La realidad en la que vive México y su población ya ha demostrado que la Cuarta Transformación no fue, no es, ni será la esperanza de México.
La encuestadora Mitofsky publicó, el pasado 6 de marzo, que la popularidad del presidente, Andrés Manuel López Obrador, a quien unos ven como la voz, el guía, el mesías, el incorruptible, el que encarna a la nación, etcétera, ha caído de manera rápida y la aprobación de los mexicanos hacia él, es casa vez menor.
Lo anterior, entre otras razones, se debe a los malos resultados en la economía, pues en enero la inflación en el país se ubicó en una tasa anual de 7.07 por ciento, de acuerdo con el INEGI.
Debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, con sus aliados, el petróleo mexicano aumentó su precio considerablemente, cerrando el viernes 3 de marzo en 103.71 dólares por barril, cuestión que repercute en el precio de la gasolina y el diésel, por lo que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció un nuevo decreto que estipula un estímulo fiscal para amortiguar los aumentos en los precios de los combustibles.
Los expertos y el propio Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda, desconocen el impacto negativo que tendrá en el erario, o sea, que hasta el final del año sabremos cuánto nos costará la ayuda o estímulo del gobierno.
La inseguridad persiste y va en aumento en todos los estados. En lo que va del sexenio hasta el mes de enero, se han cometido 135 mil 480 homicidios, 2 mil 940 feminicidios, 2 millones 028 mil 959 robos, 236 mil 763 delitos de narcomenudeo; la suma total de todos los delitos mencionados asciende a 6 millones115 mil 524 en el país. Los estados con mayor incidencia delictiva son, en orden descendente, estado de México, CDMX, Jalisco, Guanajuato, Baja California, Nuevo León, Veracruz, Chihuahua, Puebla y Tabasco.
Con el reportaje sobre la vida llena de lujos, en Estados Unidos, del hijo del presidente López Obrador, José Ramón López Beltrán, se hizo a un lado la máscara de austeridad usada hasta el momento por la 4T, y se sumaron a la lista de conflictos de interés y corrupción que inundan a los gobiernos morenistas, pero la respuesta del presidente ante los cuestionamientos y señalamientos fue atacar y tratar de desviar la atención hacia el periodista Carlos Loret de Mola, a quien acusó de corrupto, de ser mercenario al servicio de los conservadores, de ganar millones; y pidió al INAI revelar los ingresos, los bienes y el origen de éstos, del comunicador, para que todos supieran la información del periodista. El INAI se negó a esa petición presidencial porque violaría el derecho a la privacidad y a la protección de datos personales.
Todos los mexicanos esperamos que el presidente y su hijo den una explicación detallada y con pruebas del origen lícito de su vida de lujos en Estados Unidos porque, de lo contrario, las suposiciones se irán solidificando hasta evidenciar la verdad. Recordemos que la verdad es la verdad, venga de donde venga.
El último escándalo que tiene en los titulares al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, es el que se produjo como resultado de un espionaje telefónico. Salieron a la luz una serie de conversaciones que mantuvo con el titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales, Juan Ramos López. En esa plática, Gertz Manero, al parecer, pretende interferir de manera directa, pero discrecional, ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para lograr que ésta resuelva a favor de lo planteado por el fiscal, que es, no dejar en libertad a Alejandra Cuevas, hija de la expareja de su hermano, Federico Gertz Manero, quien es acusada, junto con su madre, del asesinato por negligencia del hermano.
Gertz Manero pretende impedir que los demás ministros apoyen el proyecto de Alberto Pérez Dayán que, al parecer, intenta dejar en libertad a Alejandra Cuevas. Con esta intervención el fiscal del país incumple lo convenido porque todo indica que tiene ya un trato con el presidente de la corte, Arturo Zaldívar, y con otros ministros.
Pero el mandatario, fiel a su costumbre, tiene con que distraernos. El próximo 21 de marzo tendremos como evento la inauguración del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y dos semanas después la revocación de mandato, si estos dos eventos no funcionan para distraernos y para que su aprobación no disminuya más, tengamos por seguro que buscará algún enemigo o recurrirá a lo de siempre, algún adversario, aumentará los apoyos o algo más con tal de conseguir su propósito, la enajenación y la compra de conciencias del pueblo.
No desviemos la mirada, centrémonos en lo transcendental, no dejemos que siga manipulándonos porque, de hacerlo, seguiremos sin cuestionarlo y seguiremos en las mismas.
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