Quintana Roo es una de las entidades de la república “más joven”. Tiene 48 años de haberse convertido en Estado libre y soberano, mediante el Decreto del 8 de octubre de 1974. Este dato es importante para el análisis que me ocupa en esta entrega semanal porque, en términos sociales, se asume que pasar de “territorio” a “estado” fue una decisión tomada primordialmente con base en criterios económicos; por lo que podemos asegurar que, Quintana Roo surgió como un “modelo de desarrollo” sustentado en la promoción de las actividades turísticas de playa.
Sin embargo, a casi cinco décadas, la “Joya del caribe mexicano” se encuentra lejos de ser tal modelo de desarrollo: los grandes inversionistas están destruyendo las bellezas naturales de la entidad y llevándose la riqueza que se genera en el estado a otros países; el crimen común y organizado predomina en la entidad, por lo que nadie se siente seguro; la pobreza lacera a miles de familias humildes que viven en zonas paupérrimas; la falta de trabajo obliga a miles de personas a trabajar en el sector informal, y un largo etcétera.
En los primeros cinco años de la actual administración estatal, hubo un aumento en homicidios hasta en 537.4 por ciento, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, esos datos nada alentadores lo confirmaron Carlos Barrachina Lisón, especialista en materia de seguridad pública en la entidad. En 2019 se alcanzó el pico de homicidios dolosos, con 796 en todo el año, un promedio de 66 por mes, 2.2 por día. En lo que va de 2022 (enero-mayo) han matado a más de 200 personas.
Muchos de estos casos son considerados de alto impacto porque ocurrieron de día en playas, hoteles, supermercados, plazas públicas y restaurantes en presencia de turistas, algunos de los cuales, también fueron objeto de los ataques. En febrero de este año, la organización México Evalúa registró que el homicidio no es el único delito que repuntó sino también las extorsiones, saqueo a embarcaciones, narcomenudeo, entre otros. Es decir, ¡las cosas van de mal en peor!
Por otro lado, en el informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2022 elaborado por la Unidad de Planeación y Evaluación de Programas para el Desarrollo de la Secretaría de Bienestar, determinó que el promedio general de la pobreza llegó a 57.9 por ciento y de vulnerabilidad social a 29.8, mientras que los menos afectados, el sector de personas no pobres ni vulnerables fue apenas de 14.3 por ciento. Según el Coneval, 7.1 por ciento de los quintanarroenses, tenían en 2018, ingresos por debajo de las líneas de pobreza extrema, y para 2020 la cifra se elevó a 23.1 a consecuencia de la covid-19.
La población ocupada en la informalidad, que comprende a los que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de su trabajo, por ejemplo: el vendedor ambulante, se incrementó en Quintana Roo al pasar de 414 mil en el primer trimestre de 2021 a 421 mil personas en el primer trimestre de 2022. Es decir, mucha gente se ve obligada a emplearse en el sector informal al no encontrar trabajo en los hoteles, restaurantes o lugares dedicados al servicio turístico que no sólo le ofrezca mejores salarios sino las prestaciones de ley.
Por si los problemas mencionados fueran pocos, el Estado tiene una de las deudas públicas más alta de todo el país, ésta asciende a 19 mil 845 millones de pesos y mantiene comprometidas 66 por ciento de las participaciones federales, esto, según el presidente del Observatorio Legislativo en la entidad, Eduardo Galaviz Ibarra.
La nueva administración estatal que encabezará la morenista Mara Lezama a partir del próximo 25 de septiembre, tiene el gran reto de gobernar con equidad para todos, no sólo para los morenistas o de los partidos aliados. Debe demostrar en el terreno de los hechos que verdaderamente conoce los problemas que agobian al Estado, hacer todo lo posible para combatirlos y eliminarlos, debe trabajar con entereza para que la riqueza generada por los trabajadores se distribuya de mejor manera. De no hacerlo así, la historia la llamará a cuenta. Al tiempo.
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