“La mujer proletaria lucha mano a mano con el hombre de su clase
contra la sociedad capitalista.”
(Clara Zetki)
Seguí con gran interés las marchas que protagonizaron las mujeres para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Me dio gusto ver que cada año más mujeres superan el miedo y se unen a las protestas en contra de la violencia de género y piden castigo para los feminicidas, secuestradores y maltratadores domésticos.
Pero, más gusto me dio ver a las mujeres de Chimalhuacán (amas de casa, estudiantes de preparatoria, universitarias y profesionistas), no solo porque vi muchas caras conocidas, sino porque me cercioré de que muchas siguen organizadas y con la claridad de que la lucha de las mujeres no debe restringirse a pedir castigo ejemplar para esas las lacras sociales que les hacen daño; que no debe restringirse a la lucha propia de las mujeres en contra de los hombres y de la sociedad patriarcal, sino que su lucha deben emprenderla tanto hombres como mujeres porque todos son oprimidos por el sistema capitalista, dividido en clases.
Y más gusto me dio que las chimalhuacanas no marcharon solas: estuvieron acompañadas por un buen contingente de hombres, una parte de los cuales participaron en una rodada bicicletera que salió de San Agustín y llegaron al punto en donde las mujeres culminaron su manifestación de protesta (calle de El Refugio en donde tiene sus oficinas el Proyecto Nuevo Chimalhuacán), en donde realizaron un mitin en el que refrendaron su compromiso de luchar no solo porque se acabe la violencia de género; fueron claras: para que eso suceda, debe cambiarse el modelo económico que rige a la sociedad dividida en clases en el que los dueños de los medios de comunicación, y su gobierno, oprimen, explotan y humillan a los trabajadores asalariados (tanto a hombres como mujeres), el cual debe cambiarse por un régimen más justo y equitativo, en el que seguiremos trabajando y ganándonos la vida con un salario, pero en que las condiciones de trabajo y trato a la gente sean mejores para todos.
Previo a la concentración en El Refugio, el contingente de mujeres se manifestó frente a diferentes sedes de la administración pública morenista: cientos de preparatorianas y universitarias se concentraron frente a la Comandancia Municipal de Chimalhuacán para exigir seguridad tanto al comandante Salvador Hernández como a la propia presidenta municipal, Xóchitl Flores Jiménez: pues, dijeron, recurrentemente son los estudiantes (hombres y mujeres) son asaltados; sin importar la hora, si es en la mañana o en la tarde-noche, los estudiantes son despojados de sus teléfonos celulares, mochilas y dinero; incluso denunciaron que “han sido picados” algunos varones estudiantes de la Universidad Politécnica de Chimalhuacán e intentaron secuestrar a una muchacha de la misma institución educativa: “corremos peligro, denunció la representante de los universitarios, Ana Sughey Ramírez, pero las autoridades no atienden nuestro grito de auxilio”.
Y es que lamentablemente Chimalhuacán se ha convertido en uno de los municipios del oriente mexiquense más peligrosos para la mujeres: es el quinto municipio más poblado del Estado de México, solo superado por el número de habitantes que tienen Ecatepec y Ciudad Neza; no obstante, ocupa el primer lugar en acoso personal y violencia sexual entre las 75 ciudades del país que fueron incluidas en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana 2022 (ENSU); aquí se ha incrementado la violencia familiar, los delitos por violación, desapariciones y feminicidio: “ser mujer en este municipio es un riesgo, dijo Susana Palafox, integrante del Proyecto Nuevo Chimalhuacán; en el trabajo sufrimos discriminación, en la escuela no tenemos las mismas oportunidades que los varones, en nuestros hogares se nos trata a muchas como la sirvienta de la casa, además de la violencia sexual que sufren las jovencitas.
Además, dijo que lo peor es que en Chimalhuacán las mujeres son víctimas de la represión por parte de otra mujer: de la presidenta municipal, Xóchitl Flores Jiménea, quien al inicio de su gestión despidió injustificadamente a las trabajadoras que laboraban en la administración, además de que se siguen cometiendo vejaciones en contra de la población, como dejar miles de hogares sin agua a pesar de que existe una red hidráulica adecuada y pozos para dar servicio suficiente a la población. “Entre las agresiones que la morenista ha realizado en contra de la población se encuentran: agresión a comercio establecido, prohibición del comercio ambulante en el primer cuadro del municipio, a pesar de que el 51 por ciento de la población de Chimalhuacán se dedica al comercio, en el que están incluidas miles de mujeres que no tienen otra fuente de ingresos para llevar alimento a sus familias”.
Luchar por un México con más oportunidades, con justicia y equidad es el objetivo que las chimalhuacanas organizadas en el Proyecto Nuevo Chimalhuacán se han fijado para eliminar la violencia, la discriminación no solo en contra de las mujeres sino también de los hombres que a lo largo de la historia han sufrido injusticias y explotación en una sociedad dividida en clases. Así lo entienden en este municipio del oriente mexiquense, al igual que la alemana Clara Zetkin, quien fuera la que propuso instituir El Día Internacional de la Mujer, pero bajo la divisa de que: “La mujer proletaria lucha mano a mano con el hombre de su clase contra la sociedad capitalista.”
Por ello, las mujeres y hombres de Chimalhuacán están comprometidos a alcanzar y desarrollar una sociedad más humana, en donde se trabaje para abatir la pobreza, las injusticias, la opresión y la violencia en contra de las mujeres, pero también de los hombres. Eso, como bien dijo el dirigente del antorchismo en Chimalhuacán, Telésforo Garcia Carreón, no se logra haciendo solo leyes; únicamente lo lograremos cuando hombres y mujeres organizados en un partido político, acabemos con el opresor sistema capitalista y construyamos una sociedad en donde no haya pobreza y, con nuestro trabajo, logremos que mejoren las condiciones de vida de toda la población.
Las mujeres tenemos derecho a no ser violentadas, ni siquiera en el hogar porque somos seres humanos igual que los hombres; tenemos derecho a realizar cualquier trabajo y ocupar altos puestos en empresas, fábricas o donde sea, de acuerdo a nuestra preparación, inteligencia y habilidades; tenemos derecho a ser remuneradas igual que los hombres porque realizamos el mismo esfuerzo a pesar de las diferencias físicas que por naturaleza tenemos. Pero eso, no lo podremos lograr mientras en la sociedad impere el dinero y el cada vez mayor afán de ganancia de los dueños de los medios de producción. Necesitamos una sociedad nueva y para lograrla necesitamos la inteligencia, energía y nobleza de los hombres y mujeres bien nacidos.
La tarea no es fácil, pero es necesario y urgente que pongamos manos a la obra para evitar que las futuras generaciones vivan en condiciones más deplorables de las que actualmente vivimos: mujeres y hombres, dispongámonos a luchar por una sociedad nueva en donde todos tengamos mejores oportunidades y condiciones de vida.
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