Es una verdad reconocida, que quien realmente se precie de buscar el desarrollo y crecimiento de un país ha de tener a la educación como una de sus principales prioridades; sino es que la primordial, pues en el desarrollo de la ciencia y la creación de tecnología aplicada a la producción de satisfactores de la sociedad, se encuentra la base de la verdadera riqueza del individuo, sociedad o país que se trate.
El Movimiento Antorchista, en el transcurso de su trabajo al frente de grupos de vecinos, campesinos y estudiantes, ha buscado siempre coadyuvar en la solución de las necesidades más sentidas de sus agremiados y de la población en general; esto mediante la organización de la gente, sea para realizar trabajos por cooperación propia, para buscar la participación de particulares u otras agrupaciones o para solicitar la intervención de las autoridades los distintos niveles de gobierno.
Basta una visita a estos ejidos y colonias, para darse cuenta de que muchos caminos están en pésimo estado, que la clínica no tiene medicina y menos un médico; que existen sectores, aun en las mismas ciudades, que no cuentan con electricidad, con agua y, en el mejor de los casos, solo algunos días de la semana y con un suministro escaso. Existen ejidos y colonias enteras sin drenaje, en donde el parque recreativo es un sueño imposible, como muchas otras cosas.
Aun con todas estas carencias, quizá por la miseria y pobreza que les ha tocado vivir; a diferencia de muchos preocupados por el bienestar del pueblo; son estos sectores de la población los que mejor entienden que una manera segura de progresar, es la educación.
Ninguna necesidad hace tan participativa a la población como la educación de sus hijos; lo mismo arreglan un aula, que reparan un cercado, bien limpian el terreno. Se preocupan por el uniforme, por la tarea de sus hijos, porque no falten a clases y si el profesor los llama, es seguro que acuden a ver la situación.
En Tamaulipas, en diferente momento y circunstancia; ante la necesidad y lucha de nuestros compañeros, conscientes de esta preocupación de la población; Antorcha ha luchado por la apertura de instituciones, de nivel primaria, secundaria y medio superior.
En este último nivel, gracias a la sensibilidad de las autoridades estatales, municipales y del ramo educativo y con el esfuerzo de padres de familia, de estudiantes, de profesionistas dedicados a la educación y de la población en general, se han fundado varios bachilleratos de donde han egresado más de mil alumnos en el transcurso de su existencia, y que hoy representan la única alternativa de superación académica para varios jóvenes; pues, como queda dicho, la pobreza en que se debaten, no les permite otra alternativa de progreso.
Dichas escuelas, han tenido el cobijo administrativo del Plantel 23 del Ejido El Bayito, de Nuevo Laredo y, recogiendo ese sentimiento y en diferente medida, con el impulso del Antorchismo Nacional, estas instituciones han logrado avanzar con 22 aulas didácticas, cinco aulas provisionales, sanitarios en cada centro, cuatro kilómetros de cerco perimetral, dos techumbres, un centro de cómputo, cinco subestaciones eléctricas, ocho bandas de guerra; que representan una inversión de más de 40 millones de pesos.
Ello sin contar pintura, pintarrones, vestuario para actividades culturales, deportivas, cuya inversión se debe a la población y padres de familia, algo nada despreciable; pues son ya en promedio 10 años que realizan estas actividades.
Sin embargo, consideramos menester que cada una de ellas cuente con su Clave de Centro de Trabajo que le permita su autonomía, los recursos humanos, económicos y personalidad propia, para un desarrollo más rápido, con mayor beneficio para todos, cuya insistencia del Movimiento Antorchista y de la misma Dirección escolar del plantel matriz es sobrada. Toca, pues, a las autoridades del ramo educativo y del estado resolver esta demanda.
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