MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La deshumanización de la sociedad

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El pasado martes 11 de febrero, un joven de 18 años fue captado por cámaras de seguridad en el municipio de Tultitlán, Estado de México, cuando dejaba dentro de una bolsa de plástico negra a su propio hijo, una criatura que momentos antes su pareja había dado a luz por un aborto inducido. El pequeño aún tenía restos de placenta.

El capitalismo está dando indicios de su decadencia, como lo ha venido analizando en distintos foros y materiales el secretario general del Movimiento Antorchista Nacional, Aquiles Córdova Morán.

Las primeras declaraciones de la madre del recién nacido, que fue auxiliado por vecinos al escuchar su fuerte llanto y que llamaron oportunamente a los servicios de emergencia, indicaron que toda la culpa de esta situación era del padre del menor, quien había sido captado por las cámaras. 

La joven aseguró que había sufrido un nacimiento a destiempo y que dejó a su pareja llevarse al menor al hospital mientras ella se ocupaba de las labores de limpieza de su área de trabajo en una panadería.

Sin embargo, las últimas investigaciones han revelado que la madre del menor estaba de acuerdo con su pareja en que el bebé fuera tirado, incluso en un canal, según se filtró en capturas de pantalla de los mensajes de WhatsApp que los implicados se compartieron y que fueron difundidos por la madre del joven acusado de abandonar a su hijo.

Este y cientos de ejemplos podrían citarse para ilustrar cómo cierta parte de la población que habita este planeta está sometida a lo largo de su vida a una serie de factores que terminan influyendo en su comportamiento, el cual puede volverse violento y con un alto potencial para dañar a sus semejantes.

Aunque el ser humano, por naturaleza, debería ser solidario y empático con sus semejantes, las condiciones materiales y sociales van determinando su conciencia, formando su temperamento y su capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo. Por eso, al enterarnos de esta clase de noticias, nos preguntamos cómo un ser humano puede ser capaz de tal bajeza, de abandonar a su suerte a un pequeño entre la vida y la muerte, tirado en la calle.

El sistema económico que impera en nuestro planeta es el capitalismo, que, como predijo el gran filósofo y economista Carlos Marx, está destinado a perecer debido a sus contradicciones internas. 

Este sistema se ha caracterizado por la explotación del hombre por el hombre, el patrón que se enriquece al contratar la fuerza de trabajo de sus semejantes, pagándoles por ello una miseria, lo justo para que malcoman, malvistan y regresen al día siguiente con energía para continuar exprimiéndoles su fuerza y su juventud.

Este sistema está dando indicios de su decadencia, como lo ha venido analizando en distintos foros y materiales muy valiosos el secretario general del Movimiento Antorchista Nacional, maestro Aquiles Córdova Morán.

Una de las muestras palpables más tristes que ha creado este sistema enfermo y agonizante es precisamente lo que mencioné renglones más arriba: seres carentes de empatía, como resultado de que, desde edad muy temprana, son orillados al consumo de drogas, pornografía, música sin sentido y malos hábitos que abonan en la decadencia del mismo sistema que los creó.

México, por ejemplo, ocupa el quinto lugar mundial en consumo de pornografía. La normalización de estos contenidos, que lejos están ya de ser exclusivos del público adulto, ha permitido que con el acceso a internet en distintos dispositivos hasta los niños puedan acceder fácilmente a estos sitios.

Aunque no busquen estos contenidos, se los encuentran, lo que ha conducido a un aumento significativo de comportamientos sexuales nocivos. La continua exposición a la gratificación que produce la pornografía pone en marcha procesos en el cerebro similares a los de las adicciones al alcohol u otras drogas.

Todas estas conductas van dañando el tejido social y generando seres afines al sistema: corrompidos, deshumanizados, que, sin el menor remordimiento, pueden acabar con la vida de sus semejantes, pues ni la suya les importa.

No es que seamos parte del grupo de los conservadores a los que todo les asusta ni que prediquemos con júbilo la decadencia del sistema y de la sociedad misma, sino que, como pintan las cosas, esto se va a recrudecer. Tenemos que estar alerta, mantenernos firmes para no ser arrastrados y, como pregona nuestra organización social, el Movimiento Antorchista, luchar incluso a contracorriente para hacer que este sistema de una vez por todas termine de hundirse. Solo entonces podremos ver la luz al final del túnel y formar un mejor país, más próspero para nosotros, para nuestros hijos y para generaciones venideras, que no se merecen heredar un país en decadencia con seres humanos enfermos.

Te invito a ser parte de la vanguardia y a luchar por una patria mejor. Luchemos por una vida más digna de ser vivida.

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