Compañeros antorchistas, amigos que nos acompañaron en nuestra lucha durante todo el 2024, creo que todos sufrimos las consecuencias de un sistema que cada día nos explota de una manera brutal, sin ningún sentimiento o preocupación por el futuro de esta sociedad.
Pareciera que regresamos al pasado. Nos podemos confundir: ¿es Morena o es el PRI? No, es Morena con los mismos gobernantes, los mismos que visten y calzan.
Ciegos por el interés de hacer crecer sus ganancias, están llegando al grado de saquear al país. Lo están dejando sin reservas, con una deuda pública históricamente escandalosa, la más alta en la historia de México, con una descomposición en muchos aspectos: corrupción, inseguridad, pobreza, autoritarismo, etcétera.
Para sostenerse en el poder, tienen que recurrir a la mentira, a la simulación, a amenazar, extorsionar y comprar medios para que les ayuden a maquillar la realidad.
Ahora estamos viviendo una crisis en todos los sentidos, pero lo más novedoso es la crisis en Palacio Nacional. Son ya muchos los que sostienen que se está trabajando para quitarse a algunos personajes incómodos al poder que encabeza la presidenta.
Además, los mismos órganos oficiales anunciaron algunos casos de corrupción en el Infonavit y algunas dependencias del gobierno federal. Al parecer, la manzana se está pudriendo por dentro.
Este 2024 fue uno de los peores años, porque fue este en el cual se culminó la destrucción iniciada hace seis años. Se destruyó el poder judicial, la separación de poderes y la certeza jurídica, la defensa judicial de los derechos individuales y los contrapesos a un ejercicio autoritario del poder.
Este año se perdió la libertad política y la libertad económica. Todos estos problemas dejan ver el verdadero rostro de Morena y sus aliados, que están ahí no por convicción, sino por ambiciones personales y de grupos con miras al 2030.
La oposición en el pasado terminó dividiéndosep; ahora Morena vivirá desafíos similares. Y este tipo de problemas no los van a solucionar con reuniones o fotos, porque están olvidando que lo que está en juego es el poder económico y político del país.
Estamos viviendo un infierno. La violencia criminal crece, y ahora estamos viviendo una descomposición con actos inhumanos, algo nunca antes visto. Se mata a presidentes municipales, políticos, empresarios, personas de la sociedad civil, mujeres y niños.
Estados como Guerrero, Zacatecas, Chiapas, Chihuahua, Jalisco, Tamaulipas, Guanajuato, Baja California, Estado de México y Sinaloa son una prueba de lo que pasa en todo el país.
Ahora sí, como dijo José Alfredo Jiménez: “la vida en México no vale nada”. Porque aquí se vive bajo el fuego de los criminales. Vivimos una amarga Navidad con 50 personas asesinadas en Nochebuena.
En pleno 24 de diciembre, 54 personas perdieron la vida por homicidio doloso, según el informe diario de seguridad del gobierno federal. Las ciudades con más homicidios fueron: Guerrero, Morelos, Estado de México, Baja California, Guanajuato y Jalisco.
En diciembre murieron mil 610 personas. Otro problema es la salud, que ya es un desastre: 67 millones de mexicanos sin seguridad social, 50 mil desaparecidos, 100 mil personas desplazadas por violencia y miles afectadas por desastres naturales, carreteras cerradas y otras intransitables porque, según, no hay recursos para arreglarlas.
La mitad de los municipios está en pobreza o en inseguridad, así lo hizo saber el diario oficial de la federación. La nota dice que mil 345 de los 2 mil 477 municipios del país registraron altos índices de pobreza o violencia.
Para colmo, el nuevo gobierno está dejando en el olvido el problema de la pobreza en el país. Lo mismo pasa con la salud, la educación y la seguridad, totalmente olvidadas.
Ya comprobamos que prometer un sistema de salud como el de Dinamarca fue sólo una falacia, porque nuestro país está retrocediendo en todos los aspectos. Ahora ya no se toma la molestia de simular la democracia. Existen miles de denuncias por actos anticipados en contra de la actual presidenta.
Vivimos un periodo en nuestra historia de retroceso. Ahora, como en el pasado, Morena controla todo: las cámaras de senadores, de diputados, así como el poder judicial.
Pareciera que regresamos al pasado. Nos podemos confundir: ¿es Morena o es el PRI? No, es Morena con los mismos gobernantes, los mismos que visten y calzan.
Nos urge una transformación en los hechos que, en la realidad, ayude al pueblo en general y no a unos cuantos. Nos urge seguridad para todos, educación, salud, justicia fiscal y ser un país que pueda competir económicamente.
Necesitamos trabajo para todos, salarios dignos, y que se deje de trabajar solo para unos cuantos. Y que esos pocos que hasta ahora se han adueñado de la mayoría del capital, al menos paguen impuestos.
Necesitamos un verdadero cambio, y ese cambio sólo lo puede hacer el pueblo organizado.
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