Recientemente fue publicado en varios medios de comunicación el encuentro que sostuvo Andrés Manuel López Obrador, con el empresario Carlos Slim, considerado uno de los hombres más ricos del mundo, quien en los últimos días ha estado envuelto en la polémica porque precisamente fue su empresa Carso Infraestructura y Construcción la que construyó el tramo elevado de la Línea 12 del Metro, que se desplomó el pasado 3 de mayo, dejando como saldo 26 personas fallecidas.
Después de este encuentro, López Obrador salió a pregonar a los cuatro vientos que su reunión fue muy fructífera, previo echarle flores al señor Slim de quien dijo que “era un hombre responsable y un empresario con dimensión social”, que se comprometía a que un año quedaría funcional la Línea 12, porque el acuerdo con este empresario fue que el ayudaría a reconstruirla invirtiendo los recursos necesarios.
En medio de la polémica generada por el desplome de esta línea que enlutó a humildes familias, el desencanto no se hizo esperar y los resultados de este enojo fueron plasmados en las urnas en los comicios del pasado 6 de junio, en donde el partido en el poder perdió la mitad de votos que obtuvo en 2018. Es lógico que López Obrador quiera enderezar el barco porque sabe que los comicios del 2024 ya están muy cerca y pretende adelantarse, no es su buen corazón el que lo mueve.
Porque todos sabemos el desdén con el trató esta tragedia ocurrida, que ni siquiera fue para trasladarse al lugar de los hechos, además ha minimizado la tragedia como todos los sucesos que no le favorecen, como la inseguridad desbordada en nuestro país que ha crecido de una forma alarmante desde el inicio de su gobierno.
Ahora resulta que prohibió a otro de los funcionarios hablar sobre la Línea 12, como lo confirmó la jefa de Gobierno en una de sus conferencias, que solo el presidente de la república hablaría sobre este tema, ¿con qué fin? ¿Acaso pretende seguir erigiéndose como salvador de México?
Pero los mexicanos no debemos de quedarnos callados, sino exigirle cuentas claras, en primer lugar de sus promesas sobre arreglar la Línea 12 en un año. Ahora debe presentar un plan de trabajo claro y decir con qué recursos va a trabajar y garantizar su funcionalidad y seguridad, porque el prometer no empobrece, solo que los mexicanos ya estamos cansados de vivir bajo promesas de políticos. Lo que necesitamos son hechos contundentes.
Además, tanto él como la jefa de Gobierno deben decirnos a todos los mexicanos también qué pasará con las otras líneas del Metro, porque deben ser revisadas a profundidad. Recordemos que además de la tragedia ocurrida en la línea 12, el 9 de enero de este año ocurrió un incendio en el Centro de Control 1, en donde hubo decenas de heridos y una mujer policía muerta; el 10 de marzo de 2020 ocurrió un choque en la estación Tacubaya, que dejó a 41 personas heridas y un hombre muerto.
Todas estas fallas se deben indudablemente a la falta de mantenimiento a este medio de transporte masivo por parte de las autoridades, que han ido dejando a la buena de Dios a los casi cinco millones de usuarios diarios del Metro, y todo por la política de austeridad aplicada desde el gobierno de la República precisamente. Entonces ¿así aplicando esta política pretende componer López Obrador la Línea 12, tratando de ahorrar lo más que se pueda?, ¿es así como garantizará su funcionamiento adecuado? ¿O no será que nos esperan más accidentes mortales?
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