No es extraño, en nuestros días, despertar con la terrible noticia de asesinatos, desapariciones, secuestros, violaciones, feminicidios, robos a mano armada. Varios mexicanos salen de sus hogares con la incertidumbre de no saber si regresarán o no a su hogar, con su familia, debido a la ola de inseguridad que vive nuestro país, a pesar de “tener al país blindado", según palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En enero de 2023, México sumó 2 mil 654 homicidios dolosos y feminicidios, lo que representa un alza de 5.8 por ciento, respecto del mismo mes de 2022, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Los homicidios dolosos fueron 2 mil 582, un 6.4 por ciento más que en 2022, cuando se reportaron dos mil 426 casos, mientras que los feminicidios fueron 72, 11 por ciento menos que en enero del año pasado, cuando se registraron 81. Si se toman en conjunto, se observa un alza de 5.8 por ciento.
Los estados donde se registraron más homicidios dolosos, en el primer mes de 2023, fueron el Estado de México (252), Guanajuato (249), Baja California (198), Chihuahua (175), Jalisco (163) y Guerrero (152). Estas seis entidades concentran el 46 por ciento de los homicidios del país.
Pondré algunos ejemplos recientes que me parecen ilustrativos, sin olvidarnos de algunos casos muy sonados en el país que omitiré: 1) en el municipio de Tecolutla, Veracruz, fue asesinada la adolescente Estefany Nahomi, de 13 años de edad, por hombres desconocidos, el pasado 20 de abril, según testigos la niña se desplazaba en su bicicleta, cuando hombres le dieron alcance y la atacaron con una arma blanca, para después huir con rumbo desconocido. 2) el pasado 12 de abril en el estado de Morelos fueron reportados desaparecidos tres jóvenes originarios de Cuernavaca, mismos que fueron encontrados muertos en el municipio de Huitzilac, los cuales se reporta fueron asesinados brutalmente para llevarse su vehículo, 3) en el municipio de Cortazar, Guanajuato, un comando de al menos 20 hombres con fusiles de asalto abrieron fuego en dirección de personas que se encontraban dentro del balneario La Palma, dejando siete personas muertas: tres mujeres y cuatro hombres, entre ellos un menor de siete años.
Por último, lo ocurrido en el estado de Guerrero con dos de nuestros compañeros antorchistas, Conrado Hernández y Mercedes Martínez, y de su hijo menor de edad. En rueda de prensa, el pasado lunes 17 de abril, la dirigencia de movimiento dio a conocer los resultados forenses de la causa de su muerte, los adultos fueron asesinados con golpes en la cabeza y el menor de edad estrangulado, para posteriormente meterlos en la parte trasera de su vehículo y aventarlo al barranco, para que pareciera “un accidente”.
Ya varios artículos anteriores han descrito la conducta de nuestros compañeros, en los cuales coincido plenamente, y por lo cual puedo asegurar que no se trató de un ajuste de cuentas personal, está claro que mis compañeros fueron brutalmente asesinados por cuestiones políticas, ¿quiénes fueron los autores intelectuales y quieren ejecutaron la acción? Esto le compete aclarar a las autoridades correspondientes.
Fue un recuento muy pequeño de lo que está sucediendo actualmente en nuestro país, gente inocente muere todos los días, son tendencia por algunos días y posteriormente lo olvidan, para las autoridades encargadas de atender este tipo de asuntos esto ya no les preocupa, y los familiares de las víctimas tienen que buscar respuestas por su propia cuenta.
Desde mi modesta trinchera, como líder antorchista de un municipio, levanto mi voz para exigir justicia por todos los inocentes que han muerto y que hasta el día de hoy sus asesinos andan disfrutando de su libertad. Como dijo Pablo Neruda en su célebre poesía: No quiero que me den la mano empapada con nuestra sangre, pido castigo, no los quiero de embajadores, tampoco en su casa tranquilos, los quiero ver aquí juzgados en esta plaza, en este sitio. Quiero castigo.
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