Angélica Méndez toma agua hervida para no sentir el dolor de estómago que le causa el hambre. Ella y su familia han pasado hasta 48 horas sin comer porque cada día enfrenta una verdadera batalla para conseguir, al menos, un par de tortillas con sal que meterse a la boca.
No es que no quiera comprar otra cosa, es que es para lo único que les alcanza. Su día empieza a las 4 de la mañana; se levanta para tomar un conjunto de hilos de palma seca con los que teje de 2 a 3 sombreros al día lo más rápido que puede. Quien se lo compra, le da 5 pesos por cada uno, con lo que nada más le alcanza para dos cosas: más hilo de palma seca con el que teje más sombrero, y un poco de maíz con sal (Oxfam, 2022).
A escala nacional, el porcentaje de familias con problemática alimenticia pasó de 47 por ciento a 52 por ciento de los hogares, en dos años; millones sufren para cubrir alimentación. El 18.6 millones de hogares experimentaron dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias durante la pandemia.
En 2020, en 5.5 millones de casas algún adulto padeció hambre, mientras que 3.8 millones de familias algún adulto comió solo una vez al día o no lo hizo en un día; en otros 1.3 millones de hogares recurrieron a pedir limosna o mandaron a niños a trabajar. A Escala nacional, el porcentaje de familias con problemática alimenticia pasó de 47 por ciento a 52 por ciento de los hogares en dos años (El Universal, agosto 2021)
Varias comunidades en nuestro país viven esa realidad, y consigo el abandono de los tres niveles de gobierno. Si de por sí sus habitantes ya sobrevivían en condiciones paupérrimas, la pandemia de covid-19 agravó aún más su situación. Vivimos en una realidad en la que las comunidades, prácticamente todos sus habitantes, tienen que abandonar sus hogares en busca de mejor vida porque no hay trabajo o son víctimas de extorsión del crimen organizado; el robo de lo poco que tienen en sus casas y la imposibilidad de llevar el pan a la boca, les da pocas esperanzas.
A esto le agregamos que, quienes tienen relativo ingreso, la pandemia de covid-19 incrementó el gasto de las familias en el cuidado de la salud 40.5 por ciento y disminuyó el dedicado a la educación y esparcimiento (INEGI 2020). Pero los estados de salud de las personas dependen, en mayor medida, de su alimentación, misma que depende del nivel de ingreso de las familias para poder acceder, al menos, a la canasta básica y cubrir el pago de los servicios básicos.
De acuerdo con el informe reciente del Banco Mundial (BM), “Perspectivas de los mercados de productos básicos”, los altos precios de energía y alimentos se mantendrán en niveles históricamente altos hasta finales de 2024. Prevé que los precios de la energía se incrementarán más del 50 por ciento en 2022 para luego moderarse en 2023 y 2024, mientras que los productos no energéticos, incluidos los agrícolas y metales, aumentarán casi un 20 por ciento en 2022. Esto representaría la mayor crisis de productos básicos que se haya experimentado desde la década de 1970, comentó Indermit Gill, vicepresidente de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del BM. Este aumento de los precios de los alimentos y la energía está generando un alto costo humano y económico, y probablemente frenará los avances en la reducción de la pobreza.
Por otro lado, quienes ponen de manifiesto esta realidad en los medios de comunicación y otros medios de información, reciben en respuesta amenazas y, en seguida, la privación de la vida. Esto ha pasado con los 9 periodistas que, en lo que va de este año 2022, han sido asesinados. Estos periodistas se enfocaban en información sobre seguridad pública, corrupción y política, temas que ponen en duda la viabilidad de las políticas de 4T en su intento de combatir no solo la delincuencia y la corrupción, sino la pobreza y la desigualdad de nuestro país. Pero, a pesar de ese clima de violencia en contra de los periodistas, desde el foro de las mañaneras, el presidente de la república sigue lanzando discursos agresivos contra la prensa, en particular, contra los que critican su gobierno o ponen en evidencia ciertas irregularidades de esta administración.
El panorama de lo que resta de este año no es nada comprometedor para Angélica Méndez y su familia, ni para todos los mexicanos, pues, según los resultados de la encuesta de abril, realizada por el Banco de México (Banxico), prevén un crecimiento de 1.72 por ciento de la economía del país para este 2022.
Especialistas económicos prevén que haya un mayor deterioro en los pronósticos para este año, según lo reveló la encuesta de abril publicada en El Financiero. Esto no asegura que las familias mexicanas mejoren sus condiciones de vida, a pesar de las empecinadas políticas a capricho y clientelar del presidente de la república, políticas que, una y otra vez, agravan la realidad social, económica y política del país, realidad que no se puede ni se debe ocultar con el discurso, aunque estén cargados de amor al pueblo.
A este gobierno, le hace falta una verdadera autocrítica sobre los resultados de sus estrategias que le permita reorientar o crear políticas pensadas desde la realidad que viven las mayorías mexicanas, y no desde sus buenos deseos y profundos sentimientos por el pueblo. ¿Tendrá tiempo para revertir esta situación? ¿O estos son otros datos? La historia le dará su lugar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Al tiempo.
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