Desde la conquista española hasta nuestras fechas, hemos vivido sometidos, bajo el yugo de quienes nos han gobernado, y, desde entonces hasta la fecha no hemos hecho más que luchar por nuestros intereses individuales, y aunque suene fuerte, no es más que la cruda verdad. Actualmente, se tiene la vaga idea de que, si se quiere que nuestros hijos salgan adelante y no vivan las carencias que hemos vivido, tenemos que mandarlos a la escuela, exigirles, para que más tarde estudien en una universidad de preferencia prestigiosa, que le asegure de alguna manera las herramientas suficientes para superar a los demás.
Pero, ¡oh sorpresa!, la mayoría de los egresados sufren para encontrar un trabajo, y los que sí lo encuentran son mal pagados, con ingresos insuficientes para las necesidades más básicas, incluso provocando que muchos de ellos no puedan salirse de sus hogares por no poder sustentar una vida independiente. Es alarmante que 1 de cada 2 egresados tiene empleo, y de los empleados el 20% se encuentra en la informalidad. A esto le sumamos que los egresados con empleo ganan en promedio $6,404 pesos al mes.
Y a pesar de esto, nadie dice nada, los egresados se conforman con su sueldo, y no manifiestan su inconformidad por temor a no ser contratados, tienen que aguantarse y esperar a ganar algo de experiencia, que pueda ser valorada en algún futuro y que les dé una mayor remuneración.
Es una lucha encarnizada, una lucha hermano a hermano para ver quién es más capaz, quién puede más, quién es más productivo y quién puede subir escalones, tener un puesto mejor; y quienes se ven beneficiados por esta lucha son los capitalistas, quienes dirigen estas empresas.
A estas alturas, el egresado se ha olvidado por completo de la sociedad en general, está luchando de manera constante por una vivienda, por un vehículo, por tener una vida digna e independiente, y así como él, todos los que se encuentran en las fábricas, trabajando de sol a sol, laborando horas extras para poder tener un dinerito extra y así poder vacacionar por lo menos una vez al año; por otro lado está entregando su vida a una empresa que no valora su trabajo, mientras éste envejece y se pierde de momentos valiosos con sus seres queridos.
José Mujica, expresidente uruguayo dijo: "Inventamos una montaña de consumo superfluo, y hay que tirar y vivir comprando y tirando. Y lo que estamos gastando es tiempo de vida, porque cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad".
Y lo que sucede después es aún más triste, porque hay quienes estamos luchando y protestando por mejores condiciones de vida para los estudiantes, egresados, profesionistas, amas de casa, obreros, campesinos, empresarios en pequeño; que protestamos contra los gobiernos que nos quieren callar, que nos quieren amedrentar, y que al no cumplir con sus compromisos de campaña no nos dejan otra opción, más que hacer uso de nuestras garantías individuales, de manifestarnos, ya sea marchando por las principales calles de la capital o plantándonos frente a las oficinas de alguna dependencia de gobierno, con el fin de exigir lo que por derecho nos corresponde.
Y qué sucede, esa gente por la que luchamos nos amedrenta, como si nosotros fuéramos el enemigo a vencer, cuando el verdadero enemigo mira por su ventana, ríe mientras se sale con la suya, y sigue concentrando la riqueza.
Tenemos muy arraigado por siglos y siglos que lo mejor es luchar de manera individual, en lugar de manera colectiva, porque a nadie le interesa si su vecino se está muriendo de hambre, mientras uno tenga que comer, como comúnmente se dice, "si es pobre, o no tiene que comer, es por flojo" mientras ese vecino tal vez, sea un egresado que perdió la batalla ante la competencia feroz y que se quedó sin su empleo, o un trabajador a quien no le han dado la oportunidad.
Todos somos susceptibles a que nos despidan, a que tengamos alguna carencia, a que algún familiar se nos enferme y que no tengamos el recurso suficiente para atenderlo, a que suframos algún tipo de violencia, ya sea robo, feminicidio, secuestro, homicidio; pero cuando a ti te suceda, nadie te apoyará por que cada quien está en su pequeño mundo, en su individualismo; y eso es con lo que queremos acabar.
Estamos viviendo una crisis con el gobierno actual, y sin embargo, cada quien se levanta de manera normal, se va a su trabajo, a su escuela, a sus deberes, mientras nuestro país ya está en retroceso, con un decrecimiento del 0.1%, a cada hora asesinan a 4 personas, mientras el desabasto de medicamentos no cesa, nuestro país se hunde, pero como nosotros sentimos que no nos hundimos, no nos importa.
¡Ya basta! Si quieres de verdad salir adelante, si quieres tener un entorno y una vida mejor, no existe otra opción más que organizar a todo el pueblo, educándolo y enseñándole el camino correcto, para que de una vez por todas terminemos con la desigualdad, con las carencias, para que ya no existan personas que acaparen la riqueza que se produce en nuestro país. He dicho.
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