MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México, fábrica de pobres consolidada por la 4T

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No basta con autonombrarse la verdadera esperanza de México, a los mexicanos les urge una transformación sustancial en sus condiciones de vida. Y en honor a la verdad hasta la fecha no se alcanza a percibir tal cambio. Aferrándose a toda costa a su acostumbrado discurso de que el origen de la pobreza es la corrupción, el Gobierno de la 4T ha implantado un nuevo modelo de política pública y económica, donde la base para el desarrollo y progreso (a decir de ellos) es la entrega directa de dinero a las familias a través de tarjetas bancarias. Dinero que proviene directamente de los impuestos que como ciudadanos estamos obligados a pagar, además de la explotación de los recursos energéticos y naturales que son propiedad de la nación. En consecuencia, si nuestra obligación es contribuir con nuestros impuestos, la obligación del gobierno es regresarlo en forma de programas, obra pública o servicios. Nada de lo que da el gobierno es regalado del bolsillo de los funcionarios.

Pues bien, esta nueva política pública y económica lleva como principal objetivo la utilización de una gran parte del erario público para su dispersión en los estados, a través de becas a estudiantes, adultos mayores, madres de familia y jóvenes sin trabajo ni escuela. El otro gran porcentaje del recurso se destina a las mega obras faraónicas como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Texcoco. La consecuencia de esto es que se descobijó desde 2018 todo lo que tenía que ver con obra y servicios públicos. Gobernadores y presidentes municipales son los primeros en resentir esta falta de recursos para obra pública, hay un amargo reclamo al presidente de la república por no mandar recursos suficientes y dejarlos a su suerte, obligándolos a cubrir sus necesidades con su recaudación propia, cosa que hasta la fecha no ha funcionado. Como recuerdo del desmantelamiento de la obra y programas públicos nos quedó la desaparición del ramo 23, Fonden, Guarderías Infantiles, Comedores Comunitarios, Prospera, Seguro Popular, entre otras, todo esto a cambio de las famosas tarjetas con dinero. 

Esta nueva política pública de la 4T para poder calificarse de exitosa tendría que reflejar forzosamente en un mejoramiento sustancial de las condiciones de vida de los hogares mexicanos: ingresos salariales, acceso a la vivienda, a la salud digna, a la educación de calidad, pavimentación de calles, escuelas públicas, etc. De acuerdo con estudios del Coneval (2020) esto no solo no se cumplió si no que se retrocedió, del 2018 al 2020 la población en situación de pobreza incrementó en 3.8 millones, hay 10.8 millones viviendo en situación de pobreza extrema (sobreviven con 2 dólares al día), en salud, alimentación y acceso a servicios públicos reprobados. Hay quienes sostienen, con cierta resignación, que por lo menos la gente está recibiendo las tarjetas con dinero y que hasta se ha incrementado la cantidad de dinero para las pensiones de adultos mayores. Pues hay que recordarles que de acuerdo con el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG) los programas sociales con la 4T solo cubren en 2020 el 43% de los hogares, es decir, hay 20.8 millones de hogares mexicanos que no reciben ni tarjeta con dinero, ni obra pública, ni servicios de calidad. Esto recae en un descontento generalizado sobre las clases medias y bajas descobijadas.

Este panorama desalentador se vuelve más sombrío al darse a conocer el informe del Banxico en colaboración con Inegi. Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares (ENIGH) 2010-2020. Gerardo Leyva, director general adjunto de Investigación del Inegi resume el informe de la siguiente manera: “Más del 99% de la población en México es clase baja o clase media. La clase media es 37.2% de la población y la clase baja 62%... De hecho, la clase media se redujo producto de la pandemia”. Es decir, en otras palabras, México es una fábrica de pobres. Y quiero hacer énfasis en el último comentario de Gerardo Leyva, el informe confirma este dato acerca de la clase media en el país; de 2018 a 2020 el estrato social de la clase media se redujo en 6.3 millones de mexicanos, ¿a qué posición se movieron?, a la clase baja y lo demuestra lo siguiente; la clase baja incremento en 8.6 millones de personas, a la par que la clase alta se contrae poco menos de medio millón. Si la clase alta se reduce, la media se reduce y la baja se incrementa no queda más que concluir lógicamente que o fallecieron a consecuencia de la pandemia o que los ricos son cada vez menos y los pobres cada vez más y la clase media con tendencia a la baja.

De este alarmante dato parten algunas opiniones políticas que comentan que la preocupación y enojo de las clases medias en ciudades con mayoría de este estrato social como CDMX (58.9% de la población) llevaron a la oposición política a ganar 9 de las 16 alcaldías, quedándose con la mayoría. No es del todo cierto, pero, es un buen punto de reflexión que lleva cierta dosis de verdad y realismo. Si ponemos en la mesa la exclusión de 20.8 millones de hogares de los programas sociales, la desaparición de partidas presupuestales para obras y servicios en los estados, el incremento de 3.8 millones de pobres en 2020, la reducción de la clase media en 6.3 millones, la pandemia y las políticas improvisadas de los funcionarios (acuérdese del 90% honestidad y 10% capacidad), tendremos como resultado un gran movimiento de inconformidad social. Sigue y suma. El otro dato que arrojó la ENIFH 2019 es acerca de la deuda por hogar. De 36.6 millones de hogares que contabiliza, el 56.9% (20.9 millones) tiene algún tipo de deuda. La que predomina es la deuda hipotecaria y la tarjeta de crédito, buena parte de estos hogares recurre al préstamo familiar o con cajas de ahorro o de empeño, y en buena cantidad se recurre a dicha acción para solventar gasto por alimentación o de atención médica. A pesar de tanta dispersión de tarjetas con dinero de la 4T, a la inmensa mayoría de los hogares mexicanos no le alcanzan sus ingresos para vivir.

Más de la mitad de los mexicanos (66.5%) declaran que sus ingresos apenas le alcanzan para lo necesario y al 20.7% no le alcanza ni siquiera para lo necesario. Con toda esta bola de datos, que pudieran embarullar a alguien, quiero llegar a la conclusión, esperando que usted también juzgue la realidad en que vivimos, de que, México está atravesando una crisis social disfrazada de cambio. Es decir, el gobierno pretende hacernos creer que las cosas han cambiado porque los nuevos funcionarios ya no roban y porque ahora las tarjetas con dinero se entregan de manera directa. Pero, la realidad que seguimos viviendo nos dice que sigue creciendo la pobreza, que la mayoría de los hogares tienen deudas y sus ingresos no alcanzan, que sigue muriendo gente por la pandemia, que la clase media va a la baja y que la oposición política sigue encerrada en su política de conservar lo viejo. De momento, no veo una alternativa política firme más que la del Movimiento Antorchista: al pueblo hay que educarlo políticamente, organizarlo y ponerlo a luchar por un mundo más justo.

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