En Baja California hay inscritos 46 mil 101 estudiantes migrantes que representan el 7.14 por ciento de la matrícula de educación básica de la entidad, de acuerdo con cifras del Sistema Educativo Estatal (SEE). Los números oficiales muestran que, de esa cifra, 85 por ciento son de origen estadounidense, seguido de Centroamérica y luego de Asia y Europa. La mayor distribución de población migrante atendida por educación básica, se encuentra en Tijuana y en el nivel primaria, de acuerdo con datos del SEE. Tan solo en el municipio, hay un total de 28 mil 067 alumnos, de los cuales 15 mil 177 están en primaria.
Esta situación que se analiza por especialistas como un problema social, se acrecentará con el cierre del programa Título 42, aunque algunos aseguran que el número de migrantes bajará, ellos mismos explican la cifra irá disminuyendo de manera lenta, pues las familias no tendrán los recursos suficientes para regresar a sus lugares de origen.
Al tener el flujo de migrantes hacia Estados Unidos, está claro que aumentará el número de indocumentados en la frontera mexicana, con ello, también el incremento de niños con la necesidad de entrar a estudiar en algún centro educativo; y aunque no se quiera ver así, y porque la realidad es muy cruda, habrá que poner en marcha políticas en infraestructura educativa que ayuden a solventar esta gran necesidad que se creará, pues a pesar de que en la actualidad ya existe un déficit de espacios para estudiantes de nivel básico, habrá que proyectar el incremento de estos espacios.
A este problema real, se adjunta el que los estudiantes migrantes tienen otras condiciones, desde lo cultural hasta en lo académico, así lo dejó en claro Yara Amparo López López, coordinadora estatal del programa Binacional de Educación Migrante en el Sistema Educativo, ante un medio de comunicación local.
“Siempre va a haber un reto en la comunicación, del lenguaje, del docente que establece la escuela. Lo más importante es la sensibilización del docente, que el niño viene con patrones culturales distintos y se tendrá que adaptar a un proceso cultural, sin perder su identidad y que aporten al desarrollo cultural de la escuela, explicó.
En los últimos años, cada vez más familias migrantes y solicitantes de asilo optan por quedarse en México a medida que el sueño americano se desvanece. Otras están esperando su momento, aguardando una oportunidad para cruzar a Estados Unidos.
De 2020 a 2021, el número de niños y adolescentes que solicitaron asilo en México pasó de unos ocho mil a casi 32 mil, según las Naciones Unidas y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. Los niños de Centroamérica, del Caribe y más allá están llegando a México a veces sin hablar español, con rezagos educativos provocados por la pandemia de la covid-19 o una falta de escolarización más importante en sus países de origen. Muchos también traen consigo traumas: de sus largos viajes a través de las Américas, de la violencia y la pobreza, y de la separación familiar.
Ante un problema tan grande, es necesaria una solución realmente grande, una fuerza social capaz de responder a esta necesidad, los gobiernos que hasta ahora ha tenido nuestro país, han demostrado que la tarea les queda muy gran y contrario a lo que se debiera hacer, peligran cada vez más con cada política que ponen en marcha, la educación de nuestra nación.
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