El artículo tercero de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos establece que:
“… toda persona tiene derecho a la educación. El Estado (…) impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior. La educación inicial, preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; esta y la media superior serán obligatorias (…). Corresponde al Estado la rectoría de la educación, la impartida por este, además de obligatoria, será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.
El artículo deja claro que el Gobierno debe garantizar la educación de todo mexicano por lo menos hasta el bachillerato, además, la impartida por el Estado debe ser de calidad y gratuita. Pero ¿realmente se cumple este derecho? Muchos podrían pensar que sí, que el Estado ha creado todo un sistema de educación que permite garantizar este derecho, que le da la oportunidad a los mexicanos de educarse sin importar que sean pobres o ricos.
No olvidemos que las becas no se otorgan a todos los jóvenes, sino a menos del 50% a nivel nacional. Por tanto, no existe una educación gratuita en México.
¿Por qué? Porque a primera vista encontramos guarderías, prescolares, bachilleratos y universidades públicas, sobre todo en las grandes ciudades, capitales de los estados.
Además, los defensores del sistema educativo actual se han encargado de llenar la cabeza del pueblo mexicano con la idea de que el mexicano si quiere educarse puede hacerlo “porque existen las condiciones para ello, sólo es cuestión de esfuerzo”.
Pero analicemos la cosa más de cerca. Los que razonan de esta forma olvidan, primero, que las escuelas prescolares, primarias, secundarias y bachilleratos están concentradas en las grandes ciudades, muchas veces, a horas de distancia de las comunidades rurales y pueblos. De entrada, estas personas que viven en pueblos alejados de las ciudades no cuentan con todos los niveles educativos.
Si se quieren educar, tienen que hacer horas de camino, pagando transporte que al final de la semana el gasto termina siendo elevado comparado con el ingreso de su familia; o en su defecto deben mudarse a la ciudad o municipio donde encuentren oferta educativa pagando rentas elevadas.
Esto quiere decir que, en realidad, no existe una educación para todos los mexicanos, que no es universal porque no hay suficientes escuelas y las que están son pequeñas y muchas veces de mala calidad. Esto viola el derecho a la educación pública.
Segundo. La calidad educativa depende de dos factores: que existan maestros capacitados y que la escuela tenga condiciones materiales suficientes; esto incluye infraestructura, mobiliario, material académico, agua, luz, libros, internet, etcétera.
En muchas de las escuelas alejadas de la ciudad e incluso las que se encuentran en estas, carecen principalmente de condiciones materiales. Un estudiante sin laboratorios, sin libros, sin sala de cómputo, sin centro de idiomas, sin aulas, sin biblioteca, sin baños, sin salones de usos múltiples, sin techado, sin espacios deportivos y sin espacios donde pueda practicar el conocimiento adquirido, es un estudiante que no tiene en realidad una educación de calidad.
Sin las condiciones materiales los estudiantes no pueden aplicar la teoría y desarrollar la ciencia. La ciencia es inerte si se queda en ideas; esta debe materializarse en la transformación de la realidad.
Tercero. Si analizamos los gastos que son necesarios para que un joven pueda educarse podremos observar que en realidad el gobierno no paga la educación del mexicano.
El estudiante, en general, gasta en transporte diario de lunes a viernes, paga colegiatura, desayuno y comida en horario de escuela, material académico como libros, libretas, copias e internet, entre otros; con esto vemos que hay una serie de gastos por concepto de educación que no cubre el Gobierno. No es cierto que el Gobierno esté impartiendo educación gratuita.
Aunque muchos pudieran afirmar que para eso están las becas, a ese argumento lo destruye la propia realidad. Hay gastos que el estudiante debe hacer diariamente y el Gobierno no los cubre porque las becas tardan en entregarse.
Por otro lado, si dividimos la beca, por ejemplo, “Jóvenes escribiendo el futuro”, que es una de las más altas y además para universitarios, mensualmente el pago es de 2 mil 400; si lo dividimos entre 30 días de un mes, en promedio vemos que el recurso diario por concepto de beca asciende a 80 pesos diarios; recurso insuficiente para cubrir los gastos de un estudiante.
Por último, no olvidemos que las becas no se otorgan a todos los jóvenes, sino a menos del 50% a nivel nacional. Por tanto, no existe una educación gratuita en México.
Con este análisis se demuestra que el derecho a la educación está siendo violentado. No dar escuelas en zonas alejadas de las ciudades es violar el derecho a la educación, no equipar a las escuelas con infraestructura de primera calidad es violar el derecho a la educación, no cubrir todos los gastos que se generan por educación es violar el derecho a la educación.
He aquí la razón de existencia de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez”, que nace de la necesidad de que exista una organización a nivel nacional que aglutine al mayor número de estudiantes conscientes e inconformes con su realidad y que, con su gran fuerza organizada, luche porque este derecho se cumpla. Nuestra lucha está justificada por la constitución.
Los únicos que pueden cambiar las condiciones en las que se educan los jóvenes mexicanos son ellos mediante la lucha organizada, de lo contrario están condenados a desertar de la escuela por sus condiciones económicas o terminar su educación y ser un elemento más al servicio del sistema explotador de nuestro país.
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