Hay algo que el gobierno municipal de Ixtapaluca, Estado de México, no ha querido entender: están ejerciendo su segundo periodo de administración más por las circunstancias nacionales que por su buen desempeño en el trienio pasado.
Cada vez hay más manifestaciones de inconformidad, como las generadas por el irracional aumento en los precios del agua potable, mientras el municipio se hunde en mayor deterioro.
No es que el actual presidente municipal gobierne nuevamente gracias a sus resultados, sino porque la corriente morenista nacional los arrastró hacia una reelección inmerecida, aunque la mayoría de la población deteste a esta administración y a sus funcionarios.
Según los datos finales del conteo de actas y votos del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), sólo dos de cada diez personas votaron por Felipe Arvizu. De las ocho restantes, cuatro votaron por un cambio y las otras cuatro no salieron a votar por ningún candidato, lo cual puede interpretarse como indiferencia o como un rechazo implícito a todos.
Como otra conclusión, podemos decir que, por cada diez votantes, cuatro apoyaron a Arvizu, mientras que seis votaron en su contra, a favor de otro candidato, quienes pugnaron por un cambio. Es decir, la mayoría de la población optó por que Felipe Arvizu, su familia y sus compadres no siguieran en el poder.
Y esto es precisamente lo que no quiere aceptar el actual alcalde: la mayoría de la población rechaza su gobierno, su forma de no atender asuntos relevantes y los escándalos en los que se ha visto involucrado, incluso algunos de sus familiares. Un ejemplo de ello es Rodolfo Chávez, el exdirector de seguridad de Ixtapaluca, detenido por supuesta delincuencia organizada, quien tiene vínculo familiar con el alcalde.
Recientemente, una empresa encuestadora denominada Rubrum dio a conocer los resultados de un estudio realizado a finales de diciembre. En este, se formularon diversas preguntas a los habitantes del municipio, y los resultados reflejan que el pueblo de Ixtapaluca no tiene expectativas positivas respecto al gobierno de Arvizu.
Por citar algunos datos: ante la pregunta “¿Cree usted que el desempeño de la nueva administración mejorará respecto a la anterior?”, solo dos de cada diez respondieron que sí mejorará, mientras que tres dijeron que seguirá igual y cinco que empeorará.
Cuando se preguntó: “¿Cuáles son sus expectativas respecto a la seguridad en Ixtapaluca con la nueva administración?”, solo una de cada diez personas dijo que mejorará, cuatro que seguirá igual y cinco que empeorará.
Este es el grado de confianza que el gobierno de Arvizu inspira en la población de Ixtapaluca.
Alguien podría preguntar: “¿Y entonces por qué ganó?”. Reiteramos, por las circunstancias, las cuales varían según el momento. Ahora, parece que todo está cambiando, mientras la crisis social en Ixtapaluca se agrava.
Cada vez hay más manifestaciones de inconformidad, como las generadas por el irracional aumento en los precios del agua potable.
El municipio se hunde en mayor deterioro: sus calles, espacios públicos, luminarias e infraestructura carecen de mantenimiento. El panorama se vuelve más sombrío, la calidad de vida disminuye, la pobreza aumenta y la desesperanza se adueña de la población, que además carga con los problemas nacionales e incluso internacionales.
Ante este escenario, hay dos opciones: ¿nos quedamos mirando cómo todo se derrumba o salimos a exigir que el gobierno trabaje?
Los antorchistas no somos partidarios de la pasividad, sino de la acción. Creemos que no se trata solo de interpretar el mundo, sino de transformarlo.
Por esta razón, iniciaremos una serie de manifestaciones. Primero, entregamos un pliego con las peticiones más urgentes de toda la población del municipio y lucharemos por su solución. Este es el cuarto pliego petitorio anual que se presenta al gobierno, y hasta ahora los resultados han sido nulos. Invitamos a la población de Ixtapaluca a unirse a estas jornadas de protesta que se aproximan. Ixtapaluca lo necesita.a
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