MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México, un país de extrema polarización de la riqueza

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El informe de Oxfam, una organización no gubernamental, titulado “Econonuestra: Es tiempo de una economía para todos y todas”, publicado a principios de julio del año en curso, sostiene que el injusto sistema tributario ayudó a magnates mexicanos a acrecentar sus fortunas.

Según el informe, las riquezas de dos de ellos, Carlos Slim Helú y Germán Larrea, son mayores que lo que acumula la mitad más pobre de Latinoamérica y el Caribe, es decir, un total de 334 millones de personas.

Los antorchistas llamamos una vez más a todos los sectores progresistas, a hombres y mujeres de buena fe que viven inconformes con el estado de cosas existente, a sumarse en un gran movimiento popular único.

Los hombres y familias más ricas de México han multiplicado sus ya de por sí gigantescas fortunas durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, reuniendo entre los cinco más poderosos un total de 158 mil 630 millones de dólares.

En algunos casos, los millonarios han hecho crecer su fortuna varias veces desde finales de 2018 y hasta julio de 2024, unas semanas antes del final de este Gobierno.

De acuerdo con la lista más reciente de millonarios de Bloomberg, los más ricos del país experimentaron un crecimiento del 82.5 % en sus fortunas desde diciembre de 2018 hasta marzo de 2024, superando al resto de Latinoamérica (35.7 % de crecimiento), los mercados emergentes mundiales (72.5 %) e incluso el promedio global general (78 %).

El hombre más rico del país, Carlos Slim Helú, tiene actualmente una fortuna valuada en 94 mil 200 millones de dólares, según la lista de Bloomberg. Se ubica en el sitio 16 de los más millonarios del mundo. El magnate pasó de tener una fortuna de 50 mil millones en 2018 a casi duplicarla en seis años.

Sin embargo, el crecimiento de Slim palidece ante el aumento escandaloso de Germán Larrea. El jefe de Grupo México pasó de acumular unos 4.1 mil millones de dólares a finales de 2018 a sumar en 2024, 37 mil 800 millones de dólares. Su crecimiento fue de aproximadamente 922 % en un sexenio. Tan sólo el año pasado, las empresas de Larrea reportaron ganancias por 14.4 mil millones de dólares. Se ubica en el lugar 41 de los más ricos del mundo.

Verónica Paz, coordinadora de Políticas para Oxfam Latinoamérica, sostiene que el incremento de las riquezas de un grupo reducido de milmillonarios obedece a que, en México, como en otros países de la región y del mundo, se implementan sistemas tributarios injustos que tienden a gravar muy poco al capital y mucho al trabajo.

Estos sistemas tributarios son injustos porque, de manera sistemática, tienden a recargar los tributos sobre las poblaciones más pobres y las clases medias, las cuales, de cada cien dólares de ingresos, contribuyen con cerca de 45 dólares; mientras que las personas más ricas pagan cerca de 20 dólares de cada cien. Se derrumba el mito de que las personas pobres y clases medias no pagan impuestos y de que las economías latinoamericanas se sostienen gracias al esfuerzo de los ultrarricos.

La experta de Oxfam, Verónica Paz, considera que México “muestra un fenómeno de extrema polarización de la riqueza”. “Si en América Latina tenemos una brecha entre lo que acumula el 1 % y el 50 % que es de casi 55 veces, en México es peor. México tiene las fortunas de los milmillonarios más altas de América Latina”. La razón es que nuestro país es uno de los que recauda menos en la región.

Los mexicanos sabemos que el actual Gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador, a pesar de que en el discurso promueve la idea de “primero los pobres”, dando prioridad a los programas monetarios supuestamente para disminuir la brecha de desigualdad social y económica, se ha negado de manera reiterada a cambiar la política fiscal en la recaudación por pago de impuestos.

En México sigue aplicándose, como antaño, un sistema tributario regresivo en el que quienes tienen mayores ingresos pagan un menor porcentaje, mientras que las personas con ingresos más bajos deben destinar gran parte de estos para pagar impuestos; es decir, al no tener en cuenta el dinero que cada ciudadano gana, este impuesto afecta más a las personas que ganan menos dinero. Tampoco se grava la riqueza de los grandes millonarios. No hay, pues, en esto, beneficio para los pobres, pero sí para los ricos.

“Los ultrarricos en México lo son, sobre todo, por décadas de Gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia. Once de los 14 ultrarricos mexicanos se han beneficiado y se siguen beneficiando de múltiples privatizaciones, concesiones y permisos que les ha otorgado el Gobierno mexicano en las últimas décadas, lo que representa la transferencia masiva de riqueza de lo público a una pequeña proporción de personas en lo privado” (Oxfam en el informe “El monopolio de la desigualdad. Cómo la concentración del poder corporativo lleva a un México más desigual”, 23 ene 2024).

En tiempos del Gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación, los números hablan de un periodo dorado para los hombres y mujeres de negocios del país, de cómo la fortuna les ha sonreído con un Gobierno que declaró el fin del periodo neoliberal, pero que paradójicamente ha construido un país más desigual y con diferencias insultantes, un periodo de oscuridad para 90 millones de mexicanos pobres.

El pasado 22 de julio, el propio presidente López Obrador destacó que, a raíz de la política social impulsada durante su gestión, 30 millones de familias reciben alguna transferencia monetaria de programas sociales, y el resto de la población se beneficia con el aumento del consumo, de tal manera que: “a todos los mexicanos les está yendo bien. Imagínense -dijo-, no hay un empresario de los grandes que haya fracasado; al contrario, todos han tenido utilidades… han aumentado hasta el doble su fortuna. Los banqueros, me da hasta pena decirlo, pero en el Gobierno nuestro, el año pasado, este año, es cuando más ganancias han tenido los bancos en toda la historia de México”.

¿De verdad a todos los mexicanos nos está yendo bien? Entonces, ¿por qué las abismales diferencias entre pobres y ultrarricos? No olvidemos que pobreza y riqueza son dos caras de la misma moneda; para existir una, necesariamente debe existir la otra. Lo demás es un juego de palabras que busca engañar a un pueblo sumiso y conformista, que de ninguna manera es el mexicano.

Acabar con la pobreza y desigualdad en nuestro país no es tarea de un gobernante o un caudillo, por bien intencionado que sea. Acabar con estos flagelos es tarea del pueblo organizado y educado, una tarea que no puede eludir, so pena de alargar más este periodo de opresión en el que vivimos.

Los antorchistas llamamos una vez más a todos los sectores progresistas, a hombres y mujeres de buena fe que viven inconformes con el estado de cosas existente, a sumarse en un gran movimiento popular único, capaz de acabar con esa extrema polarización de la riqueza que existe en nuestro país, para hacer de este un país justo y noble con todos sus hijos.

No puede irnos bien cuando un Gobierno, aunque se diga popular, permite que un puñado de hombres concentre hasta el hartazgo insultantes cantidades de riqueza, mientras millones de familias se debaten en la miseria. Actuemos en consecuencia.

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