MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La concentración de la riqueza en tiempos de pandemia y de la 4T

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“El 1% de México acumuló, en 2020, 31% de toda la riqueza nacional”. Así de contundente es el encabezado del diario digital sinembargo.com. Con datos que aporta un estudio del banco de inversión Credit Suisse, nos dice enseguida: “Los efectos de la pandemia también se sintieron en la población más acaudalada de México, donde 10 mil millonarios salieron de este selecto grupo del 1 por ciento de la población mexicana, el cual acumuló 31 por ciento de la riqueza nacional en el 2020, concluye un informe de Credit Suisse”. Lo anterior quiere decir en pocas palabras que hubo menos ricos, pero los que quedaron se hicieron inmensamente más ricos. 

Es desgarrador, para el que quiera leer y entender lo que significa este tipo de informes sobre cómo se distribuye la riqueza en países que, como en México, el modelo neoliberal o capitalismo salvaje rige a sus anchas, y como el bufón de Palacio Nacional, o sea AMLO, “se engaña” y engaña a los mexicanos diciendo que su política económica es acabar con este modelo económico, pues ha sido el causante de la pobreza y males que hay en nuestro país.

Desgarrador, porque hablar de que ¡el uno por ciento de la población concentra la tercera parte de la riqueza nacional!, habla del profundo e injusto sistema económico y social en que vivimos. Pues todos sabemos que la riqueza que produce un país capitalista, es, como diría Marx en su obra cumbre, El Capital, está representada por “un inmenso arsenal de mercancías” y ese “arsenal”, lo crean las decenas de millones de trabajadores que laboran en fábricas y el campo, los obreros y campesinos. Y estos millones de pobres, que viven con un salario de hambre, se debaten en la pobreza, careciendo de vivienda digna, de educación para sus hijos, de falta de atención medica… En fin, pensando en cómo sobreviran. Y, por otra parte, un grupo reducido de familias (264 mil, según el reporte) no sólo viven en la opulencia, sino que ven día a día, con un régimen que alienta la excesiva e injusta concentración de la riqueza en manos de pocas familias que se desviven en su afán de acumulación. 

Es desgarrador, por último, porque nuestro pueblo, falto de mayor educación política, de una clara consciencia de su lugar y papel en la sociedad, y una mayor organización que la estructure para pelear el lugar que le corresponde en las decisiones trascendentales (económicas y sociales) del país, se deje embaucar por la 4T y su representante más conspicuo, AMLO. Decir a los cuatro vientos, en cuanto oportunidad se le presenta a este individuo, sin el mayor pudor ni sonrojo, que va a acabar con el modelo neoliberal, es la mayor aberración e ignorancia; decir que con sus programas estrellas va hacer un México más justo, es darles una bofetada a los humildes creadores de la riqueza nacional, sabiendo que estarán, mientras siga viviendo y coleando más que nunca el modelo actual neoliberal. Sin que el Estado intervenga de una manera efectiva para frenar la rampante concentración de riqueza.

Aunque la pasada elección del 6 de junio, no le dio un “¡no!” rotundo a la 4T por su gobierno demagógico y antipopular, de corte dictatorial, un gobierno incapaz de sacar adelante una economía vigorosa que dé empleo bien remunerado a la población económicamente activa. Un gobierno que aplique una política fiscal progresiva como hay en otros lugares del orbe. Finalmente, un gobierno que impulse programas sociales visionarios, verdaderamente transforme la calidad de vida de todos y cada uno de los mexicanos, muy en particular de la clase trabajadora.

Se avizora ya el fracaso de la 4T: la CDMX mostró la gran inconformidad del otrora bastión de la pseudo izquierda, cuyo engendro más podrido es la 4T. Todo es un proceso y nada escapa a sus resultados. Y en nuestro país el fracaso de la 4T, repito, es un hecho. A no dudarlo.

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