MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Destrucción en lugar de construcción: el legado de AMLO

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Corren los últimos días de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, y el legado que dejará será de destrucción en lugar de construcción. La historia dará la razón a quienes dijimos que el principal mal de México es la pobreza y la desigualdad; contrario a López Obrador, quien sustentó su campaña y gobierno en que el principal problema es la corrupción. Hoy lo vemos, la corrupción sigue y la pobreza continúa, a pesar de las cifras alegres que dio en su último informe de Gobierno, al asegurar que, nueve millones de mexicanos abandonaron la pobreza en su sexenio.

Seguimos insistiendo y aseguramos que, en tanto no se cambie el modelo económico del país, es decir, el liberalismo económico, por otro menos concentrador de la riqueza, los millones de mexicanos seguiremos padeciendo los mismos problemas.

Somos conscientes de la realidad internacional, de los intereses de nuestro vecino del norte y, por eso, demandar un cambio o transformación como si fuera pasar de una página a otra, es caer en la ilusión. Y no negamos la posibilidad de un cambio para México, de hecho, es la tarea que nos hemos propuesto desde hace casi 50 años a los mexicanos de todos los rincones del país, a quienes les reiteramos que urge un nuevo modelo económico que represente una vida más accesible y digna para cada familia.

Por ello, no creímos en la política de López Obrador, en eso que llamó “Cuarta Transformación”, y que hoy, la presidenta electa Claudia Sheinbaum, miopes políticos y demás aplaudidores han bautizado a su política de continuidad como el “segundo piso” de la “Cuarta Transformación”. Seguimos insistiendo y aseguramos que, en tanto no se cambie el modelo económico del país, es decir, el liberalismo económico, por otro menos concentrador de la riqueza, los millones de mexicanos seguiremos padeciendo los mismos problemas.

En este contexto, López Obrador pretende acabar con los órganos e instituciones que considera, según él, plagados de corrupción; una ambición particular y hasta enfermiza que lo ha llevado a presentar una serie de reformas, varias de ellas ya aprobadas por los diputados morenistas. Pero en esta idea, se ha entrometido con el poder judicial, un contrapeso para el ejecutivo. Por lo tanto, en lugar de beneficiar a los mexicanos, va encaminado a perjudicarlos.

Y seguimos sustentando que el principal mal de México es la pobreza y la desigualdad. El número de pobres creció en gobiernos anteriores, eso es cierto, nadie lo puede negar, sin embargo, en el sexenio López Obrador, también aumentó la cifra de pobres, pero una y otra vez, aseguró que hay menos pobres. Datos oficiales, como el Coneval, del propio Inegi y otros organismos ciudadanos, como Oxfam han evidenciado el número de pobres en México.

Desde la visión del presidente, con el solo hecho de que los mexicanos reciban un programa social y lo cobren a través de una tarjeta del Banco del Bienestar, ya salieron de la pobreza. Pero la realidad es otra, millones de familias que ganan el salario mínimo apenas les alcanza para sobrevivir, y si se le suma que carecen de servicios de salud, acceso a carreteras, una vivienda digna, educación de calidad, podemos afirmar sin duda, que se ha condenado a estas personas a vivir en la pobreza.

¡Ah!, pero en pantalla, es decir, en su conferencia matutina, el presidente presume los logros, que hay menos pobres, que el sistema de salud es mejor que el de Dinamarca –un país con los mejores índices de salud pública-, que bajó la violencia y la delincuencia, etc. Pero la realidad la viven millones de mexicanos, así que, difícilmente se les puede engañar.

Y es justo a cada uno de los mexicanos, a los pocos lectores que les pudiera llegar este texto, a quienes quiero decirles que no se vislumbran cambios con la llegada de la nueva presidenta, pues ya aseguró que continuará con la política amlista, es decir, más de lo mismo. ¿Qué nos queda? Continuar con la organización y lucha en cada rincón del país, preparándonos y educándonos, para comprender que, si buscamos el cambio radical de México, es necesario tomar el poder político y sustituirlo por otro para la construcción de una nueva sociedad.

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