Quienes piensan que se votó en la pasada elección por los grandes logros que habría generado la llamada Cuarta Transformación y su promotor Andrés Manuel López Obrador (AMLO), están muy equivocados, porque los mexicanos que salieron a emitir su sufragio únicamente guiados por el color guinda, sin revisar siquiera quiénes eran aquellos que iban en las boletas electorales, lo hicieron presas del temor bajo las constantes amenazas de que se les quitarían los recursos que perciben por voluntad del gobierno federal, recursos que le pertenecen al mismo pueblo.
Así se bordó el triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo, desangelado, condicionado y degradado por tan evidente intromisión presidencial, es decir, no se votó con alegría sobrada por tener a una presidenta como ella guiando al país. Los mexicanos que lo hicieron fue por temor, por no perder lo que regaladamente se les brinda, y que en el momento en que llegue la hora de quitárselos ya será muy tarde para que reaccionen.
AMLO engañó a los mexicanos diciendo que el país se encontraba con amplia seguridad gracias a la implementación del famoso “abrazos, no balazos” que muy pronto fracasó pues la inseguridad persiste.
Por supuesto que de ello no tiene la culpa la población que inundó las urnas en la elección reciente, sino todos aquellos que promovieron el temor sobrado entre la gente, que amenazaron, perpetraron atentados y cumplieron asesinatos a la medida de la voluntad de una mafia que se ha encargado de engolosinar al pueblo para después arrebatarle el dulce.
Porque no se cumplieron en lo mínimo las promesas que se hicieran en campaña, el propietario del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tan pronto asumió el poder, ordenó a sus corifeos y súbditos cancelar programas y fideicomisos que anteriormente permitían la subsistencia de millones de compatriotas, la gran mayoría, gente pobre.
Tampoco se logró erradicar la pobreza, al contrario, ésta se incrementó a lo largo de este sexenio que está por concluir, superando la miseria extrema en México, la hambruna y la desesperanza de aquellos que continuaron olvidados por un mandatario equivocado en la aplicación de sus políticas gubernamentales.
Baste señalar la cancelación del Seguro Popular, que era la institución encargada de brindar atención médica a las clases más desprotegidas, colocando en su lugar el famoso Insabi y después el Seguro Universal para fracasar rotundamente dejando a la gran mayoría de mexicanos sin servicios médicos ni medicamentos.
Aunado a ello, se engañó a los mexicanos diciendo que el país se encontraba con amplia seguridad gracias a la implementación del famoso “abrazos, no balazos” que muy pronto fracasó pues la inseguridad persiste. Los feminicidios y demás están a la orden del día, mientras las bandas criminales gozan de impunidad sobrada y actúan como Juan por su casa.
La periodista Citlali A. Ramírez M. hace un recuento exacto del país que entregará la 4T, sexenio que está próximo a terminar y en el que se agudizaron los graves conflictos existentes en el país: sin salud, seguridad, sin empleos, con educación en lastimosas condiciones, muy distante de la excelencia académica que se prometía para igualar a naciones como Dinamarca, con mayor pobreza, en un verdadero caos gubernamental donde López Obrador no encontró pies ni cabeza, principalmente en el supuesto combate a la corrupción que tampoco se logró desterrar.
La comunicadora plasma en su reportaje que el país que AMLO dejará en manos de la nueva administración tiene muy altos niveles de violencia e inseguridad pública; el mayor número de homicidios dolosos de la historia reciente; feminicidios sin freno; un sistema de salud sin medicamentos ni insumos; la infancia desatendida, un campo en crisis productiva; una economía más dependiente de Estados Unidos; inflación que superó a toda prisa los aumentos al salario mínimo, elevó la deuda externa; y, sobre todo, mayor corrupción y opacidad en las operaciones financieras del Gobierno federal.
Recordemos que en 2020, durante el confinamiento generado por el Covid-19, el mandatario mexicano emitió su plan “Nueva política económica”, documento de 30 páginas en el que aseguró que se construía un nuevo modelo de país:
“En México estamos construyendo, desde antes de la pandemia actual, y ahora con mayor intensidad, un nuevo modelo de país, con base en cinco principios fundamentales e indisolublemente relacionados entre sí: democracia, justicia, honestidad, austeridad y bienestar”.
Pero hasta ahora, cinco años después, es evidente que su Gobierno olvidó aquellos “principios”, porque ninguna de sus acciones ha erradicado la marginación, pobreza, desempleo e inseguridad pública que agobian a la mayoría de los 136 millones de mexicanos.
El llamado gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) se inició a finales de 2018 con la reducción salarial y el despido de miles de trabajadores del servicio público con el pretexto de que “ganaban mucho” y suprimieron los comedores comunitarios, las guarderías infantiles, el programa Prospera y el Seguro Popular, aduciendo que en ellos se practicaba la corrupción.
El doctor en economía Abel Pérez Zamorano refiere que durante el sexenio que termina, se agudizaron las consecuencias del neoliberalismo, al que AMLO “erradicó” por decreto. En estos últimos años, la fortuna de los cinco multimillonarios más ricos de México superó al doble la de sus colegas de Latinoamérica, según el ranking de Bloomberg. Es decir, México es el país donde más aceleradamente se ha concentrado la riqueza.
Encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que, en el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto (2018), los trabajadores recibían apenas el 26.5 por ciento del ingreso de su trabajo y que los empresarios se embolsaban el 46 por ciento en forma de ganancia. Esta situación no cambió en el sexenio de AMLO, incluso, en una de sus conferencias matutinas de mayo de 2022 reconoció que en su Gobierno:
“… se ayuda también a los de arriba; yo les puedo decir que no hay un rico de México que en el tiempo que llevamos gobernando haya perdido dinero, y a las pruebas me remito, al contrario, les ha ido bien”.
El actual sexenio ha sido catalogado como el más sangriento con elevada tasa de homicidios, donde al final de esta administración se estarán contabilizando más de 206 mil asesinatos superando por mucho la cifra de sexenios anteriores.
Así es el país que heredará a sus compatriotas y a Claudia Sheinbaum el promotor de la llamada 4T, mandatario que es responsable de la tragedia nacional y que a pesar de ello sigue pensando que hizo bien las cosas, aunque nunca cumplió con la promesa de salvaguardar a sus compatriotas de todo aquello que los mantiene hundidos en el pantano.
De continuar esta situación, México estará condenado a sucumbir en su propia destrucción, mientras persista la necedad de quienes, a pesar de ver la realidad lacerante de una nación extraviada, siguen afirmando “tener otros datos”.
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