En la sociedad actual, el pueblo ha quedado atomizado, disgregado; cada individuo debe ver su propio beneficio y vigilar sus intereses por su cuenta. Esto no sólo es provocado por la ideología individualista favorable al sistema, sino también impulsado desde el poder del Estado.
A nivel nacional, la política del Gobierno ha sido contra la erradicación de las organizaciones sociales, con calumnias, denostaciones y discursos desde las tribunas a la disposición del mandatario del poder Ejecutivo, además de hacer uso de los recursos públicos con dádivas “sin intermediarios”: cada quien venga por su cuenta y se le otorgará su apoyo.
La organización social es fundamental para que el pueblo trabajador pueda luchar por sus derechos y mejorar sus condiciones de vida.
En Hidalgo, vemos esa política ahora en boca del secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, quien en su pasada comparecencia ante el Congreso del Estado lanzó calumnias contra el Movimiento Antorchista y su dirigente, con acusaciones sin pruebas, como es costumbre entre los funcionarios de la 4T.
Ante esto, es necesario preguntarnos: ¿cuál es la razón de este aborrecimiento a la organización social del pueblo hidalguense? ¿Por qué se combate con tanto encono a quienes se organizan para demandar mejores condiciones para sus familias?
La tarea esencial del Movimiento Antorchista, desde su fundación, ha sido organizar a las masas trabajadoras de nuestro país, sabedores de que las verdaderas revoluciones las hace el pueblo organizado. La conquista de los aún existentes, aunque poco respetados, derechos universales ha sido producto de las grandes luchas del pueblo organizado, que gracias a ellas ha logrado arrebatarle al sistema y al Estado que lo defiende limitadas mejoras sociales.
Recordemos que el 1º de mayo se conmemora la represión que, en 1866, ocurrió en Chicago, donde cientos de obreros, hartos de las vejaciones del capital naciente, fueron reprimidos y asesinados por el gran capital; con la lucha de estos obreros organizados y otros movimientos se logró la jornada laboral de ocho horas.
Así, logramos entender de dónde viene tanta aversión enfermiza a la organización social; este rechazo refleja temor ante la gran fuerza impulsora de cambios que posee el pueblo organizado.
Es necesario entender que la política impulsada por la Cuarta Transformación, en la que se busca erradicar las organizaciones sociales, dejando al individuo separado de sus iguales, diciéndoles que no es necesario organizarse, es una defensa más de los intereses del gran capital.
Con dádivas personalizadas, se implanta la idea a los receptores de estos apoyos de que están bien; así, no hay quien luche por cambios estructurales, basta con que se calme un poco la necesidad de cada individuo.
Sin embargo, los grandes males sociales continúan y se ahondan; las carencias en materia de salud, seguridad, infraestructura, vivienda y servicios básicos afectan hoy a cada vez más familias, y las transferencias monetarias no las resuelven.
No hay actualmente en México organizaciones que realmente aglutinen a los trabajadores; la única que se ha abocado a la tarea de crear una fuerza popular capaz de enfrentarse al Estado y de exigir la aplicación de los recursos públicos, producto del trabajo de los trabajadores de todo el país, es Antorcha.
El Movimiento Antorchista ha creado colectivos en cada sector: en las colonias, en el campo, en las escuelas, etcétera, trabajando contra el proceso de desorganización, aglutinando y concientizando al pueblo trabajador de su fuerza.
Así, hemos salido avantes de los embates de quienes pretenden destruir la organización social; no hemos dejado de luchar y gestionar a favor de los más humildes de Hidalgo y de todo México.
Desde el inicio de la actual administración morenista del Gobierno de Hidalgo, Antorcha ha insistido en que se atiendan y resuelvan demandas históricas de miles de hidalguenses. En esta lucha hemos sido víctimas de represión y ahora de calumnias y medidas que buscan desestabilizar las colonias antorchistas en Pachuca.
El secretario de Gobierno ha anunciado la escrituración de tres colonias “sin intermediarios”, sin intervención de la dirigente antorchista hidalguense, Guadalupe Orona Urías. Si es así, ¿por qué no se escrituran las restantes más de 40 colonias irregulares en la capital hidalguense?
La explicación es que ha sido Antorcha y todos los vecinos afiliados a ella quienes han trabajado por la escrituración de sus colonias; sin su presión y lucha constante, el Gobierno no atiende estas demandas, como el caso de Santa Julia, que desde hace más de 20 años sigue sin escrituras.
Los ataques y descalificaciones del Gobierno de Hidalgo se han desatado desde los orígenes del Movimiento Antorchista, pero se han intensificado; sin embargo, la organización sigue en pie, sigue trabajando, sigue organizando, sigue educando y sigue luchando por los intereses del pueblo trabajador.
Antorcha sigue y seguirá viva mientras haya pobreza, desigualdad y el pueblo esté sumido en la marginación; mientras se les conculquen a los trabajadores todos sus derechos, Antorcha seguirá viva y seguirá presente.
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