Todos fuimos testigos de las declaraciones del expresidente Andrés Manuel López Obrador en su último mensaje como mandatario federal, al decir que: “El sistema de salud público ya es el más eficaz en el mundo. Dije que iba a ser el mejor, que iba a ser como en Dinamarca. No, no es como en Dinamarca. Es mejor que en Dinamarca”.
Fue una mentira demasiado grande la que quiso sembrar en la mente de todos los mexicanos. Porque la realidad es otra: seguimos viviendo las deficiencias terribles de los hospitales, la falta de médicos, la falta de infraestructura, de hospitales bien equipados, de comunidades sin un servicio médico, ya no digamos de calidad, sino un simple servicio médico.
El sistema de salud agoniza mientras los políticos de Morena lo convierten en escenario de propaganda y negocio electoral.
Un mexicano crítico y medianamente informado sabe que lo que afirmó en su momento el expresidente fue totalmente falso. Con todo el circo que armó, quiso esconder uno más de sus fracasos como presidente.
Este fracaso se viene a reflejar y a materializar con lo que la senadora morenista, Andrea Chávez, de Ciudad Juárez, Chihuahua, está haciendo en el estado grande de México, llevando caravanas de salud con su foto en los camiones y ambulancias, con su nombre rotulado en grande y todo un despliegue de propaganda proselitista, asegurando que en México, y en particular en Chihuahua, el sistema de salud es un fracaso.
¿Quién dijo o dice la verdad? ¿El expresidente al asegurar que, antes de irse, dejó un sistema de salud mejor que el de Dinamarca o lo que dice la senadora Andrea Chávez, que en México existe un sistema de salud deficiente? Ambos son morenistas, ambos dicen decir la verdad.
La realidad es mucho más compleja que como la tratan de disfrazar las autoridades. El sexenio maldito de López Obrador y su herencia están cobrando factura al pueblo mexicano. No hay día donde en los noticieros no aparezcan las deficiencias del sistema de salud: las familias manifestándose por falta de medicamentos, madres dando a luz en los corredores, hospitales derrumbándose a pedazos, ambulancias sin gasolina…
En fin, nuestro sistema de salud está agonizando, pero este mal tan terrible para las familias mexicanas los morenistas lo aprovechan como botín político.
Como animales carroñeros y enfermos de poder, los políticos morenistas tratan de seguir el ejemplo de su líder máximo, siempre prometiendo las cosas que jamás van a poder cumplir, lucrando con la pobreza, haciendo ver al pueblo como el más ignorante, dándoles dinero a cambio de su voto.
Lo que está pasando en Chihuahua es un claro ejemplo de lo que está ocurriendo en todo el país. Las afirmaciones del expresidente se están derrumbando una a una: desde que en México ya no hay inseguridad, impunidad, nepotismo, corrupción, conflicto de intereses, falta de medicamentos.
En fin, hoy, con todo lo que está ocurriendo, se puede afirmar que AMLO sí fue un fracaso presidencial, sin mencionar la farsa nacional de la mega farmacia.
Los mexicanos deben hacerse claridad de esta terrible situación, organizarse y luchar por un sistema de salud mejor. Para ello deben dejar el mutismo, el silencio. Hoy deben gritar y exigir un sistema de salud mejor. Tenemos los recursos, pero no los funcionarios correctos.
Las ambiciones de los políticos morenistas de gobernar u obtener un nuevo cargo son el claro ejemplo de la política obradorista. Ya el pueblo mexicano está despertando del sueño del bienestar. Ya las mismas acciones de este gobierno que encabeza la Dra. Claudia Sheinbaum le están dando la razón a quienes fueron críticos del sexenio anterior.
Con todo lo que está pasando en Chihuahua no cabe duda de que se refuerza lo que ha dicho nuestra organización, el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), por más de 50 años: que el único que puede transformar nuestra realidad es el mismo pueblo, un pueblo consciente y organizado.
La salud no debe ser una moneda de cambio, y los chihuahuenses y antorchistas seguiremos levantando la voz ante la ambición del poder. Alto a las pretensiones políticas de morenistas a cambio de seguir prometiendo lo que ellos mismos, se supone, ya resolvieron.
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