Quizá, querido lector, a estas alturas, ha llegado a ti, información acerca de la Reforma Judicial y por ende, te han surgido las preguntas de ¿qué intereses persigue? y ¿cuál es el destino de nuestro país en caso de concretarse?
Pues bien, primero hay que tomar en cuenta que, a pesar de que se levanten las millones de voces (como las que ya hemos visto lo han hecho al unísono jueces, magistrados, estudiantes, profesionistas y más), no es tan sencilla la cuestión porque todo indica que con el peso legislativo que tiene el partido en el poder (Morena), la reforma va sí o sí.
La reforma judicial que impulsa el Gobierno actual no sólo amenaza con socavar la independencia del Poder Judicial, sino que también podría conducir a un retroceso autoritario al aglutinar los tres poderes de la unión en una sola entidad controlada por Morena.
Como es de conocimiento público, el Supremo Poder de la Federación se divide en Ejecutivo (el presidente de la república), Legislativo (Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores) y Judicial (jueces, magistrados y ministros), esto a partir de la Constitución promulgada en los lejanos años de 1824 que, como una circunstancia previa a su publicación, proclamó el principio de división de poderes en un Acta Constitutiva de la Federación.
Ahí dispuso en su numeral noveno la división de poderes, prohibiendo que “estos tres poderes se reunieran en una corporación o persona”. A pesar de las múltiples modificaciones a las que nuestra Carta Magna ha sido objeto, este principio ha sido válido hasta nuestros días.
Es cierto que los distintos poderes de nuestro país, y en concreto, el Poder Judicial de la Federación, a quien hoy debemos la redacción de estas líneas, muestra grandes deficiencias; sin embargo, ningún objetivo de la reforma, propuesta por el Ejecutivo el 5 de febrero de 2024, pretende abatir verdaderamente alguna de estas y las podemos enlistar. Veamos.
La iniciativa de reforma judicial, hoy en discusión, contempla en sí, cambios en el sistema de impartición de justicia a nivel federal y estatal, destacando: la elección de jueces por “voto popular”, cambios procesales para garantizar una justicia “pronta y expedita” y la creación de un tribunal encargado de la “disciplina judicial”.
Sin embargo, son más los problemas que pueden salir a relucir en las propuestas, que soluciones.
El planteamiento del Ejecutivo es que “el pueblo bueno debe decidir quiénes ocuparán los puestos de jueces, magistrados y ministros”, pero más bien, de lo que se trata es de una buena tajada disfrazada de “democracia” en el que se pretende hacer creer a los mexicanos que son tomados en cuenta a través del “voto popular”.
Esto se evidencia por ejemplo, en la elección de ministros pues se habla de que habrá “mayor oportunidad” para quien haya estudiado la licenciatura en Derecho o quien sea abogado con experiencia mínima de un año, porque podrán contender, los requisitos son “mínimos” y lo mejor es que será sin responder a intereses.
Sin embargo, lo que no te dicen es que, en efecto, si estudiaste Derecho te puedes inscribir, pero la decisión de si vas o no a la elección, la hacen los que tienen el poder, o sea Morena.
Esto se confirma en la propuesta del proceso de elección pues, dicen, habrá 30 aspirantes que serán seleccionados por los “comités de evaluación” de cada uno de los poderes: el Ejecutivo (o sea Claudia Sheinbaum) va a escoger a diez, el Legislativo también escoge diez (cinco en Cámara de Diputados y cinco en Cámara de Senadores) —donde por cierto, Morena tiene mayoría— y el Poder Judicial también elegirá diez (por quienes no tenemos idea de quiénes conformarán los comités).
Todo lo anterior se reduce a que en la realidad, los mexicanos iremos a votar pero por quienes ya decidieron los de Morena y entonces, en los hechos no se certificará uno de los principios básicos que debe desempeñar un juzgador: la imparcialidad. Palabras más, palabras menos, la “justicia” estará en manos de Morena.
Por otra parte, desde el aspecto económico, es decir, si es viable la reforma porque “así se reducirán los gastos en el poder judicial”, deja mucho que desear, pues es claro que, de entrada aumentarán los costos del erario porque para desarrollar una elección popular de las judicaturas, federal y estatal, implicará movilizar personal, imprimir papeletas, cubrir viáticos, entre otras actividades.
Por otro lado, debido a que en la reforma se propone que el presupuesto correspondiente al Poder Judicial entrará a negociación y será discutida por los legisladores, se viola una de las garantías de independencia del Poder Judicial: el de “remuneración fija” puesto en disposición en el párrafo noveno del artículo 94 constitucional, que presupone, por un lado, la inhibición de posibles presiones y, por otro, la seguridad de un trabajo que debe ser bien remunerado.
Por tanto, ahora, al ser negociable el presupuesto de dicho organismo judicial, se comprometerá flagrantemente su independencia, sometiéndolo a los intereses de quienes tendrán la facultad de aprobar dicho presupuesto (los legisladores de Morena, al tener mayoría en ambas Cámaras).
Con todo lo anterior, podemos darnos cuenta de que es casi un hecho que esta reforma será aprobada, porque el peso legislativo hoy, lo ostenta Morena; pero eso, no debe frenarnos a decir la verdad y advertir que dicha reforma significa un retroceso en el desarrollo político de nuestro país porque pretenden aglutinar los tres poderes de la unión en una sola, que en términos más o menos, conduce a un autoritarismo.
Está claro que hoy, Morena demuestra su verdadera cara e intenciones. Sin embargo, debido a que somos más los mexicanos a los que nos vulneran nuestros derechos, no sólo con las modificaciones a reformas sino también al tenernos con un sistema de Salud que no nos atiende ni nos cura; con un plan ineficiente en contra de la inseguridad (y motivo por el que a diario, salimos de casa con la inquietud de no ser expuestos a un asalto violento), con un sistema Educativo en crisis (en el que nuestros niños y jóvenes estudiantes no tengan ni lo elemental como butacas, aulas dignas, espacios recreativos), entre otras que omito para no cansar la lectura.
Afirmo que esta lucha la ganaremos las mayorías, pero sólo alzando la voz y organizándonos en un solo frente, entonces que así sea.
Por nuestra parte, el Movimiento Antorchista, fieles a nuestro ideal, seguiremos luchando por despertar al pueblo mexicano, concientizándolo y luchando para en un futuro construir ese país, j
0 Comentarios:
Dejar un Comentario