Muchas veces, el ser humano tiende a ser empático frente a una imagen de alguien que considera inferior; una situación que, como Camus señalaba, puede parecer sublime, inexplicable, pero que tiende a embellecer en su pensamiento, casi como si se tratara de algo sobrenatural.
Esto ocurre cuando vemos a una señora pidiendo limosna con su pequeño envuelto en un rebozo o a una indígena en la calle. No nos identificamos con ellos, pues, como dijo alguien: "yo no soy pobre, mi papá tiene un carro y trabaja, tengo casa, tengo qué comer y no soy pobre".
La pobreza no se resolverá con empatía o idealizaciones, sino luchando por crear mejores condiciones de vida para todos.
Así, la percepción de la pobreza se aleja del ser humano que sólo tiene su fuerza de trabajo para sostenerse.
Es cierto que el revolucionario y el ser humano deben ser sensibles ante las injusticias sociales y la pobreza que viven millones de mexicanos y de seres humanos, pero no basta con sentir empatía; se debe luchar para erradicar esa desigualdad.
Pablo Neruda decía: "Yo te desafío, con duros versos te golpeo el rostro, te embarco y te destierro". Y esa debe ser la verdadera lucha contra la pobreza: no romantizarla.
Hoy en día, miles de asociaciones se han propuesto "luchar contra la pobreza", pero muchas veces sólo la observan desde la distancia, a través de una imagen, un documental o una pintura, sin luchar codo a codo con los que la padecen.
Javier Ferrero, en el portal Spanish Revolution, expone lo siguiente:
"La romantización de la pobreza es una tendencia cada vez más presente en la sociedad actual. En muchas ocasiones se presenta la pobreza como algo pintoresco, auténtico y hasta deseable, idealizando la vida de aquellos que luchan por sobrevivir en situaciones difíciles. Sin embargo, esta actitud es peligrosa y simplista, ya que ignora los graves problemas estructurales que subyacen a la pobreza, incluyendo la destrucción de la casi inexistente clase media."
Cuando hablamos de pobreza, tocamos fibras sensibles en quienes han trabajado toda su vida, pues en su mente está la acumulación de algunos cuantos pesos o la creencia de que, por el simple hecho de trabajar, no son pobres.
Sin embargo, esta condición social tiene sus matices. Hoy debemos reconocer que la pobreza existe, y romantizarla no la hará menos dura o pesada; esto solo se logrará creando mejores condiciones de vida, donde el ser humano tenga acceso a todos los servicios públicos, a un buen trabajo y a un salario digno.
Antorcha ha propuesto cuatro ejes que, aunque no erradicarán la pobreza al cien por ciento, mejorarán de manera importante las condiciones de vida de todos los mexicanos, proponiendo un nuevo modelo económico.
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