Hace unos días a través de los medios de comunicación y las redes sociales nos informamos de otras noticias de plana completa. Una de ellas es el pleito casado del presidente Andrés Manuel López Obrador y el periódico estadounidense New York Times por declaraciones de testigos protegidos, los cuales mencionan que el Gobierno de la 4T obtuvo dinero fácil proveniente del narcotráfico para su campaña de 2018.
La victoria de la nueva ministra se consideró un fuerte golpe a AMLO, ya que no tenía al exministro Zaldívar. La otra derrota fue que la ministra Norma Piña dio para atrás la ley Zaldívar.
Por otra parte, nos enteramos por propia boca del presidente, en su “mañanera” del 21 de febrero, de que intervenía “respetuosamente”, cito textual: “Cuando estaba el ministro Zaldívar de presidente de la Corte, había más recato todavía, cuando había un asunto así de ese tipo, nosotros respetuosamente interveníamos; porque es que no sólo es la libertad, aun cuando se trate de libertad domiciliaria para políticos, sino de la delincuencia organizada; acaban de suceder casos así donde los jueces protegen y ordenan que se libere a un delincuente en horas, no en 72 horas, sino en 24 horas y en sábado, (entonces) tenemos que andar pendientes para ver si no tienen otras órdenes de aprehensión”.
Recordemos que el exministro Arturo Fernando Zaldívar, lelo de Larrea, fue ministro de la Suprema Corte de la Nación desde el 1 de diciembre de 2009 hasta el 15 de noviembre de 2023.
A pesar de que en nuestro país se gobierna con tres poderes: Ejecutivo, Judicial y Legislativo y que cada uno de ellos debería ser autónomo, precisamente para que haya equilibrio de poderes, haya democracia, etcétera, no; un claro ejemplo es la declaración del presidente.
Por supuesto, una vez que el presidente dijo lo que dijo, ni tardo ni perezoso salió el exministro a defenderse y pretender limpiar su nombre:
“Yo defendí la autonomía y la independencia de los jueces durante los cuatro años que fui presidente, nunca le hablé ni le he hablado a ningún juez, a ningún magistrado para sugerirle, para insinuarle, mucho menos para instruirle que fallara un asunto en un sentido o en otro”, remarcó. Incluso, recordó que, en el pasado, durante las presidencias de la Corte, como en el caso de la administración del expresidente Peña Nieto, “exceptuando la actual, siempre hubo un diálogo respetuoso y una coordinación entre poderes como en cualquier democracia”.
Ahora con la ministra Norma Piña, el presidente se le va a la yugular; cada vez que se le presenta la oportunidad, menciona que “él (Zaldívar) ayudaba. Llega la señora (Norma) Piña y dice: ‘los jueces son autónomos’, o sea, licencia para robar, o sea, hagan lo que quieran, porque así tiene fuerza al interior del Poder Judicial, o sea es una relación de componendas y de complicidades, como si se tratara de una mafia”.
Recordemos también que la victoria de la nueva ministra se consideró un fuerte golpe a AMLO, ya que no tenía al exministro Zaldívar. La otra derrota fue que la ministra Norma Piña dio para atrás la ley Zaldívar, con la que proponía AMLO ampliar el mandato del exministro dos años más.
También se votó en contra de las reformas a la Ley de la energía eléctrica, y más recientemente López Obrador mandó, entre sus reformas, una que pretende que la elección de jueces, magistrados y ministros sea por voto popular.
En pocas palabras, AMLO quiere tener el control de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Mientras tanto, el exministro Arturo Saldívar renunció al cargo el 7 de noviembre de 2023 para irse con todo a la campaña de la candidata a la Presidencia de la república Claudia Sheinbaum. Para que no quedara duda de que sí había relación con el Gobierno de la 4T y en especial con el presidente.
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