característica más evidente es que los primeros son dueños de los medios de producción y por tanto de la riqueza, y los otros solo son dueños de su fuerza de trabajo.
Es decir, mientras los dueños de los medios de producción gozan de una vida de lujos y extravagancias, gracias al trabajo no remunerado de los obreros, estos viven sumergidos en una vida de carencias y necesidades, en una vida de pobreza que se ha prolongado por generaciones. El obrero mexicano se debate literalmente entre la penumbra y la muerte. Pues es de todos los días que los trabajadores tienen que salir a ganarse el pan de cada día, emplearse en trabajos mal pagados, en trabajos en donde apenas ganan para medio comer, pero una familia no solo come, también viste, calza, se tiene que curar, necesita de una vivienda digna, y otras tantas necesidades más, que tienen que resolver con su salario.
La vida de los mexicanos atraviesa por una serie de adversidades cada vez más complicada. Por falta de empleos, por falta de salarios bien remunerados de aquellos que sí tienen trabajo, por falta de servicios, por falta de salud, etc., etc., y a pesar de esto, el gobierno sigue aplicando políticas que lejos de contribuir al bienestar de la población, la han afectado más. La única y verdadera alternativa del pueblo mexicano es que nos unamos en una sola organización, que sea capaz de exigir al gobierno que se creen las condiciones necesarias para todos los mexicanos. Los decretos y los programas de transferencia monetaria no están resolviendo los problemas de la sociedad mexicana, esos programas solo son una aspirina para una migraña crónica.
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