Es innegable la nueva ola de contagios en todo el país por la nueva variante del Covid-19 Ómicron, que si bien ya se había anticipado a finales del 2021, pocas fueron las medidas que el gobierno federal tomó para evitar que fuera un suceso descontrolado. En una nota de El País del 12 de enero: “México es uno de los países que menos pruebas hace y hay un subregistro de contagios. Ante la escasez de pruebas, el discurso del gobierno federal pone foco en el aislamiento desde el inicio de los síntomas, sin necesidad de hacer tests”. Esto tan solo es una muestra de lo que en realidad está sucediendo en México, con respecto al tema de salud. La política de la 4T ante la Covid-19 ha dejado de mostrar interés en el bienestar de los mexicanos. Se muestra un discurso de irresponsabilidad.
Infobae, dice que apenas 85 millones de mexicanos han sido vacunados con el esquema completo de la vacunación, sin embargo, el número de decesos rebasa ya los 301 mil. Aunque hay quienes afirman que estos números podrían ser mayores. Esta realidad se contrapone al discurso oficial y pueril del presidente López Obrador, quien hace apenas algunos días con motivo de su contagio afirmó “ómicron es equivalente a una gripe, no es tan peligrosa como la anterior”. Si bien para algunos no resulta tan peligrosa, sí ha provocado ya algunos decesos. Los contagiados siguen falleciendo y me parece que no se debe de tomar a la ligera, en tanto se trata de vidas humanas.
Las políticas del gobierno de la 4T se han caracterizado por dejar desamparados a los más vulnerables. Desde la desaparición de fideicomisos y programas sociales que tenían un impacto directo en el pueblo mexicano. Este año la vida de los mexicanos estará marcada por diferentes problemas que harán más difícil el día a día. Primero los contagios y decesos, sobresaltado por el desabasto de espacios dignos y también de medicamentos, por una inflación que provocará mayor escasez de alimentos en los hogares, la cuesta de enero será devastadora en millones de hogares, sobre todo de aquellos que sobreviven con apenas un salario mínimo. Las familias tendrán que recurrir a las pocas cosas de valor que tengan para empeñarlas y poder solventar algunos gastos; así como la falta de empleos. Todo este cuadro provocará que la vida del pueblo se vea afectada al grado de que la pobreza y la pobreza extrema sigan en aumento considerablemente.
El problema de la pobreza en México sigue siendo desestimado por el gobierno de la 4T. Su fórmula sigue siendo errónea, pues por tanto esfuerzo que hagan para combatir con la corrupción no se verá disminuida en nada la pobreza. La fórmula la están aplicando al revés. Es decir, el eje central tiene que ser acabar con la pobreza, y muchos males, incluido el de la corrupción, irán desapareciendo. Pero si lo que busca la 4T como parece que es, es mantenerse en el poder con programas que nublen el juicio del pueblo, puede que lo logren, pero no será por mucho tiempo. Las condiciones materiales están jugando su papel de educadoras de conciencia a la mala. Es decir, el sufrimiento del pueblo está provocando reacciones en ese mismo pueblo, y se está dando cuenta que los discursos del máximo líder de la 4T, no es más que eso, un discurso que no alimenta, que no educa, que no da empleo, que no da vivienda. El pueblo no vive del discurso. Este solo puede reafirmar lo que en la práctica se hace, pero no sustituirla.
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