El presidente mexicano, en muchas de sus ocurrencias mañaneras, ha dicho que si Julián Assange es preso y condenado a cadena perpetua iniciará una campaña para demoler la estatua de la libertad porque demostrará que, en Estados Unidos, no hay libertad de expresión. Sólo aquel que lo escuche por primera vez y no conozca México se creerá el cuento de que el mandatario mexicano es un paladín de la libertad y que este país goza de una gran salud democrática, y, sobre todo, que las leyes que emanan de nuestra Constitución son respetadas en todo el territorio nacional.
Como se dice, sólo un extranjero en esta patria y que no le guste ver noticias se quedará con la versión presidencial. Al momento de escribir estar líneas, van 12 periodistas asesinados. Tan solo en mayo 2,833 homicidios sucedieron en México. En junio 2,289 asesinatos el segundo mes más violento de 2022; los estados que concentran el mayor número de violencia: Guanajuato, Baja California, Michoacán, Estado de México.
Sigue y suma, en otro orden de ideas, 326 mil muertos por covid-19 y podemos seguir agregando datos que demuestran una vez, más que el presidente no tiene la calidad moral de la que tanto se jacta para poder hablar de libertad, de justicia y de derechos humanos.
Y, si hablamos de justicia, entonces nos encontramos que ahora, ya no es ciega sino bizca; es decir, sólo mira para un lado. Desde el púlpito presidencial se nos dice que ahora se ofrecen abrazos a los delincuentes porque no se puede combatir la violencia con más violencia. Eso sólo aplica para los verdaderos delincuentes, porque el pueblo común y corriente sufre todos los días la injusticia del sistema penal en México.
El caso más reciente que conozco es el del esposo de Paulina, que a pesar de no haber cometido el robo del que se le acusó lo hicieron firmar como si así fuera para que pudiera llegar a un acuerdo, tuvieron que pasar más de 8 meses en el penal de Apodaca y como contó en su momento, hay miles de hombres y mujeres, que al no poder contar con un abogado de calidad y ningún familiar que los apoye, se han pasado años y años sin encontrar justicia, y algunos de ellos al no poder hablar bien el español son acusados de un delito del que no se pueden defender. Si esto sucede en Nuevo León, lo mismo sucede en otros estados de la República.
El gobernador de aquel estado del que hablo, recientemente recibió el premio “Freedom of the City of London”, y tiene el honor de ser el primer mandatario mexicano que recibe ese premio, que, porque hubo beneficios tangibles a los hidalguenses; en su momento, Margaret Tatcher, también conocida como la Dama de Hierro, recibió este premio, sí, la misma que no le tembló la mano para reprimir a los trabajadores de Inglaterra y amiga de Augusto Pinochet y que invadió las Malvinas que pertenecen a Argentina.
Dime quién te premia y te diré a quién sirves. Pues es bien, este gobernador galardonado, que está a punto de concluir su gestión, tiene en la cárcel a un humilde trabajador sólo por exigir sus derechos, y que sigue en espera de justicia como cientos de miles de mexicanos, que buscan ganarse el pan honradamente, pero que el Gobierno federal y, en particular este mandatario, sigue sin ofrecer justicia al pueblo.
México es un paraíso sólo para los delincuentes y los poderosos, todos los días se asesinan a cientos de mexicanos inocentes y otros, por atreverse a pedir justicia y una manera honrada de ganarse la vida, están presos en las mazmorras, de políticos que se sienten poderosos, y que piensan que nunca serán llamados a justicia. Pero, el tiempo y la razón triunfarán, uno a uno, ganaremos esta lucha justa, y lo mejor que puede hacer el presidente es callarse, y dejar de promover en otros lados lo que no existe en México.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario