El siglo XXI comenzó el 1 de enero de 2001 y terminará el 31 de diciembre de 2100. En lo que va recorrido hemos visto hechos bélicos y económicos-sociales que lo marcan contundentemente.
En el campo de la guerra: al arranque del siglo, como disparo de banderazo de salida, tenemos el atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, que sirvió de ariete para iniciar la guerra en Afganistán, y dos años más tarde en Irak; en el año 2011 la llamada Primavera Árabe en los países de Oriente Medio, destacando la guerra de Libia de 2011 y la guerra civil siria. Como dejar pasar la guerra civil en Ucrania, en 2014, la conocida como Euromaidán, que en los últimos meses ha dejado, ver a todas luces, el plan de dominación del mundo por parte de Estados Unidos (EE. UU.).
En el campo de la economía, en los años que lleva el siglo, oficialmente se encuentra registrada la crisis de 2008, sin embargo, la economía mundial ha venido tropezando bajo la sombra del sistema de libre mercado, sistema que, durante la pandemia, iniciada a finales de 2019, mostró sus deficiencias por el impacto de contagios y muertes en EE. UU.
Por otro lado, hemos visto el ascenso de China en la economía mundial, con una forma genuina de organización socioeconómica. También, nadie puede negar la importancia de Rusia en la geopolítica.
El avance de las telecomunicaciones, en este periodo de siglo, son las llamadas redes sociales; es un hecho que no podemos pasar por alto, ya que la difusión de la información no había alcanzado en la historia tal grado de desarrollo, sin embargo, este sector está controlado por un puñado de compañías, las cuales deciden que debe informarse a la masa, como es obvio no difundirán nada que valla en contra de los intereses del sistema al cual sirven y del cual sacan jugosas ganancias. Este elemento le ha servido al sistema para lo que se conoce como: reproducción de las relaciones sociales de producción.
La automatización en el proceso de producción se ha desarrollado, tanto que el salario de un obrero se obtiene en minutos, siendo mayor la tasa de ganancia para el capitalista.
Martha Harneker en su libro ¿Que es la sociedad?, dedicó un apartado a las contradicciones del capitalismo, mencionando como la fundamental: al carácter cada vez más social de las fuerzas productivas y el carácter privado, cada vez más concentrado, de los medios de producción. Lo cual quiere decir que la producción se hace cada vez más dependiente de la participación de terceros, tanto dentro como fuera de la fábrica, por ejemplo: el campo actual no se puede hacer producir sin la intervención de maquinaria, químicos, semillas mejoradas. Materiales que, incluso, se tienen que traer de otros países, productos realizados por trabajadores que se relacionan con nuestro campesino al haber realizado un medio de producción, que consumirá indirectamente, para hacer producir el campo. La producción se socializa, depende de varios elementos, de varios personajes que al fallar o moverse uno altera todo el proceso de producción.
Ahora bien, toda esta producción socializada; es decir, que produce toda una sociedad, se concentra en solo unas cuantas manos o en una sola mano. He aquí la contradicción: muchos trabajan para que uno solo se apropie del valor de ese trabajo.
Esta parte que nos enseña Harneker, de manera muy pedagógica, nos da la óptica con la que tenemos que ver en los años que lleva este siglo: como esta contradicción se ha agudizado, como el desarrollo tecnológico, digital y científico ha servido para explotar más a los obreros.
Las guerras encabezadas por Estados Unidos (EE. UU.) son parte de esta contradicción al buscar mercados, recursos naturales y mano de obra, para alimentar al Moloch del capitalismo.
El desarrollo en las comunicaciones ha servido para manipular de una manera increíble la mentalidad de la gente, a tal grado de afirmar que una cosa es blanca solo porque ellos lo dicen, cuando en realidad es negra. Como cuando en su locura El Quijote, en la venta, convenció a los que lo seguían que la bacía del barbero no era sino el yelmo de Mambrino y las albardas, un jaez.
El hecho ineludible es que la pobreza crece, que la riqueza se concentra, en fin, que la contradicción fundamental del capital, que descubrió Marx, se cumple como ley científica y que nadie, debe de dejar de ver, sobre todo los pobres y menesterosos como nosotros porque eso no nos conviene. Organicémonos, eduquémonos y luchemos por lo que de hecho es nuestro. No hay nada que perder más que nuestra miseria, o como decía Marx, más que nuestras cadenas.
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