El pasado 5 de junio se llevó a cabo la jornada electoral para elegir al gobernador o gobernadora número nueve en la historia de Quintana Roo. De acuerdo con los últimos conteos computarizados, la candidata Mara Lezama Espinoza de la Coalición Juntos haremos Historia, además de llevar una amplia ventaja sobre su contrincante más cercana, Laura Fernández Piña, de la coalición Va por Quintana Roo, será la próxima gobernadora y la primera mujer en gobernar la entidad, desde que la llamada Joya del Caribe se constituyó como Estado libre y soberano.
¿Quién es Mara Lezama?, es comunicadora de profesión, y en la contienda electoral de 2018 ganó las elecciones para administrar, por tres años, el municipio de Benito Juárez, y tras competir nuevamente, fue reelecta para otros tres años; sin embargo, en el cargo no estuvo ni un año porque Morena la abanderó como la candidata favorita para la gubernatura del estado, por lo que solicitó licencia como alcaldesa para dedicarse a predicar el cambio y convencer al pueblo de que lo mejor está por venir y que Morena sería la salvación y la esperanza para los habitantes de todo Quintana Roo.
Con el triunfo a su favor, el pasado domingo, la virtual ganadora tiene la enorme tarea de implementar una gran estrategia para mejorar la situación de Quintana Roo que está en debacle, pues luego de ocho políticos que tuvieron la encomienda de gobernar, estos malos administradores, lejos de mejorar las condiciones de los quintanarroenses, la empeoraron. Hoy Quintana Roo está ubicada como la entidad con más desempleo, pobreza, falta de oportunidades, con índices altos en delincuencia e inseguridad.
Esos son algunos de los antecedentes que decepcionaron y enardecieron a los quintanarroenses, pues luego de varias administraciones emanados del PRI, que fracasaron; la ciudadanía eligió a Carlos Joaquín con las siglas del PRD y PAN, esa coalición que prometió un cambio en el poder; es decir, de políticas sociales que beneficiarían más a la gente; que con la nueva clase política”m en el poder las cosas mejorarían, pero resultó peor, sólo fue pan y circo para distraer al pueblo. Ahora con el partido guinda en el poder, ¿enserio le irá bien al pueblo? Veamos.
Habrá que recordar que Mara Lezama, como alcaldesa, no logró buenos resultados ni mucho menos combatió la gran desigualdad, pobreza y desempleo en el municipio más importante de los 11 que conforma la entidad, la verdad es que no hubo tal cambio como nos ofreció. A la ciudadanía se le maltrató a través de los funcionarios municipales, no se lograron acciones que impidiera que el municipio sufriera las consecuencias por un pésimo timonel, que supiera guiar a puerto seguro los intereses de las mayorías, porque ese sigue siendo el slogan político de Morena; primero los pobres.
A grandes rasgos, en Benito Juárez, habitan poco más de 911 mil 503 personas, aquí vive casi la mitad de la población total de Quintana Roo, que asciende a un millón 857 mil 985 personas, de acuerdo al censo de 2020 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía a Informática (INEGI), sin embargo, en ese municipio que se dice ejemplo del cambio, ahora llegará a todo el estado, por lo que probablemente no se auguren mejoras.
Mara Lezama está a tiempo de meditar e instrumentar las políticas económicas para que, con todo el poder del estado, Quintana Roo avance y corrija las deficiencias que le heredará el mandatario saliente, no hay duda que las acciones hablarán por sí solas, para bien o para mal, y los quintanarroenses se lo premiarán o de lo contrario se lo reprocharán.
Nuevamente, la duda es si el nuevo partido que gobernará en los próximos seis años tendrá la capacidad de responder y resolver los grande retos, como es el combate al crimen organizado e inseguridad, corrupción, la pobreza y el desempleo, por mencionar algunos, o sólo transcurrirán los seis años con promesas incumplidas.
Por ello es preciso hacer un llamado al pueblo quintanarroense para que realice una autocrítica sobre si los candidatos a quienes dieron su voto cumplirán con las expectativas que el estado exige, a la clase de vida que aspira, para él y para los suyos, y si quienes recibieron su sufragio son los mejor capacitados para convertir en realidad sus deseos, pues sólo esto hará del voto un arma poderosa para defender sus intereses legítimos y no una mercancía para vender o alquilar, por unos cuantos pesos, a cambio de soportar a un farsante en el poder por seis años.
Los quintanarroenses deben saber por quienes votaron y por qué razones lo hicieron, pues, de lo contrario, nos estaremos condenando a vivir siempre como vivimos ahora porque con el reciente triunfo de Morena, si partimos de los resultados en otros estados donde gobierna, no se puede afirmar que ahora sí viviremos en el paraíso, que sí estaremos bien, muy bien, y que ya no necesitamos ningún cambio, cuando muchas veces a la cabeza están exponentes sin experiencia política que no están a la altura y dispuestos a responder a la demanda de sus representantes populares con planes concretos para atender los problemas de fondo del estado y del país entero
Mara Lezama tendrá la oportunidad de materializar sus promesas de campaña o hacer evidente sus fracasos, porque los discursos no son el remedio mágico a fin de mejorar para bien; en sus manos está el bienestar de la ciudadanía y ante ese panorama es incierta la transformación ofrecida a los quintanarroenses, sin descartar lo poco o mucho que se pueda hacer para evitar inconformidad.
De algo estamos seguros, que el partido en el poder, en el amplio sentido de la palabra, tiene claro y definido sus intereses neoliberales para que no se vaya la clase trabajadora con la finta del lema de primero los pobres y la austeridad republicana.
Sin duda, habrá que recordarle nuevamente al pueblo que en cada proceso electoral tiene la oportunidad para convertir su voto en un arma que le permita defender sus legítimos intereses para construir, de manera organizada, un proyecto que verdaderamente le ofrezca progreso y un auténtico futuro para sus hijos.
Pero esa lucha la tiene que encabezar la clase oprimida, y dentro de sus filas, elegir al más apto y probado para defender sus intereses de clase, esa es la salida de nuestros males, la creación del partido de la clase trabajadora que se disponga a conquistar el poder aplicando políticas progresistas, capaz de proteger, cobijar e iluminar el camino de las mayorías. No hay otra salida.
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