Yucatán se caracteriza por ser un estado turístico. A pesar de que se promueve a la entidad como lugar turístico, en realidad poco beneficia a los yucatecos, a las comunidades más apartadas y sus habitantes.
Recientemente, la secretaria de Fomento Turístico de Yucatán, Michelle Fridman Hirsch, ofreció una conferencia en la Ciudad de México en la que mostró los números y “grandes beneficios” para los yucatecos que ha dejado el turismo durante estos seis años del gobierno de Mauricio Vila.
La pobreza, marginación y desigualdad continúan en la entidad, y de estas no hablan las autoridades.
En la nota del medio Buzos de la Noticia se reprodujeron los dichos de la funcionaria, quien “afirmó que durante la administración estatal 2018-2024, se ha integrado a las comunidades mayas en el desarrollo turístico de la región”.
La nota sigue: “Fridman Hirsch destacó que una de las pruebas más contundentes de esta inclusión es la creación de las Aldeas Mayas, proyectos que han impulsado el desarrollo económico en las comunidades aledañas a través del comercio de productos locales, la oferta de hospedaje, la gastronomía y la infraestructura turística”.
Si bien se crearon estos proyectos, considero que sólo fueron para hacer creer a la gente que sí se trabaja por ellos. Lo cierto es que estos programas y “apoyos” están en segundo plano; en otras palabras, las comunidades mayas se benefician al último, y son los grandes empresarios, aquellos que tienen el poder adquisitivo y quienes hacen su negocio cada vez más atractivo para los turistas.
En la misma nota, se señala que la secretaria destacó la integración de más Pueblos Mágicos, de dos a siete, “logrando un incremento del 34 por ciento en el turismo”. Pero, si recordamos a través de las mismas redes sociales de Buzos de la Noticia, circuló un video de una señora de Espita, uno de los nuevos Pueblos Mágicos, donde se quejó amargamente de que ella no estaba de acuerdo en que ahora se llamara Pueblo Mágico porque no le beneficia en nada y no ve el desarrollo en su comunidad.
Después de ese video, a la señora se le trató de intimidar por autoridades municipales, pero con el carácter que distingue a los mayas, no se dejó porque sabía que lo que decía era cierto.
Con esto queda claro que los recursos obtenidos por el turismo no van direccionados para mejorar la calidad de vida de los yucatecos, sino para el beneficio de hoteleros, restauranteros y, claro, para los visitantes.
Pero no para el ciudadano a pie, pues, de acuerdo a la misma secretaria, “se espera que el área cuente con más de 100 millones de pesos para la promoción turística, gracias al aumento del 222 por ciento en la recaudación del impuesto al hospedaje”.
La actual administración está próxima a culminar y se encuentra impulsando el “desarrollo” en esta última etapa en la icónica Plaza Grande. Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se suspendieron los trabajos por no tener los permisos para su remodelación y también podría estar en riesgo de perder su reconocimiento como patrimonio de la humanidad, de acuerdo a especialistas. Pero, a pesar de ello, cuando uno pasa por el lugar, los trabajos continúan.
Esto lo señalo porque el Gobierno estatal que encabeza Mauricio Vila Dosal ha hecho lo posible para que la capital se desarrolle y se vuelva cada vez más atractiva para los ojos de turistas, y por ende crezca el turismo. Pero justo aquí es donde hay que poner énfasis: esos beneficios no son para todos.
La pobreza, marginación y desigualdad continúan en la entidad, y de estas no hablan las autoridades. Sí, se necesita una recaudación de impuestos de aquellos que más ganan, pero direccionados y aplicados a obras y servicios para el desarrollo de los yucatecos en sus comunidades, tal como lo propone el Movimiento Antorchista Nacional.
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