MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pobreza e informalidad laboral en Yucatán

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A pesar de los grandilocuentes anuncios oficiales en agosto de 2023, acerca de la disminución de la pobreza, pobreza moderada y extrema pobreza en Yucatán, como resultado de diversas políticas y programas impulsadas por el entonces gobernador, Mauricio Vila Dosal, en días recientes, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio datos alarmantes que contrastan con esa información.

Con motivo del Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza, el Coneval señaló:

“Yucatán es un estado pobre, pues del total de 2 millones 320 mil 898 habitantes, 2 millones 34 mil 973 personas (87.6 %) viven en pobreza en 133 localidades urbanas de los 106 municipios de la entidad” (Diario de Yucatán, 18 de octubre de 2024). 88 de cada 100 habitantes son pobres.

La pobreza en Yucatán no disminuye con discursos ni cifras oficiales, sino con empleos dignos, bien pagados y con una justa distribución de la riqueza para todos.

La nota señala que los mayores focos rojos son 47 localidades urbanas donde el 80 % o más de la población padece pobreza: Peto, Chemax, Espita, Akil, Tekit, Opichén, Santa Elena, Dzan, Mama, Chumayel, Teabo, Mayapán, Huhí, Kantunil, Tekal, Tunkás, Sotuta, Yaxcabá, Tixcacaltuyub, Tixméhuac, Tahdziú, Chacsinkín, Tzucacab, Chikindzonot, Tixcacalcupul, entre otras.

Se suman a las anteriores 41 localidades urbanas que también son focos rojos, ya que entre el 60 y 79 % de sus habitantes son pobres, entre ellas Tizimín, Ticul, Oxkutzcab, Tekax y Hunucmá.

Los focos naranjas de pobreza son 33 localidades urbanas, donde entre el 40 y 59 % de su población es pobre. Las más grandes son Kanasín (cabecera del segundo municipio más poblado de Yucatán), Valladolid, Motul e Izamal; les siguen Acanceh, Abalá, Caucel y Komchén, por mencionar algunas.

Además, los focos amarillos son doce localidades urbanas donde del 20 al 39 % de la población es pobre. Encabeza Mérida, capital del estado, donde residen 921 mil 771 personas (entre 184 mil 354 y 359 mil 490 meridanos son pobres), Umán, con 56 mil 409 habitantes (entre 11 mil 282 y 21 mil 300 en pobreza), y Progreso, con 41 mil 965 pobladores (entre 8 mil 393 y 16 mil 366 pobres).

De acuerdo con las estadísticas del Coneval, Yucatán no tiene localidades donde menos del 20 % de la población sea pobre. ¿Qué pasó entonces con la tan cacareada disminución de la pobreza y desigualdad en el estado?

Yucatán es el decimoctavo estado del país con mayor pobreza laboral, con poco más del 30 % de la población que no puede comprar la canasta alimentaria, donde la desnutrición es la decimoctava causa de muerte, y las anemias, la decimonovena (Coneval, SSA, Inegi).

Algunas de las causas principales que originan los males sociales derivados de la pobreza son la informalidad laboral y los bajos salarios. 

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en agosto de 2024 la población ocupada era de un millón 208 mil 470 personas, de las cuales 483 mil 990 (40 %) tenían una ocupación formal con un salario promedio de 9 mil 786 pesos mensuales y 724 mil 480 personas (60 %) tenían una ocupación informal con un ingreso promedio mensual de 5 mil 505 pesos, es decir, seis de cada diez personas en la entidad obtienen sus ingresos en el sector informal.

El problema de la informalidad es estructural; propiciada por la falta de empleos dignos y los bajos salarios, que impiden satisfacer las necesidades básicas de la familia del trabajador.

Ante la precariedad de los ingresos, el trabajador tiende a dedicarse a otras actividades que le proporcionen ingresos extra, ya que, si bien la tasa de desempleo es baja, el empleo es precario, informal y, por tanto, mal pagado.

Se requieren entonces cambios estructurales, con una política de creación de empleos dignos, suficientes y salarios bien remunerados que permitan satisfacer las necesidades de las familias trabajadoras.

En Yucatán, como en todos los estados del país, la clase trabajadora requiere de cambios profundos que incidan positivamente en la transformación de su situación de paria que hasta ahora ha vivido.

Para eso, quienes padecen pobreza —la gran mayoría de los mexicanos—, deben unirse a sus iguales para que unidos, orgánica e ideológicamente, accionen en la misma dirección hasta lograr esos cambios estructurales necesarios para una vida verdaderamente humana.

El Movimiento Antorchista Nacional sostiene que el problema fundamental del país es básicamente la desigual distribución de la riqueza nacional que, a su vez, se traduce en pobreza y desigualdad para millones de mexicanos, situación por la que nuestro país requiere de manera urgente cambios radicales.

Por eso, la principal tarea de Antorcha ha sido organizar y politizar a las clases trabajadoras para que luchen por el poder político del país, porque sólo de esa manera se podrá corregir la desigualdad económica y social en la que vive.

El pueblo mexicano —entre ellos los antorchistas yucatecos— debe saber que la historia del mundo nos enseña que las grandes transformaciones sociales han sido posibles únicamente con la participación masiva y organizada del pueblo trabajador, que nunca han sido obra de un solo individuo por muy bien intencionado que sea, y que la instrumentación de programas sociales es únicamente un paliativo para satisfacer algunas necesidades básicas de la gente, pero no las saca de la pobreza y tampoco termina con los flagelos que ésta ocasiona.

Antorchistas yucatecos, las cifras oficiales acerca de la pobreza cambian de acuerdo a la necesidad de los gobernantes en turno, pero no en la complicada realidad de los pobres de la entidad, a quienes la pobreza y desigualdad están acechando siempre.

Los llamo a seguir unidos y organizados, demandando a las autoridades solución de nuestras justas y necesarias demandas de obras y servicios, que no es otra cosa que la reorientación del gasto social que realiza el estado en favor de los que menos tienen, la implementación de una reforma fiscal progresiva, así como la creación de empleos suficientes y dignos, bien pagados que aseguren la comida, el vestido, la salud, la educación, la vivienda, servicios básicos, espacios recreativos, deportivos y culturales, así como la seguridad de todos.

Que nadie desista de esta loable tarea histórica de los mexicanos y yucatecos pobres.

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