Como cada año, acabamos de conmemorar una de las gestas más importantes de la historia de nuestro país, el 111 aniversario de la revolución mexicana de 1910, fecha en la que todos recordamos con orgullo a los líderes revolucionarios por haber contribuido al desarrollo social e histórico de nuestro país, sin analizar que no todos jugaron el mismo papel, que cada uno de ellos representaron intereses diferentes, incluso que algunos de ellos eran enemigos, que como nos dice la historia solo se aliaron para lograr un fin, derrocar el feudalismo, que por un lado, explotaba a los campesinos, quienes además, tenían la ilusión de que se les regresaran las tierras y por el otro lado la burguesía inconforme, debido a que las tierras y la mano de obra estaban concentradas en manos del feudalismo y no dejaba desarrollar el capitalismo.
Burguesía y campesinado los dos inconformes, con diferentes intereses se aliaron para poner fin al feudalismo, para acabar con la situación que se vivía y con ello hacer un cambio social y económico, desgraciadamente el beneficio no fue para las dos partes, solo para la burguesía, encabezado por don Francisco I Madero, que una vez en el poder traicionó a los que lo llevaron a la silla presidencial, a Villa y a Zapata.
A pesar del triunfo de Villa y Zapata, esta revolución fracasó, pues no se logró conseguir lo que buscaban, un país más justo y equitativo debido a la falta de un plan de gobierno. Lo que sí cambió es la clase gobernante, ahora quedaba la burguesía en el poder y con ello, el cambio del modo de producción, quedando pendiente aminorar la explotación.
La lección que nos deja la revolución es que los líderes del pueblo deben de prepararse, que no solo se necesita el valor para encabezar las grandes luchas, sino también tener un plan de gobierno y visión política, para que no pase lo que le paso a Francisco Villa y Emiliano Zapata, por el otro lado organizar y concientizar al pueblo para que no se dejen engañar por los cantos de sirena que pregonan sus enemigos.
Tal es el caso de nuestro país donde por décadas ha venido gobernando la burguesía y que ante este hartazgo la gente buscó a través del voto un cambio en el poder en el 2018, cambio que con el paso del tiempo, queda claro que no hay tal transformación, que cada día crece la inflación, la inseguridad, el hambre y el aumento de la pobreza. De acuerdo a los datos del CONEVAL, en los 2 últimos años del actual gobierno, la pobreza aumentó en 4 millones nuevos pobres. Queda claro que las políticas del gobierno actual no resolverán los problemas de fondo, repartir dinero para calmar el hambre de la gente no ayudará en nada, solo servirá para el consumismo, si, para que la gente consuma las mercancías que produce el capitalismo. Es evidente que México necesita políticas económicas que estén pensadas para resolver el problema desde raíz. Por lo cual ahora se hace más necesario revivir los ideales de Villa y Zapata para lograr el cambio estructural que se necesita para darle al pueblo lo que desde 1910 está esperando, un país más justo y equitativo, nada más, pero nada menos, vale.
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