Volvimos a la realidad, al trajín del día a día y lamentablemente vemos que el optimismo y la felicidad que a muchos nos invadió durante los días de descanso no fueron lo suficientemente fuertes como para borrar los problemas que enfrentamos diariamente.
Pasaron seis años del gobierno obradorista y ahora los mexicanos estamos peor que cuando él asumió el poder.
Sigue aquí la falta de empleo, de dinero, no sólo para tener en la mesa una comida nutritiva; a veces ni para eso y ni siquiera alcanza para consultar a un buen médico que ayude a curar nuestros males físicos. A veces no podemos comprar medicinas genéricas; incluso en estos tiempos de frío cruel que invade las casas de cualquier nivel social.
Lo peor sucede cuando este frío se cuela por todos lados en las casas hechas con materiales de desecho, donde, desgraciadamente, la gente no tiene suficiente ropa de abrigo para enfrentar el clima que los obliga a calentar sus viviendas con leña o carbón, lo que, en más de una ocasión, ha provocado sucesos mortales.
No niego que los días de descanso que millones de personas tomamos a fin de año son buenos porque permiten limpiar la mente de problemas, recargar energías y enfrentar con mejor ánimo las dificultades cotidianas. Sin embargo, debemos recordar que, desgraciadamente, no todos los mexicanos gozan de ese beneficio.
En México, 54 millones 300 mil personas se dedican al comercio informal, y todos sabemos que es precisamente en la temporada de fin de año cuando trabajan más, mucho más, porque la gente tiene más dinero gracias a los aguinaldos.
Además, como la ideología burguesa nos empuja a comprar regalos para demostrar cariño y agradecimiento, ese dinero extra termina en los grandes almacenes que venden mercancías a precios excesivos.
Como alternativa para los bolsillos más limitados, están las mercancías de los mercados populares, conocidos como tianguis o los puestos callejeros que ocupan prácticamente todas las calles del país… al menos en aquellas donde las autoridades municipales los han permitido, pues en algunas ciudades, como Toluca de Lerdo, han sido perseguidos.
Durante todo el mes de diciembre y hasta el 7 de enero de 2025, vimos a los vendedores ambulantes en las calles, tanto de día como de noche, enfrentando el clima inclemente y ofreciendo sus mercancías, de menor calidad, pero a un precio mucho más bajo que en las tiendas de conveniencia; esos grandes establecimientos comerciales que satisfacen necesidades cotidianas.
El crudo invierno ha causado un incremento en las infecciones respiratorias agudas, como la influenza estacional y la gripe. Aunque las autoridades de salud aseguran que el sistema público “no está saturado y no se han emitido declaraciones de emergencia”, esto no aplica para los vendedores ambulantes, quienes no están registrados en el IMSS, en el ISEM o en ningún otro sistema de salud porque no pagan las cuotas correspondientes.
Miles de vendedores ambulantes, por lo menos los que trabajaron toda la temporada en los tianguis de Chimalhuacán, Estado de México, ahora están enfermos de gripe fuerte o influenza y no pueden atenderse en instituciones de salud por no ser derechohabientes, y lo máximo que logran es acudir a farmacias de bajo costo.
Sin embargo, los más pobres ni siquiera pueden acceder a eso y recurren a remedios caseros como bebidas calientes y paracetamol, paliativos que ayudan momentáneamente pero no curan la enfermedad. Esto provoca que no sólo ellos caigan enfermos, sino también sus hijos y adultos mayores en el hogar.
Este es sólo uno de los problemas en los que los mexicanos estamos peor, a pesar de que López Obrador prometió un sistema de salud “mejor que el de Dinamarca”.
Como muchas otras promesas de él y de la ahora presidenta Sheinbaum, esta no se realizará, ya que no han sentado las bases económicas para lograrlo. Simplemente creen que llegará con sus buenos deseos, pero en realidad son engaños envueltos en mucha publicidad para convencer al público.
Pasaron seis años del gobierno obradorista y ahora los mexicanos estamos peor que cuando él asumió el poder. Es cierto que las ayudas a adultos mayores y las becas han beneficiado a algunos, pero apenas les alcanzan para satisfacer necesidades menores, como comprar pañales, medicamentos, libretas o libros.
Estas ayudas son paliativos que no resuelven la vida de nadie. Con 6 mil pesos que reciben cada dos meses, los adultos mayores no pueden cubrir todas sus necesidades y lo mismo ocurre con los 2 mil pesos que se entrega a los jóvenes.
Aunque estas ayudas son un apoyo, la solución de fondo radica en tener un gobierno que represente verdaderamente los intereses profundos de la gente: que instrumente políticas públicas para exigir a los empresarios y empleadores trabajos bien remunerados y suficientes para todos los mexicanos en edad de trabajar; que construya instituciones públicas de calidad que brinden educación suficiente para que los estudiantes generen tecnologías de última generación y México no dependa de la tecnología estadounidense, alemana, japonesa, china u otras.
Es necesario contar con instituciones de salud accesibles para toda la población y de calidad, que no dejen morir a personas por enfermedades tratables, como gripe o infecciones estomacales, ni a quienes padecen cáncer u otros males provocados por factores como la mala alimentación.
También se requieren espacios públicos donde todos los mexicanos puedan recrearse y vivir felices durante todo el año, no sólo en la época navideña.
Lograr esto exige una fuerte organización popular que ponga freno a los engaños de los gobiernos federal, estatales y municipales. Para ello, los mexicanos debemos, en primer lugar, informarnos y analizar si lo que dice la presidenta en sus “Mañaneras del pueblo” es cierto o una falacia.
En segundo lugar, es necesario unirnos al Movimiento Antorchista Nacional, para que juntos formemos un partido político que represente los intereses de la mayoría.
En seis años, podemos luchar por el poder político federal, llegar a la presidencia de México y, desde ahí, tomar las acciones necesarias para que los mexicanos disfruten los beneficios de un verdadero gobierno del pueblo. Antorcha ha demostrado que puede gobernar y que siempre lo hará a favor de los más necesitados.
Ahora más que nunca necesitamos organizarnos para defender nuestra patria de las amenazas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cuyas declaraciones no parecen conducir a otro camino que a la invasión de nuestro territorio.
La fuerza de Antorcha y de los mexicanos bien nacidos debe enfocarse en crecer para conquistar el poder político del país y en defender a México del embate extranjero.
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