MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Productores de agave jaliscienses, en crisis

image

En nuestro país, los sectores más empobrecidos viven una verdadera tragedia. Organismos nacionales e internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), revelan que en México hay 35 millones de personas en inseguridad alimentaria, más de nueve millones en el hambre. En contraste, somos el séptimo exportador de alimentos, lo cual beneficia solo a un puñado de capitalistas que obtienen cuantiosos ingresos de miles de millones de dólares.

Urge que los afectados por el modelo económico neoliberal adquieran conciencia de su situación y, junto con los demás trabajadores, se dispongan a tomar el poder de la nación para acabar con las calamidades que sufren los más empobrecidos.

Para hacer frente a todas las calamidades que sufren los sectores de bajos recursos, no se debe perder de vista que en nuestra patria impera el modelo económico neoliberal, la expresión más brutal del capitalismo, que está diseñado para que unos se hagan ricos a costa de la inmensa mayoría del pueblo que trabaja y produce mucha riqueza; sin embargo, esta riqueza se va concentrando, más y más, en unas cuantas manos.

El problema principal de México es la pobreza, y este flagelo social se debe a la injusta distribución de la riqueza nacional. El sistema capitalista es causante de la concentración de la riqueza en unos cuantos potentados, mientras sigue aumentando el número de mexicanos en situación de pobreza y pobreza extrema.

Pero acabar con las contradicciones propias del capitalismo no es fácil, pues se necesita un cambio de sistema de producción, y esta gran tarea debe ser obra del mismo pueblo trabajador.

Los trabajadores del campo y la ciudad, es decir, los que producen directamente con sus manos la riqueza de este país, deben entender que cualquier lucha que libren dentro del actual modelo económico neoliberal, aunque la lleguen a ganar, los dejará como víctimas de explotación e injusticias.

En tanto no se dispongan a educarse y luchar para conquistar el poder político del país, no podrán acabar con la pobreza y la desigualdad. Respecto a este punto, es ilustrativo el conflicto agavero que prevalece en Jalisco.

El que escribe estas líneas conoce la situación en que viven las familias de un considerable número de trabajadores agrícolas dedicados a la cosecha del agave, conocidos tradicionalmente como jimadores, así como algunos pequeños productores de la zona agavera de Jalisco. Bajo este contexto, lo que llama la atención no son las protestas que realizan los agaveros en las afueras del edificio del Consejo Regulador del Tequila (CRT), sino sus exigencias.

Los campesinos piden la intervención del CRT para que cese la producción excesiva de agave, se establezca un precio justo en la principal materia prima de esta bebida alcohólica y se elimine el coyotaje. Sin duda, las demandas de los productores de agave son justas, pues, como argumentan los afectados, con la sobreproducción, la falta de regulación de precios y el intermediarismo, muchos pequeños agricultores enfrentarán la ruina económica, mientras los grandes productores seguirán ganando.

El CRT, asociación civil que integra a productores de agave, industriales tequileros, envasadores, comercializadores y representantes del gobierno, ya dio una respuesta al conflicto. Emitió un comunicado en el que aclara su papel dentro de la cadena productiva del tequila.

Según el CRT, no son responsables de fijar precios del agave ni del tequila, ya que su función principal es la inspección de los procesos relacionados con la producción, maduración, envasado y comercialización del tequila. Además, subrayan que no intervienen en la compraventa ni en los contratos entre productores y empresas tequileras.

El panorama del agave en Jalisco es similar al de otras ramas de la producción. La crisis no la pagan todos por igual. Mientras la demanda de tequila se mantiene estable, sin que la industria tenga necesidad de aumentar la producción, miles de pequeños agaveros enfrentan problemas de bajos precios provocados por la sobreoferta, pues el precio por kilo pasó de 30 pesos a 2 pesos.

Durante los años de bonanza, motivados por los altos precios del agave, se incrementó significativamente la plantación de esta planta. En 2014, había 3 mil 180 productores de agave en Jalisco; ocho años después, en 2022, 35 mil, y este año cerca de los 37 mil 500, según datos del CRT.

En relación con el intermediarismo, a pesar de las protestas de los agaveros para que los industriales del tequila les compren directamente sus agaves y se eliminen los intermediarios, el coyotaje persiste en la industria del tequila.

Expertos en el tema afirman que el intermediario desempeña un rol fundamental en la comercialización de productos agrícolas, pues conecta la producción atomizada y desorganizada de los territorios rurales con los consumidores, por lo que eliminarlo es inviable en una economía de mercado.

Si los productores de agave jaliscienses están en crisis, es por las contradicciones del capitalismo y sus resultados se deben a que el neoliberalismo sigue imperando en la sociedad mexicana.

Frente a esta realidad, urge que los afectados por este modelo económico adquieran conciencia de su situación y, junto con los demás trabajadores, se dispongan a tomar el poder de la nación para, desde allí, impulsar medidas económicas que acaben con las calamidades que sufren los sectores más empobrecidos.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más