Vivimos en una de las crisis económicas más agudas de los últimos 20 años, que afecta la vida de millones de mexicanos. A junio de 2022, un millón 932 mil personas están desempleadas y 55.6 por ciento de la población ocupada se emplea en la informalidad porque no encuentran trabajo. Estos 31.8 millones de personas tienen empleos precarios, con bajos salarios y sin prestaciones laborales. De los trabajadores que han logrado obtener empleo, alrededor de 37 millones 422 mil obtienen sueldos por debajo de los dos salarios mínimos, es decir, apenas y cuentan con los recursos para no morir de hambre porque no les alcanza para comprar la canasta básica. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de 2022, alrededor del 23.5 por ciento de la población vive en pobreza alimentaria.
A esta situación tan grave se suma el alza de los precios de los productos básicos de consumo de la población mexicana. En México la inflación fue de 7.88 por ciento en la primera quincena de junio de 2022, cuando la meta del Banco Central es mantenerla en (+/-) 3 por ciento. Entre los alimentos más afectados está el precio de la tortilla de maíz, alimento central de la dieta de los mexicanos, que presentó un aumento anual de 14.57 por ciento; la harina de trigo incrementó a 27.65 por ciento; la papa y otros tubérculos de 16.79 por ciento. Esto se traducirá en desnutrición, enfermedades, miseria y sufrimiento para el pueblo trabajador.
Para colmo de sus males, a su precaria situación económica se suma la falta de apoyos a la salud,educación y vivienda. A pesar de que 55.7 millones de mexicanos padecen de algún tipo de pobreza –rezago educativo, carencia de acceso a los servicios de salud, a la seguridad social, a espacios de vivienda dignos, y un gran etcétera–, el gobierno hizo recortes en el Presupuesto de Egresos aprobado para el primer trimestre de 2022, a varios programas que inciden en la disminución de la pobreza multidimensional: Fortalecimiento de los servicios estatales de salud (-100%); Infraestructura de agua potable, alcantarillado y saneamiento (-65%); Proyectos de construcción de carreteras y caminos rurales(-31%); Proyectos de infraestructura social (-78%); Programa de vivienda social (-82%), entre otros.
El panorama muestra que el pueblo mexicano se encuentra en crisis y que el gobierno no toma acciones para remediarla. Peor aún, éstas son las consecuencias de las malas políticas que lleva a cabo la 4T en su periodo de gobierno. Recordemos, por ejemplo, que Andrés Manuel López Obrador nunca diseñó un plan para aumentar el crecimiento económico en México y generar empleos, más allá de los mega proyectos como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, que se traducirían en empleostemporales y de baja productividad. Por el contrario, siempre puso énfasis en su política de asistencialismo dependiente de los recursos del gobierno, sin pensar en que éstos provienen de los impuestos que paga el pueblo trabajador con sus salarios. Sin empleos no hay salarios, y sin salarios no hay ingresos del gobierno ni posibilidad de apoyos directos.
El gobierno en turno ha demostrado que no cumplirá su promesa de campaña de “primero los pobres”. El pueblo trabajador debe saber que ni mesías ni profetas los librarán de sus sufrimientos, sino ellos mismos, a través de su lucha consciente y organizada.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario