MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Reducción al presupuesto, golpe a salud y educación

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Sale a la luz, por declaraciones de los “contrarios”, que existirán recortes para el próximo año en materia de salud, educación y otros tantos sectores. Así, Baja California tendrá menos recursos para invertir en estos sectores; sin embargo, se aumenta el presupuesto para apoyos sociales, situación que agrava cada vez más la condición de vulnerabilidad de los mexicanos y, en particular, de los bajacalifornianos.

Estas declaraciones son dadas por el blanquiazul César Damián Retes, luego de presentarse el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, donde se señala que, para el próximo año, el estado recibirá 67 mil 707 millones de pesos, lo que representa menos del 1 % del presupuesto que entregó el Gobierno de México al Poder Legislativo.

El número de mexicanos sin acceso a servicios de salud pasó de 20.1 millones a 50.4 millones, mientras se prioriza el gasto en programas sociales temporales.

El documento, a decir del diputado, plantea 40 % menos de recursos para la salud, una reducción de 88 millones de pesos a las aportaciones federales para la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), así como cero pesos para el Fondo de Aportaciones a la Seguridad Pública.

Esto se compara con el hecho de que 18 programas sociales tienen incremento, además de que se contempló la creación de otros nuevos, como el de Médico en tu Casa o el Programa de Vivienda Social.

Aunque esto pareciera algo novedoso, se ha demostrado por todos lados que los programas sociales no combaten la pobreza. Contrario a esto, la incrementan, pues se deja de invertir en materia educativa, en materia de salud y demás. 

Vemos que en Baja California educación y salud están en crisis; lo hemos visto desde la pasada pandemia y ahora con la creación del hospital en la zona este de Tijuana, donde no existe solvencia económica para la compra de medicamentos o el pago a sus trabajadores.

Esto mismo ocurre en las escuelas, donde se ha denunciado que existen instituciones educativas que están cerradas al no habérsele pagado a los maestros y, en otras, no existen maestros contratados. Sí, a medio ciclo escolar, los estudiantes no han entrado a clases por esta misma condición.

Aunque los programas sociales representan un aliciente momentáneo para las familias, estos no terminan con la necesidad; como la píldora, sólo quita el dolor por un rato, pero no la enfermedad. Los programas quitan el hambre por un rato, pero la situación de pobreza se mantiene en millones de mexicanos.

Pareciera que estamos en contra de la entrega de apoyos sociales, pero no: la manera en la que se plantea esta entrega es errónea por el simple hecho de que se condiciona o la entrega de apoyos o la ejecución de obras públicas como pavimentaciones, escuelas nuevas, drenaje, agua potable, electrificaciones, centros recreativos, entre muchos otros.

A nivel nacional los datos son perturbadores. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que el número de personas sin acceso a seguridad social durante el año 2022 fue de 64.7 millones. El organismo explicó que los mexicanos con carencias en acceso a servicios de salud pasaron de 20.1 millones a 50.4 millones, lo que significa que el 39 % no pudo acceder a atención médica adecuada.

Esta carencia, señala el estudio del Coneval, continúa siendo la de mayor prevalencia entre las condiciones de pobreza en el país, subrayando una preocupante realidad social. 

También reveló que el 38.3 % de las personas encuestadas reportaron estar afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), seguido por un 13.1 % que tenían acceso al desaparecido Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).

Los programas sociales son parte del sistema económico en el cual vivimos. Así, desde la época del PRI, estos han surgido como un aliciente al hambre. Hoy siguen, pero se les ha dado mayor inversión, dejando de lado lo que realmente la tiene, pues hoy en día se entrega una despensa a cambio de una calle pavimentada, se entrega una tarjeta dejando a las familias mexicanas sin salud y sin educación.

Hoy en día estos rubros básicos se condicionan, y si seguimos así, seguirá creciendo el número de personas en condiciones de pobreza.

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