Las cuestiones climáticas son un problema natural y se requiere tener un verdadero plan de contingencia paras los casos que nos afectan gravemente, la historia nos da un panorama muy detallado de las muchas ocasiones en el que la humanidad ha tenido que sucumbir ante los desastres naturales y poner en marcha la solidaridad entre el ya que si viene siendo cierto esto, también va surgiendo una fracción de gente insensible que mientras no sea su persona la que padece los males poco les interesa lo que les pase a los demás. Esto no es algo nuevo, lo vimos por ejemplo en el terremoto del 85 o el reciente de Oaxaca y no se diga las tormentas Jimena, Newton y las muy constantes inundaciones en la CDMX y otros estados, que por las lluvias intensas se ven afectados, dejando a las ciudades, comunidades y colonias por debajo del agua. Tal es el caso que hoy padece Tabasco, que con las tormentas, lluvias intensas y no olvidando la participación del gobierno federal que por querer quedar bien con la clase empresarial, abrió la presa de las Peñitas supuestamente para liberar la presión, decisión que se toma por el mandatario Andrés Manuel López Obrador y no por una decisión en la cual los tabasqueños estuvieran mínimamente enterados.
Esto es un claro ejemplo del tipo de gobierno autoritario que ejerce el presidente de México, haciéndose y deshaciendo tuertos dónde nunca los hay con tal de satisfacer su ego, sin ver más allá de las consecuencias de las malas decisiones que se toman sin tener un estudio a profundidad de las causas y posibles alternativas para darles solución.
Primero, la afectación de las viviendas de los tabasqueños más humildes que residen en la planicie cerca de la presa Peñitas es un ejemplo claro de las malas decisiones del gobierno autoritario de AMLO, que decidió inundar la planicie.
Segundo, el nulo apoyo del Gobierno morenista para los damnificados que hoy no tiene un techo, vestido o calzado y alimentos.
Tercero, sumando la actual crisis de la pandemia por la covid-19, las inundaciones en 16 de los 17 municipios de todo el estado de Tabasco, la poca sensibilidad del presidente de la República hacia el lugar y el pueblo que lo vio nacer y crecer, renegando así su origen indígena y por último, haciéndose la víctima por cuestionamientos que le hacen de su mal trabajo de los dos años que van en curso, el pueblo mexicano no se queda de brazos cruzados para mandar enseguida todo el apoyo a sus hermanos tabasqueños que hoy los necesitan.
Por último, urge un plan hídrico para salvar a Tabasco y no una refinería que mate a Tabasco. Para ello se requiere no un gobierno autoritario como el que hoy gobierna, sino un gobierno encabezado por el pueblo organizado, que se preocupe por cómo resolver los problemas sociales de nuestro país.
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