En el último día del año, escribía yo que íbamos a necesitar más que buenos deseos para lograr el bienestar personal y común, pues a pesar de todas las buenas vibras de todos los que a las 12 en punto de la noche se concentraron y desearon paz, amor, armonía, salud, trabajo, dinero, entre otras bondades; no sería lo único por hacer.
Y hoy sostengo lo que dije porque a 15 días de iniciar el año y apenas terminando los festejos, con la tradicional rosca de reyes, el panorama que se pinta para 2023 no es alentador, más bien da temor.
Por principio de cuentas, está el tema de seguridad en nuestro estado y país, tema no resuelto por el actual gobierno y donde nos quedan mucho a deber. Terminamos 2022 con altas cifras de homicidios e iniciamos el año con una terrible escena trágica donde se aparenta la eficacia de la Guardia Nacional (GN) al capturar a uno de los capos más temidos en el país, hijo del mentado y conocido Chapo Guzmán. Y aquí, aunque pudiéramos darle el beneficio de la duda a la GN por las experiencias pasadas y vividas por todos nosotros, ya sabemos lo que nos espera, más terror y más violencia.
Así lo demuestran los actos seguidos después de la captura; tan solo en Colima, “matan a siete en pocas horas”, así lo publicó el Diario de Colima, el 06 de enero de 2023. Y en Culiacán y los alrededores, el narco respondió con 19 bloqueos, ataques a instalaciones militares, aeropuertos entre otros. Decir que la detención de este famoso capo nos traerá la paz y seguridad es como seguir creyendo que los Santos Reyes viajan en sus animales volando por el cielo.
Siguiendo con la cuenta, tenemos la inflación que no para, aunque en la mañanera se diga que se tiene control sobre ello, la verdad es que el dinero ya no alcanza, no se completa para la comida o para el pago de servicios. Por ejemplo, una de las molestias más sentidas por la comunidad porteña de Manzanillo fue el aumento exagerado y abusivo del cobro de la energía eléctrica, en muchos de los casos fue del doble de lo acostumbrado, y estoy segura de que muchos como yo intentaron ir a la CFE a indagar si no se trataba de un error, terminando más confusos y molestos porque, al final de cuentas, tuvimos que pagar o preferir quedarnos sin energía eléctrica porque nadie supo o quiso darnos respuestas.
Por si fuera poco, tenemos en puerta la amenaza de un repunte en la pandemia por covid-19, con una variante más para la historia. Una de la que poco se ha hablado, pero que ya se empieza a notar su daño, y, por el contrario, no hemos sabido de una nueva vacuna o un progreso en las existentes, es más, ya no se han promocionado los refuerzos. Seguro que, porque todos estábamos ocupados con los festejos, viendo globos aerostáticos.
Y en el mismo tema de salud, es decepcionante y muy triste descubrir la malísima calidad de la salud pública. Días atrás escuché decir a un doctor que, en México, en cuestión de salud pública, las miradas están puestas en los servicios de especialidades, descuidando la prevención de la salud, es decir, se invierte mucho más recurso y personal en atender las enfermedades crónicas degenerativas que en la prevención de estas; y el día de ayer lo pude constatar con la lamentable perdida de una vida de un bebé esperado por sus padres, abuelos y demás familiares, pero una negligencia médica impidió salvarlo, la mala atención de la paciente embarazada, la falta del seguimiento puntual y preciso a su caso ocasionó la muerte de su esperado bebé. ¿Cuántos casos como este suceden cotidianamente sin que nos demos cuenta? Por lo que escuché entre pasillos del hospital, no pocas; y eso es verdaderamente lamentable y muy muy triste.
Es verdad que, para hacer un análisis más profundo de la realidad, debo considerar más elementos, que, por supuesto existen, pero por obvio de espacio no puedo mencionarlos aquí. Sin embargo, con lo que argumento, ustedes y yo podremos darnos cuenta, que la realidad nunca deja de mostrarnos las verdaderas causas de los problemas y tampoco nos deja soñar por mucho tiempo, pues tan solo hace unos días nuestros corazones saltaban de alegría y buen ánimo por la espera de un nuevo año, una nueva etapa, un nuevo ciclo, que fuera mejor que el pasado. Pero aquí está nuestro Año Nuevo, aunque de nuevo solo tenga el número, pues evidentemente es la consecución de los hechos pasados. Nos guste o no, así es.
Y como lo dije, lo que creo que debe ser novedoso es nuestra actitud ante los problemas, dejarlos pasar como burbujas de jabón no es una opción, es hora de entender que debemos actuar como una sola especie, empáticos unos con otros, solidarios, pero sobre todo unidos a la hora de defendernos y exigir nuestros derechos.
Pensar que los problemas se van a detener solos es una utopía, pues todo qué tiene su por qué, nada es casualidad, todo es, causa y efecto. Ojalá que lo entendamos y más tarde que nunca, decidamos unirnos para combatir a lo que verdaderamente nos oprime y hostiga.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario