A menudo me he encontrado con personas que expresan frases como: “esas personas no tienen conciencia”, “trabaja a conciencia”, “debes ser consciente”, “haz lo que te dicte tu conciencia”, etc. Lo que me ha llevado a preguntarme: ¿cuántas personas realmente conocen el significado de la palabra “conciencia”? Por lo que hoy quiero compartir con Ustedes un concepto que ofrezco a mis lectores.
La conciencia y el ser son las categorías filosóficas más generales, cuyo enfoque depende de la solución del problema fundamental de la filosofía. El punto de vista del materialismo dialéctico dice que la conciencia es una propiedad de la materia altamente organizada, que se caracteriza por reflejar la realidad objetiva. Por lo que después de esta definición, quiero exponer: ¿por qué es necesario tener cierta conciencia para hablar de educación?
Aunque el tema es extenso, me voy a limitar a desarrollar una respuesta para las siguientes preguntas: ¿por qué la educación debe ser prioridad para cualquier país del mundo?, ¿en la educación existe la lucha de clases?
Qué es la historia de la lucha de clases, según Marx, nos encontramos con que después de la comunidad primitiva (donde las relaciones sociales eran de colaboración recíproca) aparece la propiedad privada de los medios de producción y, con ella, como una consecuencia necesaria de dominio de la clase explotadora: la religión, “la educación secreta”, la autoridad del padre, la sumisión de las mujeres y niños, la separación entre los trabajadores manuales y los sabios, etc. Y para legitimar y perpetuar la naciente división de clases y el derecho de la clase poseedora a explotar a los desposeídos era necesario una institución que llamaron “el Estado”. Por lo que el diseño de la educación se volvió prioridad para mantener la explotación del hombre por el hombre. Y para hacer más eficaz la educación impuesta por las clases poseedoras debía cumplir con tres condiciones que expone Aníbal Ponce en su libro Educación y lucha de clases. 1. Destruir los restos de alguna tradición enemiga. 2. Consolidar y ampliar su propia situación como clase dominante. 3. Prevenir los comienzos de una posible rebelión de las clases dominadas.
Por lo anterior, se deduce que el ideal pedagógico no es un ideal abstracto, histórico, igual para todas las clases sociales, sino clasista, pero además la clase dominante nos ha inculcado que debemos aceptar esa desigualdad en la educación. A la clase burguesa se le educa para dominar a los proletarios, mientras que a los hijos de los trabajadores se les inculca lo necesario para que manejen los medios de producción, generen más capital, obedezcan y no se rebelen. Así las cosas.
En contraposición encontramos el punto de vista marxista de la educación, el cual sostiene que ésta es un arma trascendente para la transformación del ser humano y para formar una sociedad más equitativa, donde el hombre tenga todo lo necesario para vivir y donde no haya explotadores y explotados. He ahí la importancia de la educación.
Fidel Castro en uno de sus discursos expuso: “educar es todo, educar es sembrar valores, es desarrollar una ética, una actitud ante la vida. Educar es sembrar sentimientos, educar es buscar todo lo bueno que pueda estar en el alma de un ser humano, cuyo desarrollo es una lucha de contrarios, tendencias instintivas hacia el egoísmo y otras actitudes que han de ser contrarrestadas y sólo pueden ser contrarrestadas por la conciencia”. He aquí la importancia de que la prioridad de cualquier pueblo sea la educación de sus ciudadanos.
Pero, veamos. ¿Qué pasa en México con la educación? Para que los reflexionemos juntos, presento algunos datos que bien vale la pena analizar: 1. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) México ocupa el lugar 100 en calidad educativa a nivel mundial. 2. En el 2022 se destinaron 883,929 millones de pesos para el gasto en educación lo cual representa un 3.1%, del producto interno bruto (PIB), el nivel más bajo a partir de 2010, según cifras del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria. 3. Hace unos días nos amanecimos con la noticia del cierre total del Programa Escuelas de Tiempo Completo, decisión que afectó a 3.6 millones de estudiantes de educación básica. De los datos anteriores se deduce que la educación no es prioridad para el Estado mexicano, con el Gobierno actual cuyo lema de campaña fue “primero los pobres”.
A nivel mundial, en educación tenemos ejemplos como Finlandia, Japón, China, Canadá, Dinamarca que nos llevan un buen tramo de diferencia y en América Latina los mejores índices de educación los tienen Uruguay, Chile y Cuba, mientras que México ocupa el décimo lugar.
Lo anterior nos lleva a cuestionarnos, si el gobierno de la 4-T está realmente priorizando la educación en México, o es más de lo mismo que hemos vivido en sexenios anteriores. Los mexicanos que trabajamos día a día para sostener este país exigimos que se revise bien el tema de la Educación. Necesitamos una verdadera transformación, de lo contrario los mexicanos seguiremos siendo mano de obra barata para los gringos.
Necesitamos instituciones educativas que generen al hombre nuevo. Que sean fruto de la necesidad y no de una mente trasnochada. Donde se practique una educación integral que le dé a los estudiantes los conocimientos científicos y técnicos indispensables, y les inculque el amor al trabajo, a la disciplina, al arte, al deporte y a la solidaridad humana. Por lo anterior, a mi mente vino el ejemplo del CECyT 10 de Simojovel de Allende, Chiapas. Escuela que es fruto de la lucha del pueblo organizado y que sigue de pie defendiendo el derecho a la educación de las clases desposeídas, que aunque en estos momentos es atacada por un grupo de políticos perversos de obscuros intereses, que intentan apoderarse del Plantel y generar conflictos donde no los hay, tarde o temprano la mano de la justicia los señalará como lo que son: abusivos pseudopolíticos, disfrazados de “amigos de la educación”.
México necesita un gobierno que instrumente programas educativos en favor de los pobres, para que se destine el presupuesto necesario a la educación y empecemos a sacar a nuestro país de esa lista ignominiosa donde con vergüenza comprobamos que somos el número 100 en calidad educativa. En caso contrario, seguiremos siendo exportadores de mano de obra barata. Por lo pronto, elevo mi modesta voz para que el gobierno corrija y se haga justicia al pueblo mexicano que merece una educación de calidad.
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