Según el artículo 90 de la Ley Federal de Trabajo (LFT), dice que el salario mínimo es “la cantidad menor que debe recibir en efectivo la persona trabajadora por los servicios prestados en una jornada”. Esta parte de la ley, cuando menos en papel, garantiza que el trabajador reciba como producto de su trabajo un salario que le permita adquirir lo más indispensable para sostener a su familia.
De acuerdo con la Comisión de Salarios Mínimos (CONASAMI), que se encarga de determinar los salarios mínimos en nuestro país, dentro del marco del artículo arriba mencionado, toma como base los aspectos de la vida de los ciudadanos y de la economía general del país, es decir, suma el precio de los alimentos necesarios para satisfacer las necesidades de un hogar y así define cuánto dinero necesita el trabajador para que él y su familia vivan dignamente. Eso ha hecho el Gobierno federal en México, cada año decreta modificaciones al salario mínimo, sin embargo, estas medidas están determinadas, más por cuestiones políticas y tener un argumento mediático que por encontrar un camino real y verdaderamente para mejorar el nivel de vida de la clase trabajadora. Pues todos sabemos que nunca han sido compatibles el precio de la canasta básica y el salario mínimo que percibe el trabajador.
Ese es el verdadero propósito del gobierno de la 4T, que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya especialidad es bombardear con miles de mentiras en su acostumbrado foro mañanero, en manipular los datos y acomodarlos a su conveniencia, en ofrecer ilusiones. En efecto. El primero de diciembre del año pasado, en la conferencia mañanera hizo oficial el incremento del 20 por ciento del salario mínimo, el cual entró en vigor desde el primero de enero. Como acostumbra hacerlo, el mandatario federal agregó que “ahora sí, la gente está contenta por esta noticia, porque van a recuperar el poder adquisitivo”. En su declaración, el presidente afirmó que, al inicio de su administración, el salario mínimo era de 88.36 pesos diarios, con el aumento renunciado el salario mínimo será de 207.44 pesos diarios. La gente, según el mandatario recuperara el 90 por ciento del poder adquisitivo.
Para la aplicación del incremento del salario mínimo, el país está dividido en dos zonas geográficas, la primera, la denominada zona libre de la frontera norte, ésta comprende 43 municipios de los estados fronterizos con estados unidos y es una zona económicamente privilegiada, porque tienen condiciones para generar fuentes de empleo y con el salario mínimo crea condiciones para promover la inversión. La segunda área geográfica es el resto del país.
El incremento del salario mínimo en nuestro país, es otro de los argumentos que utiliza el sistema y los gobiernos como una forma mediática de engañar a la clase trabajadora, con el argumento de que ahora sí se le está haciendo justicia al pueblo, concretamente a la clase trabajadora. Todo queda en propaganda y la ley en el papel.
La Secretaría del Trabajo y Prevención Social no tiene los mecanismos para vigilar y obligar a las empresas y a los patrones a que cumplan con este decreto, pues se sabe que los lideres de los sindicatos, coludidos con los patrones, nunca exigirán la aplicación de esta ley, mucho menos promoverán la lucha por salarios dignos para los trabajadores. La realidad es que podrá haber muchos decretos de incremento de los salarios mínimos, pero nunca habrá un incremento real y efectivo del salario del trabajador.
El salario mínimo, como su nombre lo dice, es para que el trabajador no se muera de hambre, pero él y su familia tienen otras necesidades, aparte del alimento, debe tener una vivienda digna, vestido, garantizar la educación para sus hijos, estar en posibilidad de curarlos; necesita agua, luz drenaje, transporte, etc. Por lo que tres, cuatro o cinco salarios mínimos sigue siendo insuficientes.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es uno de los países donde la gente tiene jornadas laborales más largas y son los que ganan menos, en nuestro país, las empresas reparten la riqueza generada de la manera más desigual; según este organismo, en la Unión Europea el 25 por ciento de las ganancias se les queda a los accionistas y el 73 por ciento es para el personal. En México, el 66 por ciento es para los dueños de las empresas y el 33 por ciento para los trabajadores. Estando, así las cosas, siempre los trabajadores tendrán salarios de miseria, a pesar de ser los que generan la riqueza.
Por eso, los trabajadores de México no se deben conformar con un incremento de del 20 por ciento del salario mínimo, es mentira que con este aumento el gobierno está saldando una deuda histórica con los trabajadores de menor ingreso, es mentira que con este incremento se reactivará la economía nacional y disminuirá el comercio y el trabajo informal, pero sobre todo, el pueblo mexicano no debe creer el cuento que, ahora sí, a partir del primero de enero del presente año, los trabajadores se vieron favorecidos por el aumento del 90 por ciento de su capacidad adquisitiva en la adquisición de la canasta básica.
Ésta es otra ilusión, en el segundo semestre del año pasado, según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), el precio de la canasta básica se incrementó al 34.87 por ciento. La suma de los precios de los productos más indispensable llegó a los mil 708.78 pesos, para adquirirlos se requiere de ocho salarios mínimos.
El pollo, papa, cebolla, huevo, aceite, verduras en general, son los productos que más encarecieron la canasta. Esta situación, según la Anpec, llevó a que cada siete de 10 mexicanos no les alcance el salario y a dos de cada diez los orilló a conocer el hambre, porque o se saltan alguna comida o tiene un día de ayuno. Así pues, este gobierno jamás les hará justicia a las clases trabajadoras, es necesario los trabajadores, la clase obrera que se organice, y aglutine al resto de la sociedad y conquiste el poder para hacerse justicia, y gobernar a favor de toda la sociedad, creando fuentes de empleo, con salarios dignos mejores condiciones de trabajo y más oportunidades de desarrollo social.
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