En los tiempos en que vivimos, tan tormentosos como no se había visto desde hace mucho, y no solo por los malos manejos de la política mexicana, con el mediocre apoyo a las clases mas bajas y necesitadas, se le agrega también las calamidades biológicas como la pandemia de Covid-19 que acabamos de sobrellevar de una manera mas o menos desastrosa y que aun no vemos sus efectos reales (sociales también). En estos tiempos la violencia está mas desatada e impune que nunca, incluso con a llamada guerra contra el narco que el presidente no deja de citar para poder darle un carácter de necesario a su política de seguridad, fallida para todos aquellos que puedan ver la realidad sin el espejismo fanático hacia el presidente y su partido.
A estas alturas cuando ya se ha podido realizar una abordaje un tanto mas eficiente para el control del contagio del coronavirus y por lo tanto poco a poco la vida de toda la sociedad vuelve a la normalidad, pero a su normalidad deficiente y carente de que tenían, pero con un plus, con sus energías desgastadas por esa batalla que tuvieron que librar, por lo menos la mayor parte de ella tuvieron que lidiar con los contagios y gastos derivados de ellos por si solos, gastándose en ocasiones todo su dinero y quedar con deudas enormes con tal de no ver morir a sus seres queridos. La educación mexicana no fue la excepción a este problema, y con el paso de los años de pandemia se fue agudizando mas y mas las deficiencias que nuestro sistema tenia de origen y que en la actualidad se hacen mucho mas evidentes. Pero de las autoridades encargadas de encuadrar de la mejor manera las enseñanzas de todos los estudiantes del nivel que fuere, pero la de mayor relevancia, la niñez y juventud, también se han ido perdiendo en la nociva política.
En lo que va del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador van ya tres secretarios de educación. Los dos primeros dejaron su tarea de realizar y de garantizar la educación en todo México por un puesto político, un puesto diametralmente distinto a su tarea inicial en la secretaría de educación. El primero de ellos fue el Esteban Moctezuma Barragán que hoy se desempeña como embajador de México en Estados Unidos, a él le siguió Delfina Gómez Álvarez, que también dejó el cargo por participar en la política con aspiraciones de ser la candidata a gobernadora del estado de México por el partido Morena y actualmente el puesto lo tiene Leticia Ramírez Amaya, que antes de llegar a la secretaría se desempeñaba como líder sindical. De aquí, en mi muy humilde opinión, se deriva las pésimas políticas educativas que ha traído consigo la 4t, porque la cabeza de esta secretaría carece total y absoluta vocación para educar a nuestros estudiantes. La pandemia trajo a flote todo lo que estaba oculto en el fondo del enmarañado sistema educativo nacional.
Según el INEGI que el dato nacional de todos los estudiantes inscritos en el ciclo escolar 2019-2020, el 2.2% de la población de 3 a 29 años mas o menos unos 738 mil estudiantes no concluyeron con el ciclo escolar referido, las causas mencionadas fueron el contagio por covid, por falta de dinero o recursos, por que tenía que trabajar. Los motivos específicos asociados a la COVID-19 por los que no se concluyó fueron: perdió el contacto con maestras/maestros o no pudo hacer tareas (28.8%), alguien de la vivienda se quedó sin trabajo o redujeron sus ingresos (22.4%), la escuela cerró definitivamente (20.2%) y carecía de computadora, otros dispositivo o conexión a internet (17.7%). Ahora bien, ese es en el ciclo mencionado, pero que pasó con los alumnos para el siguiente ciclo (2020-2021). La cifra de 5.2 millones de personas entre los 3 y 29 años de no inscritos actualmente en el ciclo escolar 20/21 corresponde a la suma de dos causas: por motivo asociado a la COVID-19, y el otro por causa de falta de dinero o recursos. De esta la población, aquella No inscrita por motivo de la COVID-19 o por falta de recursos en el nuevo ciclo escolar y que sí lo estuvo en el correspondiente al 2019-2020 fue de 1.8 millones de personas. Los no inscritos por la pandemia de COVID-19 para el ciclo 20/21, son 2.3 millones, y este dato corresponde tanto a quienes estuvieron inscritos en el ciclo anterior, que fue de 1.4 millones de personas, como aquellos que no lo habían estado en el ciclo 2019/2020 (0.9 millones).
Estas cifras son reveladoras y desgarradoras para todos nosotros, deberían serlo sin ninguna duda, porque muestra la cruda realidad en la que está sumida nuestra educación y el poco apoyo que ha recibido por parte del gobierno federal, atribuido en gran parte, por la falta de vocación docente de los encargados de defender las políticas educativas que beneficien a todos nosotros, pero como digo, su prioridad es el salto político que el estar al frente de la secretaria de educación les traerá.
Necesitamos gente capaz, dedicada, humanista verdaderamente y no solo de palabra, capaz de llevar la contra al presidente si eso beneficiaria a los estudiantes de todo el país y no agachar las orejas de burro ante los llamados a alinearse a las políticas del régimen morenista que solo ve su bienestar y su estancia en los campos de la política. Nosotros como mexicanos que formamos parte de la clase a la que se le perjudica de mayor manera con estas prácticas, digo, deberíamos exigir y luchar para que de un a vez por todas cambie y sea como debe ser, un sistema educativo que logre formar profesionistas capacitados y consientes que sus conocimientos deben de regresarlos al pueblo, aplicarlos en mejorar la calidad de vida de todas las personas, eficientar los procesos de producción para que se generen mas ganancias y se puedan repartir en toda la sociedad en función a sus necesidades, de forma equitativa. Con un amplio sentido social. Suena utópico, pero si todos nos unimos, si todos luchamos en la misma dirección será posible, paso a paso llegar a ese punto.
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