En Chiapas, hacerse de una vivienda o contar con una casa digna y propia pareciera un sueño lejano de alcanzar, incluso para algunas familias que se han organizado para formar una colonia y adquirir lotes de terreno a costos accesibles, tampoco les dan una esperanza de que puedan dejar a nombre de un familiar el patrimonio que han edificado.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), a través del Estudio de Diagnóstico del Derecho a la Vivienda Digna y Decorosa 2018, en el sector rural de esta entidad el 96.5 por ciento de los hogares presenta algún tipo de rezago.
Así lo confirma la señora Martha Ester Ruiz, habitante de la colonia El Porvenir del municipio de Ocozocoautla de Espinosa, quien pide al Gobierno municipal ponga un alto a los supuestos dueños del predio donde se encuentra asentada esta colonia y se regularicen los terrenos para dar certeza a las familias de que no serán despojadas de lo que han construido durante poco más de dos décadas. Agregado el hecho de no estar regulada, no les permite alcanzar el servicio de drenaje y alcantarillado público.
Otro ejemplo de los problemas a los que se enfrentan las familias, son las viviendas rentadas, en México hay 5.8 millones, de los cuales tres millones se encuentran en esta categoría debido a la falta de acceso a un crédito o porque la familia carece de recursos.
En este rubro, la entidad no se queda atrás, pues el Coneval señala que el 67 por ciento de las viviendas rentadas en Chiapas es que siete de cada diez, rentan por no falta de créditos y recursos, buscando de esta forma vecindades en las que les ofrecen cuartos por 1000 a 1500 pesos mensuales, dejando un depósito que normalmente se pierde para resanar daños que la familia pudo dejar a su paso. Se sufre de agua y hay problemas de drenaje, aunado a que viven en hacinamiento.
En la familia Alvarado Pérez, el señor de la casa sale a trabajar como vendedor ambulante y la madre, después de dejarles desayuno a sus 6 hijos, parte a trabajar como empleada doméstica, el hijo más grande, que ya tiene 11 años, se lleva a tres de sus hermanos a la escuela, el penúltimo hijo va al preescolar cuando las circunstancias los permiten, y la niña de año seis meses se queda jugando y aprendiendo nuevas cosas que le enseña su hermano.
Llegado el mes, padre y madre se preocupan para cubrir el gasto de la resta, pues de no cumplir en la fecha establecida tienen tres días para desalojar el pequeño cuarto. Privacidad no existe, cocina, sala y cuarto están distribuidos en un espacio, nada los divide y tampoco pueden buscar otro lugar porque el ingreso no les permite pagarlo.
Sea una zona urbana o rural, la falta de una vivienda digna y decorosa, la falta o poco ingreso de dinero los une en la misma demanda, aunado que por parte de las autoridades tampoco existen ánimos de ayudar, pues no se propone creación de plenos, salarios suficientes para adquirir la canasta básica o pagar servicios, pero si le envían a la fuerza pública para intimidarlos y agredirlos, a los vendedores ambulante los corren del centro de las ciudades y los lotes irregulares llevan máquinas y con palos y machetes acaban con años de esfuerzo.
Así pues, seguimos viviendo en un país injusto, desigual y deshonesto con quienes prometió defender. y para cambiar esta realidad debemos unirnos para cambiar las políticas agresoras y desiguales nuestro país. Unidad, organización y lucha nos espera en esta defensa. De no hacerlo así, la vivienda diga será un sueño lejos de realizar.
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