México está en plena campaña electoral, los ciudadanos conscientes de la República nos preparamos a votar con el deseo supremo de que nuestros sufragios apoyen poderosamente la causa que perseguimos, un país con menos desigualdad social, convencidos que nuestros votos pueden ser la poderosa palanca para impulsarnos a salir airosos de la dura prueba que nos presenta el régimen retardatario y autoritario de la 4T. Como bien sabemos, desde la presidencia, el más alto poder del país, el Poder Ejecutivo, está desatado a todo lo que da la feroz campaña emprendida contra el Instituto Nacional Electoral (INE), el árbitro electoral constitucional que es una entidad autónoma, independiente del poder público.
Los ataques contra el INE y sus principales funcionarios se deben a dos asuntos que perjudican de modo importante los intereses electorales de Morena ungidos a los del presidente Andrés Manuel López Obrador. El primero, los diputados federales que su partido tiene de más, fuera de toda legalidad en el Congreso de nuestra patria, la sobrerrepresentación que significa en principio un atentado grave contra el principio constitucional de que el partido por el cual cada ciudadano dio su voto para que lo representara en el Congreso de la Unión, sea tomado en cuenta debidamente al asignarse por el INE los 200 diputados llamados plurinominales -por los que no se vota-, y que son asignados a cada partido pasadas las elecciones.
El otro motivo de la embestida contra el INE tiene que ver con la decisión del árbitro electoral de cancelar el registro de los candidatos de Morena a las gubernaturas en los estados de Guerrero y Michoacán por incumplir en tiempo y forma con el informe de sus gastos de precampaña a los que estaban obligados por ley. Cancelarles el registro como candidatos es simple y llanamente porque no cumplieron con su deber. El Tribunal Electoral Federal deberá resolver este conflicto. ¿Cómo lo resolverá? ¿A quién favorecerá el fallo del Tribunal? Todo mundo sabe que, si devuelven a los dos infractores el registro, se violará flagrantemente la ley.
El presidente y Morena han estado de plácemes, a todas sus anchas en el periodo que llevan gobernando, cambiando desde la Cámara de Diputados todas las leyes constitucionales que se le ocurren al presidente y a su partido, aprobando nuevas leyes que perjudican los derechos humanos de todos los mexicanos, por la mayoría con que cuentan en la Cámara de Diputados. Esa mayoría de legisladores la lograron mediante una maniobra. En 2018 los partidos de la coalición Juntos Hacemos Historia (JHH), compuesta por Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES) obtuvieron en total 43.5%, menos de la mitad de la votación popular a la Cámara de Diputados (Morena el 37.16%, PT el 3.93%, PES el 2.41%). Con estos resultados electorales no tendrían por qué ser mayoría en la Cámara de Diputados.
Los partidos opuestos a la coalición JHH obtuvieron el 56.5 por ciento de la votación popular a diputados federales, debían por tanto ser mayoría en la Cámara; sin embargo, contrario a toda lógica legal a los partidos que están amarrados al presidente les asignaron en total 308 diputados, lo que equivale a 61.6% del total de los 500 diputados que componen la actual legislatura, con lo cual hacen mayoría absoluta en todas las votaciones de leyes y acuerdos. Se violó el artículo 54 constitucional que precisa que “entre el número de votos obtenidos de cada partido y el número de diputados plurinominales que les corresponden no puede existir una diferencia mayor del ocho por ciento”. Morena tiene el 16 por ciento (el doble permitido) apoyado en omisiones a la ley. Su rabioso enojo es porque el INE determinó el viernes 20 de marzo pasado que en las elecciones del próximo primer domingo de junio se va a respetar la Constitución, en el sentido de no dar a cada partido más del ocho por ciento de su votación de diputados plurinominales.
La Constitución es la Constitución y todos debemos respetarla, empezando por los gobernantes que se quieren pasar de listos. Todos coludos o todos rabones. Los mexicanos honestos y preocupados por el destino incierto de México en manos de Morena, debemos apoyar al INE al que amenazan con su extinción. El TRIFE dirá la última palabra y debemos denunciar su colusión y favoritismo hacia Morena y el presidente López Obrador.
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