México está enfermo desde ya hace mucho, no solo desde que se desarrolló la pandemia o de que tomó el poder en la presidencia y la gubernatura el partido Morena; la enfermedad más grave y desbastadora que padece el país es la injusta distribución de la riqueza que sufren millones de mexicanos, por un lado, hay 20 personas en el mundo que son las más ricas y acumulan una riqueza de 1.77 billones de dólares que les permite derrochar a diestra y siniestra hasta llegar al hartazgo; y por el contrario, hay millones de familias que viven en pobreza sin contar con lo indispensable, a pesar de que son las que crean la riqueza con sus manos, esto porque son las que más trabajan en las fábricas y en el campo durante largas jornadas (jornadas que aumentaron durante la pandemia en promedio dos horas y media, según datos de la compañía NordVPN Teams).
A un mes del paso del huracán “Grace”, aquella madrugada del sábado 21 de agosto donde azotaban esas fuertes rachas de viento que destrozaban plantíos de plátano, cítrico, maíz y otros cultivos, pero más aún, destechando y derribando casas de las familias más humildes, doblando postes de energía eléctrica e inundando viviendas y cobrando vidas humanas incluso. Eso fue lo que se vivió, pero hoy, los estragos son peores y las autoridades no actúan como lo exige la realidad y el estado de Veracruz empeora.
Los antorchistas veracruzanos, en especial de San Rafael y la región, aun con todo el fango de mentiras y propaganda falsa que se vierte en nuestra contra, hemos sido claros y oportunos en exigir los apoyos (en tiempo y en forma) y expresar el sentir de cientos y miles de familias ante las instancias de gobierno como la Secretaría de Agricultura estatal (Sedarpa) y federal (Sader), la Secretaría de Bienestar, así como ante la Dirección de Fomento Agropecuario del ayuntamiento de San Rafael, Ver; familias que padecieron la pérdida de sus bienes y de sus cultivos, que son la fuente de su ingreso y de otras más, o son las base de su alimentación y es el momento en que aún no reciben ningún apoyo, ni cuando menos han sido censados o visitados por alguna autoridad para tratar y hacerles claridad del problema que están atravesando. La verdad no espera y el tiempo nos está dando la razón.
En días pasados se publicó en el portal digital del periodista Álvaro Guerrero una nota donde un productor de plátano de la región denuncia, que el precio del banano se desplomó: “el precio de la fruta llega a costar hasta un peso o un peso treinta centavos el kilogramo”. Con ese precio tan bajo, confirmó que no es redituable para el cultivo, pues dijo que no les alcanza para inyectar capital y poner de nueva cuenta sus parcelas, situación que provoca un desaliento para los productores de esta zona, por lo mientras tienen que esperar hasta que el problema mejore”. Este desánimo del productor es genuino por lo que ha venido padeciendo y más con esta baja del precio.
El secretario de Agricultura del estado, Evaristo Ovando Ramírez el pasado siete de septiembre, informó que la aseguradora ProAgro otorgará incentivos para maíz y frijol de mil 500 pesos por hectárea y para cultivos perennes (plátano y cítrico) se destinarán dos mil 500 pesos, hasta cinco hectáreas se apoyará. Sin embargo, en la producción del plátano por hectárea después de haber pasado este siniestro y de manera inmediata, se calcula un gasto aproximado de nueve mil ochocientos pesos (invertido en aplicar fertilizante, fungicida y la maquila de la misma y los jornales) tan solo en el mes ya transcurrido; ¿de dónde se obtendrá el resto 7,300 pesos? por ello se entiende el desaliento y poco estímulo al productor como pretende hacer creer el secretario de agricultura.
Pero no es todo, el delegado de Bienestar en Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, miente para justificar la insensibilidad e ineficacia en su trabajo, ya que el pasado martes 21 de septiembre, en una entrevista radiofónica dijo que en los días de censo todo marchó bien y apegado a la programación y eso no es cierto, los pobladores de la cabecera municipal, Pital, Paso de Telaya y Guayabal todas del municipio de San Rafael testifican que no pasó nadie a tomar datos; en Puntilla Aldama al pasar a censar por los Servidores de la Nación le cuestionaron cuando sería el censo para afectados en los cultivos, no respondían nada. Muchas familias preocupadas y ocupadas por atender donde pasarían la noche sus familias y por varios días se quedaron sin energía eléctrica, sin línea telefónica y menos contaban con internet, les fue imposible tener acceso a la información de los apoyos y menos ser dados de alta en el sistema. Por ello siguen con los cierres de carreteras en los municipios de Tecolutla y Papantla; no es un capricho ni chantaje ni mucho menos extorsión señor delegado, usted no está viviendo en carne propia la desgracia del pueblo. El antorchismo le da la razón al decir que es un recurso público que se obtiene por el pago de impuestos y está para servir a quien más lo necesita, sírvase este medio para que le digamos: sea usted congruente.
¿Qué más para el pueblo? Veracruz, tercer lugar nacional con mayor pérdida de empleos; a los 33 meses del gobierno morenista encabezado por AMLO, no ha creado empleo formal, solo reponen los que se perdieron, se tenía 20 millones 457 mil 926 puestos de trabajo, hoy solo se tiene 20 millones 421 mil 823, es decir, 36 mil posiciones menos de lo que se tenía el primero de diciembre de 2018. ¿Qué pasa con los jóvenes que se incorporan cada año a la fuerza laboral? Se van a la informalidad laboral. Todas las personas que se han incorporado que son más de 2.2 millones, se han ido no a la población económicamente activa (PEA). Y ahí tenemos cerca de 8 millones de jóvenes disponibles. Y no trabajan porque no encuentran empleo. Toda esa población no encuentra un empleo formal (Centro de Estudios del Empleo Formal).
Educar al pueblo no debe ser demagogia, hoy más que nunca debemos hacer que el pueblo se politice o mejor dicho hacer que conozca en lo más hondo la realidad y por lo tanto exigir la comprobación de lo que escuchan y leen de manera científica; esto debe ser acuerpado por un gobierno que sea dirigido por hombres y mujeres surgidos de las entrañas del mismo pueblo y accione en construir un sistema económico más equitativo, que haya creación de empleos y bien pagados o las futuras generaciones pagaran la factura más cara.
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