MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Por lo menos, no ser indiferentes

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La indiferencia opera con fuerza en la historia. 

Opera pasivamente, pero opera. 

Es la fatalidad, aquello con lo que no se puede contar, 

lo que altera los programas, lo que trastorna los planes mejor elaborados, 

es la materia bruta que se rebela contra la inteligencia y la estrangula. 

Antonio Gramsci

 

El tema de la violencia es el protagonista en muchas noticias del país; se ha vuelto un asunto común en conversaciones cotidianas a un grado en que, en muchos casos, no genera ya ni tristeza ni mucho menos indignación, esto está correlacionado con la constitución del sistema económico, pues no solo es una de sus consecuencias sino también una de sus causas.

Tanto la violencia como sus efectos están intrínsecamente conectados con el sistema capitalista de producción y el Estado. Se puede identificar un carácter violento en toda la estructura económica actual, que nació a través de acciones violentas, tal como lo señala Marx en el capítulo 24 de El capital: “La violencia es la partera de toda vieja sociedad que anda pren?ada de una nueva. Ella misma es una potencia econo?mica.” A lo largo del capítulo Marx explica que la violencia es un método propicio para desarrollar la acumulación de riquezas del sistema económico. 

Para que se llegara a un punto de acumulación de capital necesariamente hubo condiciones económicas precapitalistas de carácter social, histórico y cultural, que estaban íntimamente vinculadas a acciones criminales como el despojo, la venta de esclavos, la invasión y las guerras entre señores feudales. Fueron “despojos brutales, horrores, vejaciones que lleva aparejados la expropiación violenta del pueblo desde el último tercio del siglo XV hasta finales del siglo XVIII.” Hay implícita una condena moral contra dichos actos que despojaron a miles y que hoy continúan perpretándose. 

La sociedad capitalista, conformada por burgueses y proletarios, utiliza la violencia como una tecnología más. En un sistema como el de hoy, la riqueza se genera a través de métodos violentos, sin importar si éstos se ejercen de manera explícita, es decir, que hay muchos casos en donde no se percibe inmediatamente la represión o el daño físico hacia las personas, y sin embargo hay consecuencias graves en la integridad humana, éstas pueden darse tanto en un nivel físico como en un nivel psicológico, y tienen su causa en algo que puede ser desolador: el hecho de ser obrero u obrera, el hecho de no pertenecer a la clase social adinerada y tener que soportar la esclavitud de la empresa o de la fábrica. En este caso se trata, pues, de una violencia estructural fundada en aspectos históricos y culturales. 

Es estremecedor pensar que la violencia no está restringida a lo que se ejerce en contra de una persona, sino propiamente en lo que una persona es. En otras palabras: es violento ser empleado, resulta violento ser obrera o campesina, es violento no ser dueño de medios de producción. Es violento tener que buscar trabajo, no encontrarlo y no tener que comer; es violento porque atenta contra la dignidad humana, que debiera estar garantizada por el Estado.

Por otro lado, la violencia profunda que hallamos en los titulares diariamente se sostiene en la estructura económica. El 24 de mayo se registró como el día más violento de 2022, 11 periodistas han sido asesinados en lo que va del año, y estadísticas recientes alertaron con la cifra de dos casos de violación cada hora (¡!). Es muy claro hasta ahora que la política de seguridad implementada por el gobierno de López Obrador es ineficaz.  

La 4T apunta a que su voluntarismo cívico para olvidar la condición de víctima del terrorismo que día a día atraviesa casi cada ciudadano. Pero es urgente plantar cara a la situación, ir en contra de la condescendencia del gobierno hacia las situaciones de crimen, dejar de ser la comunidad de víctimas de la violencia más condescendiente del mundo. Las salidas que propone López Obrador a los problemas se dirigen en dirección contraria. 

Aunque es verdad que la violencia tiene una causa multifactorial, y está compaginada con el modelo de producción, el Estado tiene una obligación, que es la de garantizar el bienestar y la seguridad; hallar mecanismos para que la violencia de ser explotado en este sistema no se lleve al extremo de morir asesinada por el simple hecho de ser mujer, por ejemplo. Los instrumentos legales tienen que ser aplicados para librarnos de la barbarie, continuar apoyando las políticas del partido en el poder hará que la situación siga deteriorándose; no votar por Morena en próximas ocasiones será el primer paso para comenzar a liberarnos. 

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