El Movimiento Antorchista Nacional, en sus cincuenta años de existencia, ha trabajado por dotar al pueblo trabajador de una cultura liberadora, que sensibilice frente a la explotación a la que se enfrenta.
Este mes de noviembre, del 22 al 24, se celebrará un encuentro de teatro en el Teatro La Paz, en San Luis Potosí, con la participación de antorchistas de las 32 entidades de la república mexicana.
Obras como “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca y “Fuente Ovejuna” de Lope de Vega se presentarán, mostrando problemáticas sociales aún vigentes.
El arte debe estar al servicio del pueblo, sensibilizando, educando y construyendo una sociedad más consciente y solidaria.
El arte es reflejo fiel de las realidades y luchas de cada época. Desde el teatro clásico hasta el arte contemporáneo, se ha usado como herramienta pedagógica y crítica social, como en las pinturas de Goya que exponen los horrores de la guerra. Sin embargo, en el contexto capitalista actual, el arte ha sido mercantilizado, volviéndose un privilegio inaccesible para las clases populares.
El Movimiento Antorchista considera que el arte debe ser un derecho, no un lujo, y trabaja para llevar expresiones artísticas de calidad a las comunidades marginadas, devolviendo al arte su propósito de sensibilizar, educar y fomentar una sociedad más justa. Su visión defiende el arte como un acto de resistencia y una herramienta para reflejar las luchas de los trabajadores y campesinos.
El movimiento no sólo acerca el arte al pueblo, sino que lo utiliza como un medio para promover la conciencia social y cuestionar las estructuras de poder, reafirmando que el arte debe estar comprometido con la verdad y la transformación social.
“El arte tiene que comprometerse, tiene que tomar posición, partido. Ciertamente, el alejamiento de los problemas sociales lo único que logra es empobrecer las obras de arte”, dice Aquiles Córdova Morán.
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